“Hiperlipidemia”, que palabro más extraño y con matiz de tecnicismo que solo pocos pueden entender, ¿verdad?
Y encima, desde el título del artículo, se plantea que existen varios tipos de esta palabra tan poco común.
La realidad es que se trata de algo muy frecuente en la población general, tanto que si en lugar de preguntar: ¿Sabes si tienes “hiperlipidemia”?, la pregunta fuese: ¿Sabes si tienes el colesterol alto? seguro que todo el mundo sabría contestar correctamente.
Tan frecuente que es uno de los factores de riesgo cardiovascular más frecuentes en España con una prevalencia del 50,3% en la población mayor de 18 años asistida en Atención Primaria.
Se habla de “hiperlipidemia” en relación a un conjunto de trastornos del metabolismo de las grasas o lípidos, que se caracterizan por un aumento en sangre de las mismas, principalmente del colesterol y/o los triglicéridos; es decir, existen alteraciones en el proceso de absorción de las grasas de la dieta, de la síntesis endógena de lípidos y en el transporte del colesterol al hígado.
Como tal, las hiperlipidemias no tienen síntomas específicos (no duelen, no dan molestias gástricas, no dan mareos…) pero sí que están relacionadas de modo muy estrecho con toda una serie de patologías cardiovasculares como:
Todo eso es una consecuencia del desarrollo de arteriosclerosis o endurecimiento y oclusión de las arterias, lo que se traduce en falta de riego sanguíneo al corazón, al cerebro y a las extremidades.
Solo en casos muy graves puede haber dolor abdominal debido a pancreatitis, aumento de tamaño del hígado y bazo y aparición de erupciones de grasa en la piel llamada xantomatosis eruptiva. Es muy típico, por ejemplo, ver placas amarillentas en los párpados cuando hay exceso (y por ende depósito) de colesterol en esa zona.
De allí la importancia de un correcto diagnóstico temprano y la intervención nutricional y/o farmacológica más apropiada.
Antes de matizar el último punto del párrafo anterior, veamos cuales son los tipos de hiperlipidemias, sus clasificaciones y sus causas más frecuentes:
Hiperlipidemias primarias
Las hiperlipemias primarias se deben a causas genéticas y afectan a un 5% de la población, pueden presentarse desde los primeros años de vida, y siempre hay historia familiar previa de grasas altas en sangre o de enfermedad cardiovascular o pancreatitis. A este tipo pertenecen la hipercolesterolemia familiar, la hipertrigliceridemia familiar y la hiperlipemia familiar combinada.
Hipelipidemias secundarias
Las hiperlipemias secundarias suelen asociarse a otras enfermedades como la diabetes mellitus descompensada, al hipotiroidismo, el síndrome nefrótico, insuficiencia renal crónica, a la ictericia obstructiva, a la anorexia nerviosa, al lupus eritematoso. También aparecen asociadas a el alcoholismo y tabaquismo, y al tratamiento con anticonceptivos orales, diuréticos como las tiazidas, o fármacos antipsicóticos como la clozapina y olanzapina, y a fármacos antivirales que se utilizan en pacientes con HIV.
Los valores de referencia en una analítica de sangre son los siguientes:
El análisis debe hacerse tras 12 horas de ayuno, aunque el colesterol total y el colesterol HDL pueden medirse a cualquier hora del día.
La dieta y los cambios de hábitos hacia un patrón saludable son las bases de la intervención terapéutica de las hiperlipidemias, tanto que en algunos casos (especialmente en las secundarias) puede suponer la remisión del problema.
En los casos más complejos el médico decidirá cuál es el tratamiento farmacológico necesario para controlar el exceso de lípidos en sangre, tratamiento que debe ir siempre acompañado de los mencionados cambios de hábitos. El tratamiento farmacológico consiste en el uso de las estatinas (simvastatina, atorvastatina, rosuvastatina, pitavastatina) para disminuir el riesgo cardiovascular y en el caso de un nivel muy alto de triglicéridos se usan los fibratos.
Los factores alimentarios que se asocian a las hiperlipidemias son:
Todos estos elementos se encuentran siempre en los alimentos procesados o ultraprocesados: para que nos entendamos, en la bollería industrial, en los platos precocinados (envasados o congelados) del supermercado, margarinas, snacks salados o en la “comida basura” de los fast food.
La grasa saturada también es muy frecuente en alimentos de origen animal como la carne roja (especialmente en los embutidos), en la leche y en los derivados lácteos.
En línea general, un correcto abordaje del control dietético de las hiperlipidemias, sería:
Las hiperlipidemias representan un factor de riesgo cardiovascular importante en la población española, tanto que su origen sea primaria (por causas genéticas) como secundaria (asociada a otras patologías). Se calcula que en la consulta de atención primaria representa un 50% de los casos consultados.
Controlar las cifras de lípidos en sangre es necesario para prevenir males mayores en el futuro, como infartos o ictus. Y el primer paso para eso es mediante cambios de hábitos de vida hacia un patrón saludable, como una alimentación basada en el modelo de dieta mediterránea y mantenerse activos durante el día. No dudes en pedir cita con un nutricionista para que pueda ayudarte en lo que necesites.
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