El hígado graso es una afección que ha ido ganando protagonismo en el ámbito de la salud en los últimos años.
Según Asscat: “Se estima que la prevalencia de la enfermedad hepática metabólica, que incluye el hígado graso, en España se sitúa en el 25,8% durante el año 2022”.
A menudo, se asocia con el exceso de peso y el consumo excesivo de alcohol, pero también puede afectar a personas delgadas y abstemias. En este artículo, despejaremos las dudas más comunes sobre el hígado graso, sin pretender que te autodiagnostiques, sino con el objetivo de brindarte información esencial sobre su diagnóstico, tratamiento y recomendaciones para cuidar tu salud hepática.
El hígado graso, también conocido como esteatosis hepática, es una condición médica en la que se acumula un exceso de grasa en las células del hígado. Esta acumulación de grasa puede afectar el funcionamiento normal del hígado y, si no se controla, puede llevar a una inflamación hepática más grave y daño en el tejido hepático.
Existen dos tipos principales de hígado graso:
El hígado graso generalmente es asintomático en sus etapas tempranas, pero si no se trata, puede progresar a una afección más grave llamada esteatohepatitis no alcohólica (EHNA), que involucra inflamación y daño hepático. A largo plazo, la EHNA puede llevar a la cirrosis hepática y a un mayor riesgo de enfermedades cardiovasculares.
El diagnóstico del hígado graso generalmente se basa en una combinación de factores, que incluyen síntomas, antecedentes médicos, exámenes físicos y pruebas de laboratorio.
Los síntomas típicos pueden incluir fatiga, dolor en el abdomen superior derecho y una sensación general de malestar.
Es importante destacar que estos síntomas pueden ser sutiles o inexistentes en algunas personas. Para confirmar el diagnóstico, se utilizan pruebas de imagen, como la ecografía abdominal o la resonancia magnética, que pueden revelar la acumulación de grasa en el hígado. Además, se pueden realizar análisis de sangre para evaluar los niveles de enzimas hepáticas, como la Alanina Aminotransferasa (ALT) y Aspartato Aminotransferasa (AST), así como la medición del índice de masa corporal (IMC).
Las pruebas de laboratorio son esenciales para evaluar la salud hepática en personas con hígado graso. Algunos de los valores a destacar en estos análisis son:
El tratamiento del hígado graso se basa en abordar las causas subyacentes y mejorar la salud hepática. Esto incluye:
Un menú adecuado para una persona con hígado graso debe enfocarse en alimentos ricos en nutrientes y bajos en grasas saturadas y azúcares añadidos. Aquí tienes un ejemplo:
No olvidemos que los menús deben ser adaptados según los requerimientos y hábitos alimentarios de cada paciente, para ello puede ayudarte un nutricionista.
El hígado graso es una afección que merece nuestra atención y cuidado. Con un diagnóstico temprano y la implementación de cambios en el estilo de vida, es posible mejorar la salud hepática y prevenir complicaciones graves.
Recuerda que la información proporcionada aquí es solo una guía, y siempre debes buscar la orientación de un profesional de la salud para un enfoque personalizado. La inversión en tu salud hepática es una inversión en tu bienestar a largo plazo.
“Cuida tu hígado, protege tu salud. ¡Vive mejor con un hígado saludable!”
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