Los pies son muy importantes para mantener la postura y para caminar, por lo que cuando hay patología la calidad de vida se ve negativamente afectada. De las patologías del miembro inferior el 20-40% de los pacientes presentan fascitis plantar.
La fascitis plantar cursa con dolor en la zona plantar y media del talón . Las personas con fascitis plantar sienten dolor intenso durante los primeros pasos del día o después de estar de pie durante mucho tiempo. (1,2,3)
Inicialmente no se realizan pruebas de imagen para la evaluación de la fascitis plantar, pero pueden ser necesarias para descartar otras afecciones o complicaciones causantes de la fascitis plantar. En general, la fascitis plantar conlleva un buen pronóstico realizando tratamiento conservador, siendo a veces necesario el uso de infiltraciones.
La fascia plantar se compone de tejido conectivo denso, que se origina en el tubérculo medial del calcáneo y se abren en abanico distalmente para insertarse en la base de cada falange proximal. La fascia plantar se tensa durante la última fase de la marcha, elevando y reforzando el arco longitudinal medial del pie, permitiendo que el pie funcione como una palanca para la propulsión hacia adelante.
La fascitis plantar se caracteriza por tener un diagnóstico principalmente clínico. Esta patología tiene una prevalencia e incidencia mayor en personas de entre 40-60 años y es más común en atletas. Se ha observado una fuerte relación entre el aumento de peso y la aparición de fascitis plantar en población no deportista. Los trabajos con carga prolongada de peso o las actividades repetitivas que provocan tensión en la fascia plantar podrían empeorar la fascitis, pero no ser causa directa. La presencia de espolón calcáneo también se asocia directamente con la fascitis plantar.
Un buen diagnóstico de la fascitis plantar debería ir acompañado de una valoración musculoesquelética de ambas extremidades inferiores. Los hallazgos más característicos son los siguientes:
La mayoría de las veces, no es necesario el diagnóstico por imagen, ya que la clínica suele ser muy clara, pero cuando tras 4-6 meses de tratamiento de fisioterapia no se mejora, es posible que se necesite derivar al traumatólogo para que se realicen pruebas de imagen complementarias para descartar otras causas del dolor plantar.
La primera línea de tratamiento es el tratamiento conservador, siendo normalmente exitoso en el 90% de los pacientes sin necesidad de tratamiento quirúrgico.
Los tratamientos conservadores que se realizan en fisioterapia son los siguientes:
La combinación de estos estos tratamientos de fisioterapia tiene éxito en la mayoría de pacientes. El tratamiento puede ser largo, de incluso hasta 6 meses, pero la mayoría de pacientes no tienen recaídas.
El tratamiento quirúrgico sólo está indicado en pacientes en los que el tratamiento conservador haya fracasado después de más de 12 meses, pero antes de optar por el tratamiento quirúrgico se deberían buscar otras causas con pruebas de imagen específicas.
El uso de un calzado correcto, realizar estiramientos habitualmente, mantener una buena movilidad y fuerza de la musculatura podrían evitar o retrasar la aparición de fascitis plantar. Si ya se tiene fascitis plantar, se pueden seguir los siguientes consejos para reducir el dolor:
La fascitis plantar es una patología muy común en la población por el estrés repetitivo al que está sometida esta zona. Tras realizar un diagnóstico diferencial, se realizarán recomendaciones para un tratamiento conservador de éxito.
Los pacientes deberán limitar la actividad, modificar el calzado, realizar estiramientos y ejercicios específicos y aplicar frío principalmente. En la mayoría de casos, tras estas recomendaciones y tratamiento manual de fisioterapia el dolor disminuye considerablemente y no suele haber recaídas. Si necesitas ayuda puedes hablar con un podólogo.
Referencias
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