Alimentos prohibidos y permitidos con el Herpes zóster

El sistema inmunitario es un sistema complejo e integrado cuya función principal es proteger al organismo de agresiones externas provocadas por alérgenos, agentes tóxicos y microorganismos entre ellos los virus. Entre ellos, el virus de la varicela Zoster.

Diferentes estudios ponen de manifiesto que el mantenimiento de las cantidades óptimas de diferentes nutrientes es esencial para garantizar la síntesis de diferentes factores y mediadores del sistema inmune. Entre los nutrientes y compuestos bioactivos con mayor interés destacan: las vitaminas A, B6, B12, C, D, E, ácido fólico (B9) y biotina (B7); minerales como el zinc, hierro, selenio, magnesio y cobre; proteínas (lactoferrina) y péptidos bioactivos; ácidos grasos omega-3, y otros nutrientes y compuestos bioactivos como fibra, polifenoles, carotenoides, probióticos, etc… que permiten su correcto funcionamiento, es decir, generar las respuesta adecuadas para defendernos y protegernos de la agresión, en este caso, la infección viral.

La importancia de la alimentación

“Que tu medicina sea tu alimento y el alimento tu medicina”. Esta frase de Hipócrates muestra una realidad que todos podemos intuir: la dieta que seguimos repercute en nuestro organismo y, según su composición, favorece o impide que nos mantengamos sanos. A partir de la década de los 60, la relación entre alimentación y salud se clarifica, constatándose la interacción entre nutrición e infección.

La alimentación es un determinante de la respuesta a la enfermedad, al afectar la expresión de genes y las vías metabólicas. Y es por ello, que una buena alimentación puede reforzar el sistema inmunitario y ayudar a combatir infecciones virales. De hecho, algunos estudios clínicos, de laboratorio y epidemiológicos, han demostrado que la desnutrición afecta a la mayoría de los mecanismos inmunes del huésped desnutrido y compromete desde la integridad de las barreras físicas hasta defectos más profundos de la inmunidad celular, humoral, sistema complemento y función de las células fagocíticas, lo cual permite considerar al paciente desnutrido como huésped inmunocomprometido.

Por otro lado, la respuesta a un proceso infeccioso y/o viral, depende fundamentalmente de una respuesta inflamatoria vigorosa, y para sustentar esta respuesta se requiere de un sistema inmune íntegro y de una disponibilidad adecuada de sustratos enérgicos y de nutrientes con funciones específicas. Si no existe una alimentación adecuada y equilibrada, se puede llegar a presentar déficits variables de ambos requerimientos; por ello, no solo se aumenta la probabilidad de infección, sino que las infecciones siguen un curso más severo y prolongado en este tipo de pacientes. La infección, a su vez, incide en forma negativa sobre el estado nutricional por las necesidades que genera en torno a energéticos y catabolismo de proteínas circulantes. Siendo, por tanto, la alimentación y nutrición un pilar fundamental para el sistema inmune y por ende en los estadios de salud-enfermedad, entre ellas las infecciones virales como lo es el herpes zoster.

Alimentos recomendados

Algunas de las recomendaciones en la alimentación para complementar el tratamiento médico pautado en infecciones virales como las del herpes, sería una dieta que incluya alimentos ricos en lisina, un aminoácido que ayuda a combatir infecciones causadas por virus. La lisina puede ser ingerida por medio de la alimentación o por suplementos. Algunas fuentes de lisina son: la leche, el yogur natural, huevos, el aguacate, guisantes, lentejas, carnes, pollo y pescado. Asimismo, es importante también aumentar la ingesta de alimentos fuente de zinc, vitamina C, selenio u omega-3, como la guayaba, sardinas y semillas de girasol.

Por tanto, es recomendable incluir:

Vitamina A

• Verduras (col rizada, espinaca, brócoli).
• Vegetales color naranja y amarillos (zanahorias, batatas o camotes, zapallo y calabazas de invierno y de verano).
• Tomates.
• Pimientos rojos.
• Melón, mango.
• Hígado de res.
• Aceite de pescado.
• Leche.
• Huevos.

Vitamina B-12

• Carnes magras.
• Aves de corral.
• Huevos.
• Pescados y mariscos.
• Menestras.
• Chícharos (arvejas) y lentejas.
• Nueces y semillas.
• Productos de soja como tofu.

Vitamina C

• Pimientos rojos y verdes.
• Kiwi.
• Brócoli.
• Fresas.
• Coles de Bruselas.
• Melón.

Vitamina E

• Aceites vegetales hechos de germen de trigo, girasol, cártamo y soja.
• Semillas de girasol.
• Almendras.
• Cacahuates, mantequilla de maní.
• Hojas de remolacha, col berza, espinaca.
• Calabaza.
• Pimientos rojos.
• Espárragos.
• Mango.
• Aguacate.

Otros alimentos ricos en omega-3, probióticos y selenio que caben mencionar son las semillas de linaza, el aceite de oliva, la cúrcuma, el jengibre, las semillas de girasol, el kéfir y el chucrut, entre otros.

Alimentos que es aconsejable evitar

Por otra parte, y en este contexto, por el contrario, se recomienda la disminución durante la infección, del consumo de alimentos ricos en arginina, (cacahuete, semillas de calabaza, caco en polvo, queso gouda, anacardos, avena, germen de trigo y las almendras,), un aminoácido que, al contrario de la lisina, favorece la replicación del virus del herpes en el organismo, pudiendo hacer que su recuperación sea más lenta.

Es importante también evitar alimentos proinflamatorios, como:

• Alimentos dulces, como azúcar, tortas, helados, gaseosas, budines o galletas.
• Alimentos hechos con cereales refinados, como pan blanco o fideos.
• Embutidos, como chorizo, salchicha, mortadela o salami.
• Alimentos ricos en grasas; como salsas para ensalada, tocino, margarina, pizzas, nuggets, hamburguesa, papas fritas o frituras en general.
• Bebidas alcohólicas, como cerveza, vino o bebidas espumantes.

Recomendaciones y consejos

El objetivo es aumentar la densidad calórica y la densidad proteica ingiriendo mayor cantidad de nutrientes en proporciones de alimentos más pequeñas, es lo que se conoce como enriquecimiento nutricional en caso de infección

Recomendaciones generales

• Aumentar el número de comidas al día (6-10 veces de menor cantidad).
• Procura empezar siempre por los segundos platos (alimento proteico), en caso de presentar poco apetito.
• Bebe abundante líquido (agua o infusiones) pero fuera de las comidas (separadas de aquellas 30-60 minutos).
• Entre horas puedes consumir zumos naturales, leche, batidos caseros, si son tolerados.
• En comidas y cenas siempre opta por carne (150g), pescado (150g) huevo (2u).

En términos generales alimentos que fortalecen nuestro sistema de defensa presentando propiedades antioxidantes que protegen las células del envejecimiento, favoreciendo el funcionamiento del sistema inmunológico y retrasando el deterioro celular.

• Especias: ajo, albahaca, achiote, canela, cebolla, cilantro, clavo, comino, cúrcuma, chile, jengibre, laurel, mejorana, orégano, perejil, pimienta, pimientos, romero, toronjil, tomillo.
• Frutas: limones, naranjas, mandarinas, guayaba, moras, uvas moradas, papaya, granada.
• Verduras: calabaza, flor de calabaza, tomate, aguacate, coliflor, brócoli, zanahoria, remolacha, espinacas, acelgas, kale.
• Granos, leguminosas y semillas: frijol, cacao, chía, amaranto, semilla de calabaza, cacahuetes, sésamo o ajonjolí, almendras, aceite de oliva

Si atendemos a otros aspectos, respecto al mantenimiento de un sistema inmune fuerte, el ejercicio físico también puede ser un buen aliado, siempre que se practique de manera regular y con una intensidad moderada. Al igual que la nutrición, se ha demostrado que el ejercicio tiene repercusión directa en la diversidad y composición de la microbiota intestinal y el sistema inmune. Durante las infecciones se recomienda, evitar o realizar solo en la medida que el cuerpo vaya recuperándose, y se aconseja en forma de caminatas o paseos cortos, si al paciente le apetece y siempre de forma paulatina y gradual.

El estrés es otro factor a tener en cuenta. Actualmente, nos acompaña más de lo indicado y debemos reducirlo. Diversas investigaciones señalan que en este estado generamos cortisol, una molécula que deprime el sistema inmunitario y provoca que las personas sean más vulnerables a padecer una infección o un proceso de inflamación. También afecta al sueño y, en consecuencia, la capacidad reparadora del organismo y del sistema inmunitario.

Son muchos los nutrientes y compuestos bioactivos relacionados con el correcto funcionamiento del sistema inmune. Por ello, el mantenimiento de una dieta variada y equilibrada parece ser clave para alcanzar tus requerimientos funcionales. Puedes consultar nuestra guía completa sobre el herpes zóster: síntomas, tratamiento y prevención.

Referencias

• Bermejo López, Laura María et al. Importancia de la nutrición en la defensa inmunitaria. Papel de la leche y sus componentes naturales. Nutr. Hosp. [online]. 2021, vol.38. https://dx.doi.org/10.20960/nh.3791.
• Mariane Lutz et al., Inmunosenescencia, infecciones virales y nutrición: revisión narrativa de la evidencia científica disponible Vol. 57. Núm. 1 páginas 33-38 (enero - febrero 2022) DOI: 10.1016/j.regg.2021.08.003
• Mata Alfonso, Nutrición, inmunidad e infección. 2023 https://lahora.gt
• Enriquecimiento nutricional en situaciones de infección. Escuela De Salud La Rioja

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