El herpes zóster es una enfermedad producida por el virus varicela zóster. Se trata del mismo virus que causa la varicela en la infancia. Tras el padecimiento, generalmente sin complicaciones, el virus se queda alojado en las raíces nerviosas, para reactivarse meses o años más tarde causando lo que se conoce como herpes zóster. La clínica del herpes zóster consiste en un dolor ardiente seguido de la aparición de pequeñas manchas rojas en la piel que más tarde se convierten en vesículas (pequeñas ampollas llenas de contenido líquido) y que se distribuyen como una cinta, generalmente en una zona concreta de un solo lado del cuerpo. Aparecen principalmente en el tronco, pero también puede ocurrir en la zona de la cabeza. La erupción es también conocida popularmente como “culebrilla”
El herpes zóster suele empezar como una erupción con ampollas que forman costras al cabo de 3 a 5 días. El síntoma más frecuente es el dolor. La erupción y el dolor suelen aparecer en forma de banda en un lado del cuerpo, o agrupados en un lado de la cara. La erupción suele desaparecer en un plazo de 2 a 4 semanas.
Antes de que aparezca la erupción, suele haber dolor, picor u hormigueo en la zona donde se desarrollará la erupción. Otros síntomas del herpes zóster pueden ser fiebre, dolor de cabeza, escalofríos y malestar estomacal.
El diagnóstico se realiza mediante la evaluación del médico y la exploración de las lesiones. Raramente es necesario analizar una muestra del contenido de las ampollas para detectar el virus.
Ante la sospecha de herpes zóster es recomendable acudir al médico de inmediato, con el fin de confirmar el diagnóstico y si procede, iniciar cuanto antes el tratamiento farmacológico con antivirales vía oral, ya que su eficacia disminuye si se inicia 3 días más tarde de la aparición de las ampollas. Los antivirales pueden acortar la duración de la enfermedad y disminuir las complicaciones, y están especialmente indicados en ancianos e inmunodeprimidos.
En la mayoría de los casos, la culebrilla dura de 2 a 6 semanas siendo el intervalo más común el de 3 a 5 semanas.
Cualquier persona que haya tenido varicela puede desarrollar herpes zóster. La enfermedad puede aparecer a cualquier edad, siendo más frecuente a partir de los 50 años. Además, la probabilidad de desarrollar herpes zóster aumenta en personas con inmunosupresión o estrés. El herpes zóster generalmente solo ocurre una vez, pero ocasionalmente puede repetirse.
No, el Herpes Zóster no puede contagiarse de una persona a otra. Sin embargo, si una persona tiene Herpes Zóster, el contacto directo con las secreciones de las vesículas del sarpullido puede propagar el Virus Varicela Zóster (VVZ) a las personas que nunca han tenido varicela o que nunca recibieron la vacuna contra la misma. Si se infectan, presentarán varicela, pudiendo desarrollar Herpes Zóster en el futuro.
El herpes zóster se produce cuando el VVZ se reactiva y causa una enfermedad recurrente. No se sabe muy bien por qué esto ocurre en unas personas y no en otras. El riesgo de contraer herpes zóster aumenta a medida que la persona envejece.
Las personas que padecen enfermedades que impiden que el sistema inmune funcione correctamente o que reciben fármacos inmunosupresores también corren un mayor riesgo de contraer herpes zóster.
En muy raras ocasiones, el herpes zóster puede provocar neumonía, problemas auditivos, ceguera, cicatrices, inflamación cerebral (encefalitis) o la muerte.
En aproximadamente una de cada cinco personas, el dolor intenso puede continuar incluso después de que desaparezca la erupción, una situación denominada neuralgia posherpética (NPH).
No. Para desarrollar Herpes Zóster es necesario haber tenido varicela, ya que el virus es el mismo y queda latente una vez se desarrolla la enfermedad primaria, es decir, la varicela
Cualquier persona que haya tenido varicela puede desarrollar Herpes Zóster. Sin embargo, los casos en niños son poco frecuentes y los riesgos de padecer la patología incrementan en la edad adulta con el envejecimiento natural del sistema inmune. Se estima que el riesgo de contraer la enfermedad aumenta drásticamente de los 40 a los 50 años y continúa aumentando cada año.
Se pueden utilizar varios medicamentos antivirales para tratar el herpes zóster. Estos medicamentos deben iniciarse lo antes posible tras la aparición de la erupción. Pueden ayudar a acortar la duración y gravedad del episodio. El tratamiento antivírico es más eficaz si se administra en las 24 a 72 horas siguientes a la aparición de la erupción.
Los analgésicos también pueden ayudar a aliviar el dolor causado por el herpes zóster.
La vacunación es la medida más efectiva para prevenir el herpes zóster.
No.
En España hay disponible una vacuna frente a herpes zóster inactivada. Es una vacuna producida por técnicas de recombinación de ADN que contiene la glicoproteína E del virus varicela zoster y un adyuvante. La pauta de vacunación consiste en dos dosis con un intervalo entre 2 y 6 meses entre dosis, que se administran por vía intramuscular. Esta vacuna se puede administrar en personas con inmunosupresión.
La vacunación se recomienda a personas de 65 años y a personas a partir de los 18 años que tienen un alto riesgo de padecer herpes zóster, por presentar las siguientes condiciones:
La pauta de vacunación consiste en dos dosis, que se administran por vía intramuscular, con intervalo entre 2 y 6 meses entre las dosis. Si han pasado más de 6 meses desde la primera dosis, no es necesario reiniciar la pauta de vacunación y la segunda dosis debe administrarse cuanto antes. Pero si la segunda dosis de vacuna se administra antes del mes tras la primera dosis, puede que no se haya generado una adecuada protección, por lo que se recomienda la administración de otra dosis a partir de los 2 meses de la última dosis administrada. No obstante, en situaciones de inmunosupresión en las que interese una protección precoz el intervalo puede acortarse a un mes.
Hasta el momento, no se dispone de información sobre la necesidad de una dosis de recuerdo. Los datos de los estudios sobre la respuesta inmune tras la vacunación muestran que los títulos de anticuerpos están muy por encima de los títulos antes de la vacunación hasta los 10 años tras la pauta completa.
La vacuna está contraindicada si existe hipersensibilidad a algún principio activo o a alguno de los excipientes de la vacuna. No hay datos del uso de esta vacuna en mujeres embarazadas por lo que, actualmente, no se aconseja la administración de la vacuna HZ/su durante el embarazo.
Es una vacuna segura y bien tolerada, pero pueden aparecer reacciones adversas como dolor en la zona de inyección (68,1%), mialgia (32,9%), fatiga (32,2%) y cefalea (26,3%). Generalmente, son cuadros leves de corta duración (2 a 3 días). No se han detectado señales respecto a efectos adversos graves. Como no es una vacuna viva, no puede producir enfermedad.
De manera general, no se recomienda la toma de antipiréticos o analgésicos preventivamente antes de la vacunación. Únicamente en caso de que sea necesario por una reacción postvacunal.
Teniendo en cuenta que se trata de una vacuna inactivada, es posible coadministrar esta vacuna con otras incluidas en el calendario para toda la vida o indicadas en grupos de riesgo, como gripe adyuvada, COVID-19, VNC20 o Td. Debe administrarse en lugares anatómicos distintos. Se recomienda registrar la extremidad en la que se administra cada vacuna para identificar posibles reacciones adversas.
Si, la vacunación con HZ/su, Shingrix® es segura en cualquier momento tras haber sufrido un herpes zóster y recuperarse de las lesiones (desaparición de las vesículas). En personas inmunocomprometidas y/o con antecedentes de dos o más episodios de herpes zóster se recomienda hacerlo cuanto antes tras la desaparición de las lesiones. En personas no inmunocomprometidas, aunque es seguro en cualquier momento, se recomienda retrasar la vacunación entre 6 meses y un año tras el episodio.
Si, las personas que han recibido con anterioridad la vacuna Zostavax® y que se encuentren dentro de la población diana para la vacunación con la actual vacuna Shingrix® pueden recibir la vacuna. El momento de hacerlo dependerá de su estado inmunológico:
Personas inmunocomprometidas: se puede administrar independientemente del tiempo transcurrido desde la última dosis con Zostavax®.
Personas no inmunocomprometidas: se iniciará la vacunación a los 5 años desde la vacunación con Zostavax®. Este intervalo puede reducirse en el caso de personas que recibieron la última dosis de Zostavax® a partir de los 70 años.
No se recomienda su administración durante el embarazo. Es preferible retrasar su uso hasta después del parto, ya que no existen evidencias de su uso durante la gestación.
Las vacunas recombinantes como Shingrix® no suponen ningún riesgo ni para las madres lactantes ni para sus hijos. Se recomienda su uso en aquellas madres lactantes en las que esté indicada la vacunación por su patología sin que sea necesario suspender la lactancia.
El empleo de la vacuna ha demostrado reducir la incidencia de neuralgia postherpética en un 89% en personas sanas mayores de 70 años
No dudes en pedir cita con un inmunólogo si necesitas ayuda.
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