Claudia Castilla, Especialista Contenido Médico
La obesidad es una de las enfermedades más prevalentes y preocupantes en nuestro mundo actual. Se define como un exceso de grasa corporal que puede afectar negativamente la salud de una persona. Por definición, alguien con un índice de masa corporal (IMC) de 30 o más se considera obeso.
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La obesidad no es solo un problema estético, sino una condición médica grave que puede llevar a numerosas complicaciones de salud como enfermedades del c[orazón, diabetes tipo 2, hipertensión arterial](https://www.doctoralia.es/blog/hipertension-que-es-sintomas-causas-frecuentes) y ciertos tipos de cáncer.
La obesidad es una enfermedad compleja, con una interacción de factores genéticos, ambientales, psicológicos y otros. No es simplemente el resultado de comer demasiado y moverse poco. A medida que la ciencia médica continúa estudiando esta enfermedad, estamos aprendiendo que la obesidad no es una condición única sino un espectro de trastornos relacionados con el peso.
Es importante entender que la obesidad no es una elección personal o un signo de debilidad de carácter. Es una enfermedad crónica con causas profundas y a menudo difíciles de cambiar.
Las causas de la obesidad son múltiples y complejas. La nutricionista Marta Guzmán nos describe en su artículo las causas más comunes de la obesidad. Estas son algunas de ellas:
El diagnóstico de la obesidad se basa en gran medida en la medida del índice de masa corporal (IMC). El IMC es una herramienta simple y ampliamente utilizada para estimar la grasa corporal. Se calcula dividiendo el peso de una persona en kilogramos por el cuadrado de su altura en metros.
El tratamiento de la obesidad suele implicar cambios en el estilo de vida, como la adopción de una dieta saludable y el aumento de la actividad física. En algunos casos, también puede ser necesario el uso de medicamentos o la cirugía para la pérdida de peso. El objetivo del tratamiento es alcanzar y mantener un peso saludable, no necesariamente perder una gran cantidad de peso.
La obesidad se puede clasificar de varias maneras, dependiendo de la causa, la ubicación de la grasa corporal, y otros factores. Tal y como explica en su artículo la nutricionista Adoración Linares, la obesidad también se clasifica de acuerdo con la distribución topográfica del tejido adiposo en 2 tipos que aparecen en ambos sexos:
Una forma común de clasificar la obesidad es por grado, según el índice de masa corporal (IMC). Según la Organización Mundial de la Salud, un IMC de 30 a 34.9 se clasifica como obesidad de grado I (moderada), un IMC de 35 a 39.9 se clasifica como obesidad de grado II (severa), y un IMC de 40 o más se clasifica como obesidad de grado III (mórbida o extrema).
Otra forma de clasificar la obesidad es por la distribución de la grasa corporal. La obesidad puede ser “central” o “abdominal” (grasa almacenada alrededor del abdomen), o “periférica” (grasa almacenada alrededor de las caderas y los muslos). La obesidad central se asocia con un mayor riesgo de enfermedades del corazón, diabetes tipo 2 y otras complicaciones de salud.
Además, la obesidad puede ser primaria (causada por un exceso de ingesta de alimentos y/o falta de actividad física) o secundaria (causada por una condición médica o el uso de ciertos medicamentos). La mayoría de las personas con obesidad tienen obesidad primaria.
La obesidad infantil es una condición grave que afecta a un creciente número de niños y adolescentes en todo el mundo. Al igual que la obesidad en los adultos, la obesidad infantil se caracteriza por un exceso de grasa corporal que puede afectar negativamente la salud.
Los síntomas de la obesidad infantil pueden incluir el exceso de peso, dificultad para participar en actividades físicas, problemas de sueño, problemas de autoestima y problemas de salud como la presión arterial alta, el colesterol alto y la diabetes tipo 2.
La nutricionista María del Mar Silva nos explica las causas y la forma de prevenir la obesidad infantil. Estas son algunas de las causas que ella destaca:
El tratamiento para la obesidad infantil se centra en ayudar a los niños a adoptar hábitos saludables de alimentación y actividad física. A veces, también puede ser necesario el asesoramiento psicológico y el apoyo para manejar los problemas emocionales y de autoestima.
La prevención de la obesidad infantil es esencial. Los padres y los cuidadores pueden ayudar a prevenir la obesidad infantil al fomentar una dieta saludable y la actividad física regular, limitar el tiempo frente a la pantalla, y promover un entorno positivo y de apoyo para el crecimiento y desarrollo de los niños.
La obesidad mórbida, también conocida como obesidad severa o extrema, se define generalmente como un índice de masa corporal (IMC) de 40 o más, o un IMC de 35 o más con comorbilidades graves relacionadas con la obesidad, como la diabetes tipo 2 o la enfermedad del corazón. Las personas con obesidad mórbida están en un alto riesgo de enfermedades crónicas, discapacidad y muerte prematura.
La nutricionista Anna Paré insiste en su artículo que cualquier dieta que no comporte un cambio en el estilo de vida no tendrá resultados satisfactorios y mantenidos en el tiempo. Por ello, el tratamiento de la obesidad empieza en la modificación dietética hacia un patrón de alimentación saludable, pero sin pasar por alto otros factores importantes como son la práctica de actividad y ejercicio físico, los horarios de las comidas (no solo importa qué y cuánto comes sino cuándo comes), la calidad de sueño y la gestión del estrés.
La cirugía bariátrica, que incluye procedimientos como el bypass gástrico y la manga gástrica, puede ser una opción efectiva para las personas con obesidad mórbida que no han podido perder peso con otros métodos. Sin embargo, la cirugía bariátrica no es una solución rápida y requiere un compromiso a largo plazo con los cambios en el estilo de vida y el seguimiento médico.
La dieta juega un papel crucial en la prevención y el manejo de la obesidad. Una dieta saludable puede ayudar a mantener un peso corporal saludable, reducir el riesgo de enfermedades crónicas y mejorar la salud general.
La clave para una dieta saludable es el equilibrio. Esto significa comer una variedad de alimentos de todos los grupos de alimentos, en las cantidades correctas. También es importante limitar la ingesta de alimentos y bebidas altas en grasas, azúcares y sal.
El nutricionista Antonio Serrano ofrece en su artículo una serie de consejos alimenticios para personas con obesidad.
Es importante recordar que no hay una “dieta mágica” para la pérdida de peso. La mejor dieta para la pérdida de peso es la que se puede mantener a largo plazo. La pérdida de peso sostenida se logra a través de cambios en la dieta y el estilo de vida que se pueden mantener a lo largo del tiempo.
El comer emocionalmente es el acto de comer en respuesta a los sentimientos en lugar de al hambre física. A menudo se trata de comer alimentos altos en calorías, grasas y azúcar para aliviar los sentimientos negativos. El hambre emocional, por otro lado, es un fuerte deseo de comer que parece no estar relacionado con la necesidad física de comida.
El comer emocional y el hambre emocional pueden llevar a la sobrealimentación y al aumento de peso, y pueden ser un factor en el desarrollo de la obesidad. También pueden estar asociados con problemas de salud mental como la depresión y la ansiedad. La nutricionista Beatriz Dosda nos cuenta que “el primer paso debería consistir en entender que la comida no es el foco del problema, sino que es la “tapadera” generalmente de una situación de estrés o ansiedad. Habría que indagar qué emociones te llevan a querer comer cuando no tienes hambre y buscar alternativas que te ayuden a calmar esa emoción y no tengan nada que ver con la comida”.
Es importante reconocer y abordar el comer emocional y el hambre emocional como parte de un enfoque integral para prevenir y tratar la obesidad. Esto puede incluir estrategias como el manejo del estrés, la atención plena y la terapia cognitivo-conductual.
La dislipidemia es una condición en la que los niveles de lípidos (grasas) en la sangre son anormales. Esto puede incluir tener niveles altos de colesterol total, colesterol LDL (“malo”), triglicéridos, o niveles bajos de colesterol HDL (“bueno”).
La dislipidemia es un factor de riesgo importante para las enfermedades del corazón y los accidentes cerebrovasculares. A menudo no causa síntomas, por lo que muchas personas no saben que la tienen.
Las causas de la dislipidemia incluyen la dieta, el sobrepeso y la obesidad, la falta de ejercicio, el tabaquismo, y ciertas condiciones médicas y medicamentos. Los factores de riesgo para la dislipidemia incluyen la edad, el sexo, la raza, la historia familiar de enfermedad del corazón y la presencia de otras condiciones médicas.
La nutricionista Itsaso Martin Gandía ofrece una serie de recomendaciones sobre el estilo de vida en pacientes con dislipidemia. Estos son algunos de ellos:
El control saludable del peso implica mantener un peso corporal saludable y prevenir el aumento de peso excesivo. No se trata de alcanzar un cierto número en la báscula, sino de tener un peso corporal que reduzca el riesgo de enfermedades crónicas y mejore la salud general.
El control saludable del peso consiste en equilibrar la cantidad de calorías que se consumen con la cantidad de calorías que se gastan. Esto se logra a través de una combinación de una dieta saludable, actividad física regular, y cambios saludables en el estilo de vida.
La nutricionista Alicia Fernández propone en su artículo algunas preguntas que puedes hacerte para saber si tu peso está bien. Estas son algunas de ellas:
Es importante recordar que el control saludable del peso no es un “todo o nada”. Cada pequeño cambio hacia una vida más saludable cuenta. Incluso una pequeña pérdida de peso (5-10% del peso corporal inicial) puede tener beneficios significativos para la salud.
El bypass gástrico es un tipo de cirugía bariátrica o de pérdida de peso. Es uno de los procedimientos más comunes y eficaces para la pérdida de peso a largo plazo en personas con obesidad severa.
La cirugía de bypass gástrico implica hacer un pequeño bolsillo en la parte superior del estómago y luego conectar este bolsillo directamente al intestino delgado. Esto significa que la comida se salta una gran parte del estómago y del intestino delgado, limitando la cantidad de calorías y nutrientes que el cuerpo puede absorber.
La cirugía de bypass gástrico puede resultar en una pérdida de peso significativa y puede mejorar o resolver muchas comorbilidades relacionadas con la obesidad, como la diabetes tipo 2, la hipertensión arterial y la apnea del sueño.
La manga gástrica, también conocida como gastrectomía en manga, es otro tipo de cirugía bariátrica. En este procedimiento, se retira aproximadamente el 80% del estómago, dejando un tubo o “manga” estrecha.
La cirugía de manga gástrica limita la cantidad de comida que el estómago puede contener, lo que resulta en una sensación de saciedad más rápida y una menor ingesta de alimentos. También puede tener un efecto en las hormonas del apetito, lo que puede ayudar a reducir el hambre.
La cirugía de manga gástrica puede ser una opción para las personas con obesidad severa que no han tenido éxito con otros métodos de pérdida de peso. También puede ser una opción para las personas con ciertas condiciones médicas que hacen que otros tipos de cirugía bariátrica sean menos adecuados.
La obesidad es una enfermedad compleja con causas múltiples y consecuencias significativas para la salud. Su manejo y prevención requieren un enfoque integral que incluya cambios en el estilo de vida, atención médica, y en algunos casos, medicamentos o cirugía.
El camino hacia un peso saludable puede ser largo y desafiante, pero los beneficios para la salud y la calidad de vida son inmensos. Con el apoyo adecuado, es posible alcanzar y mantener un peso saludable y vivir una vida más saludable y activa.
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