El trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH) es el trastorno del desarrollo neurológico más frecuente. Afecta a un 5%-10% de niños, lo cual significa que uno de cada veinte niños puede presentarlo.
Suele comenzar en la infancia, sobre todo cuando existe hiperactividad, que es el síntoma más llamativo tanto para los padres como para los profesores. Sin embargo, el TDAH puede pasar desapercibido en niñas que solo tienen déficit de atención sin hiperactividad (TDA), por lo que en niñas y en mujeres el diagnóstico puede retrasarse varios años. Suelen ser chicas que llegan al instituto o a la universidad con dificultades en los estudios a pesar de dedicar muchas horas, que sufren de estrés, síntomas de ansiedad y tienen baja autoestima.
Y no se trata de un trastorno solo de niños. El TDAH del adulto existe, porque los síntomas persisten en la vida adulta hasta en la mitad de niños y niñas. De hecho, como especialista en TDAH, cada vez recibo más peticiones de consulta de hombres y mujeres adultas que no recibieron el diagnóstico en su infancia pero que presentan un TDAH del adulto y pueden beneficiarse de los tratamientos que veremos más adelante.
A pesar de la polémica que existe en los medios acerca de si lo estamos diagnosticando en exceso, en realidad es justo al revés. El TDAH sigue siendo infradiagnosticado e infratratado. Es decir, todavía muchos niños, adolescentes y la mayoría de adultos no saben que tienen TDAH, por lo que no reciben los apoyos escolares, ni el tratamiento psicológico y médico que les ayudaría a mejorar su calidad de vida.
Además de evitar otros trastornos mentales, porque cuando no se diagnostica ni se trata de una forma adecuada, el TDAH multiplica el riesgo de otras enfermedades y trastornos mentales como ansiedad, obesidad, trastornos alimentarios, depresión, trastornos de la personalidad o adicción a drogas (estudio, estudio).
Existen muchos mitos acerca del tratamiento del TDAH. El primero de ellos, que siempre hay que tomar pastillas y para toda la vida. Cuando esto no es así, tal y como recogen las principales guías clínicas a nivel internacional, como las guías NICE.
El mejor tratamiento para el TDAH es el tratamiento multimodal, que se basa en tres pilares:
El primer pilar es fundamental, dado que muchos de los problemas que acarrea el TDAH en niños y niñas se da en los estudios, con mayor riesgo de desmotivación, abandono y fracaso escolar.
Una vez realizado el diagnóstico, el especialista debería entregar un informe oficial a los padres para que lo lleven al centro escolar y se pongan en marcha las medidas de apoyo y supervisión indicadas en el TDAH.
Medidas como ponerles en primera fila, supervisarles, dejarles más tiempo en los exámenes (incluyendo los exámenes de Selectividad), y canalizar la inquietud en clase (que adopten un rol de ayudantes, lleven cosas a la profesora o puedan ir al baño con más frecuencia).
También son esenciales las técnicas de estudio y evitar las distracciones con ordenadores, iPads y móviles, dado que las nuevas tecnologías multiplican la impulsividad y el déficit de atención en niños y adolescentes con TDAH.
El segundo pilar, psicológico, es fundamental, dado que el TDAH implica un mayor riesgo de baja autoestima, ansiedad, depresión, discusiones en casa y dificultades para relacionarse con los demás.
El trabajo psicoeducativo tanto con padres como profesores, como con la persona con TDAH es crucial. Para que conozcan más acerca del cuadro, acerca de los síntomas y que puedan evitar el estigma de ser siempre los “trastos”, “payasos”, “vagas” o “tontas” de la clase, etiquetas que muchas veces reciben a diario durante años y que en muchos casos es necesario reparar a nivel psicológico.
El tratamiento psicológico del TDAH más efectivo en niños es el trabajo con los padres, la escuela de padres y la terapia familiar. Porque son los padres quienes guiarán a sus hijos cada día.
Por tanto, es esencial que madres y padres comprendan a su hijo o hija con TDAH, aprendan a poner límites con asertividad, desarrollen la tolerancia a la frustración de sus hijos y empleen correcciones educativas siempre que sea necesario.
Todo esto mejorará su autoestima y evitará a la larga discusiones, faltas de respeto, desmotivación con los estudios o adicción al móvil, videojuegos y redes sociales.
En adolescentes y adultos la terapia psicológica más efectiva es la terapia cognitivo conductual y cada vez sabemos más acerca de los beneficios del Mindfulness en el TDAH.
Por tanto, el tratamiento del TDAH no solo son los fármacos. Es necesario un trabajo en equipo con los padres, el centro escolar y entre los propios profesionales (psicólogo, psiquiatra, etc.).
Es necesario individualizar según los síntomas y la edad. Siempre empezaremos con el tratamiento psicopedagógico y psicológico, evaluando como médicos si es necesario o no el tratamiento farmacológico en el momento del diagnóstico y durante la evolución.
Esto es así porque no siempre es necesario empezar con la medicación desde el principio, sobre todo cuando son todavía pequeños o los síntomas son leves.
Sin embargo, es importante saber que la medicación es el tratamiento más efectivo cuando está indicada. Y lo sabemos tanto por nuestra experiencia clínica con miles de niños y familias, como por estudios como el MTA, que ha analizado la evolución de niños y niñas tratados a lo largo de veinte años. En este y otros estudios, hemos visto que aquellos niños y niñas que recibieron tratamiento psicológico y farmacológico, evolucionaron mejor que aquellos que solo recibieron tratamiento psicológico.
Es decir, cuando se ha realizado un buen diagnóstico y se han puesto los otros pilares del tratamiento en marcha, la medicación es segura y lo más efectivo.
Mientras dura el efecto, reducen mucho la hiperactividad, frenan la impulsividad y mejoran tanto la capacidad de concentración como de reflexión, para que te escuchen y te hagan caso cuando es necesario. Un tratamiento adecuado puede llegar a normalizar la conducta de un niño o adolescente y que los síntomas de TDAH se reduzcan drásticamente o casi desaparezcan.
Además, son fármacos que conocemos muy bien, que llevan comercializados desde hace décadas y que no han demostrado tener riesgos a largo plazo. Ni sobre el desarrollo, ni sobre el cerebro. Tampoco parecen afectar tanto al crecimiento como se pensaba hace años.
Y por nuestra experiencia diaria, no son fármacos que generen problemas de adicción ni abuso cuando están bien prescritos y el diagnóstico de TDAH es fiable. Por mucho que se hable tan mal de los fármacos del TDAH. no se parecen en nada a las drogas de la calle, otro mito todavía frecuente.
En general, no hay un fármaco mejor que otro dentro de los de primera elección. Y es necesario individualizar. A unos niños o adolescentes les sienta mejor unos que otros.
En cualquier caso, por nuestra experiencia clínica y los estudios publicados sabemos que:
Por tanto, es probable que, si a tu hijo o hija le prescriben un tratamiento o como adulto te pautan un fármaco, se encuentre entre los que has leído.
En resumen, el tratamiento más efectivo del TDAH es aquel que incluye:
Por tanto, es esencial que cuentes con el mejor acompañamiento posible por un equipo de profesionales especializados en TDAH que pueda ofrecerte este tratamiento multimodal que va mucho más allá de los fármacos. No dudes en pedir cita con un psiquiatra si quieres saber cuál es el tratamiento más efectivo.
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