El intestino dispone de un sistema inmunitario muy eficaz, dada la extensa superficie de contacto con el exterior, teniendo como objetivo principal responder a cualquier intrusión a través de la fina barrera intestinal. Es sabido que más del 70% de las células inmunitarias del organismo se encuentran en el intestino y forman el GALT (Gut-associated lymphoïde tissue). GALT es un sistema de defensa específico, formado por linfocitos, células plasmáticas y macrófagos, aislados y organizados. Por lo tanto, el intestino es el lugar en el que se produce un número importante de anticuerpos e inmunoglobulina A secretora, desempeñando un papel en la defensa local, pero también tiene una función de control de la inmunidad general del organismo1.
Como parte integrante del ecosistema intestinal, se encuentra la microbiota, la cual desempeña un papel muy importante, limitando la implantación y proliferación de bacterias patógenas, así como otras funciones, por ejemplo, la síntesis de ciertas vitaminas, K y B (vit. B5, vit. B8, vit. B9 y vit. B12), siendo útil para las células del intestino, permitiendo resistir puntualmente ciertas carencias2. Todo esto nos permite comprender la relación entre flora intestinal, GALT y el sistema inmunitario general.
En efecto, la flora intestinal o microbiota, la cual se establece activamente a partir desde los 3 primeros años de vida, modula la inmunidad del organismo. Esta maduración del sistema inmunitario, en paralelo al establecimiento de la flora intestinal, es crucial para nuestra salud.
Con un peso de casi 2 kg y compuesta por más de 100.000 millones de bacterias, la microbiota es parte central del ecosistema intestinal. Las bacterias intestinales son una familia muy compleja, estimada en más de 1000 especies y unas 35 000 cepas diferentes, repartidas por todo el sistema digestivo. La composición de la flora bacteriana puede verse influida por diversos parámetros como la herencia genética, tipo de parto, dieta, estrés, entorno, deporte intenso, uso de antibióticos, etc. Así pues, la microbiota es ÚNICA en cada ser humano.
En términos generales se caracteriza por 3 tipos de flora:
La disbiosis puede provocar daños en la mucosa intestinal y debilitar el sistema inmunitario3
Cada vez son más los estudios que sugieren la implicación de la microbiota en muchas enfermedades, incluida inflamación de bajo grado, enfermedades neuropsiquiátricas, enfermedades metabólicas como diabetes y obesidad, alergias, enfermedades intestinales (SIBO, hiperpermeabilidad intestinal, cambios del hábito intestinal estreñimiento), enfermedades cardiovasculares, cáncer.
Por tanto, la relación entre el sistema inmune y la microbiota juega un importante papel en el mantenimiento de la homeostasis o equilibrio del organismo, actuando como determinante en diversos escenarios de salud enfermedad.
El estrés mal gestionado, los desequilibrios alimentarios y la exposición prolongada a contaminantes provocan un desequilibrio en la flora intestinal y debilitan la inmunidad.
Por lo tanto, es importante proporcionar un adecuado apoyo nutricional para el buen funcionamiento del organismo. La prioridad es adoptar una dieta equilibrada y un estilo de vida saludable:
Hoy no quedan dudas de las funciones esenciales de la microbiota intestinal sobre fenómenos tan diversos como la digestión, el metabolismo, la inmunidad y su estrecha asociación con el sistema endocrino y los sistemas nerviosos periférico y central.
Se sabe que los mensajeros químicos (señales moleculares) de las bacterias intestinales se asocian estrechamente con diversos fenómenos. La microbiota guarda un estrecho vínculo con casi todas las enfermedades crónicas actuales (psoriasis, diabetes, Alzheimer, hipotiroidismo autoinmune, obesidad, alergias), enfermedades neuropsiquiátricas (depresión, ansiedad, trastornos de la alimentación entre otros).
El mantenimiento y optimización de nuestro microbioma, así como tratamientos destinados a corregir el disbalance del mismo, son claves para, además de mantener y mejorar nuestra salud, prevenir la aparición de enfermedades.
Es importante recalcar que no solo se ha estudiado la microbiota intestinal y su implicación en enfermedad, el estudio de otras microbiotas, se han relacionado con alteraciones en salud. Cabe mencionar en el contexto inmunológico dado su implicación en el campo de la inmunología reproductiva, la microbiota del endometrio, como un determinante para la fertilidad, estudios recientes confirman que la composición de la microbiota endometrial es útil para predecir el resultado reproductivo, por tanto se incorpora a las estrategias de diagnóstico y tratamiento en reproducción asistida e inmunología reproductiva4. Así, se relaciona la baja presencia de ciertas cepas bacterianas en el útero con un peor pronóstico reproductivo, pudiendo ser la causa en algunos fallos de implantación y aborto.
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