La sacroileitis es una condición que se caracteriza por la inflamación de una o ambas articulaciones sacroilíacas, que son las que conectan la base de la columna vertebral con la pelvis. Esta inflamación suele provocar dolor en la parte baja de la espalda, que a menudo se irradia hacia las piernas. La sacroileitis puede ser una fuente de gran molestia y dificultad para quienes la padecen, ya que estas articulaciones juegan un papel crucial en la transferencia del peso del cuerpo desde la parte superior hacia las extremidades inferiores.
Uno de los mayores desafíos en el tratamiento de la sacroileitis es su diagnóstico preciso. Esto se debe a la complejidad de las estructuras que rodean las articulaciones sacroilíacas, incluyendo los ligamentos y la inervación nerviosa, así como su importancia en la biomecánica del cuerpo. De hecho, la disfunción de la articulación sacroilíaca es responsable de hasta el 25% de los casos de dolor lumbar, y puede tener un impacto importante en la funcionalidad diaria de los pacientes.
En este artículo, vamos a explorar en profundidad todos los aspectos relacionados con el dolor en la articulación sacroilíaca. Nos enfocaremos especialmente en cómo diferenciar la sacroielitis de otras causas de dolor lumbar y en las opciones de tratamiento disponibles para aliviar los síntomas y mejorar la calidad de vida de quienes la sufren.
La sacroileitis puede ser provocada por una variedad de condiciones que causan inflamación en las articulaciones sacroilíacas, generando dolor significativo. Las causas más comunes son:
El dolor que experimenta una persona con sacroileitis puede originarse no sólo en la cápsula sinovial de la articulación sacroilíaca sino también en los ligamentos sacros posteriores que la rodean. Identificar la causa subyacente es fundamental para poder ofrecer el tratamiento más adecuado y eficaz.
Para diagnosticar la sacroileitis, el primer paso es un examen físico detallado, ya que esta condición se presenta comúnmente como dolor en la parte baja de la espalda. Sin embargo, el dolor puede variar ampliamente en su ubicación y características. A continuación, te explicamos de manera sencilla cómo se lleva a cabo este proceso:
Ubicación del dolor: las personas con sacroileitis suelen describir el dolor en la parte baja de la espalda, pero también pueden sentirlo en una o ambas nalgas, en la cadera, los muslos o incluso en áreas más alejadas.
Intensidad y tipo de dolor: el dolor puede ser agudo y punzante, o sordo y molesto. Algunas personas notan que el dolor empeora después de estar sentadas por mucho tiempo o al hacer movimientos rotacionales.
Durante la inspección, el profesional de salud busca asimetrías en la pelvis o diferencias en la longitud de las piernas, ya que estos signos pueden influir en el diagnóstico.
También se revisa la columna vertebral para detectar cualquier curvatura o anomalía rotacional.
Cabe mencionar que las anomalías que se encuentran en la columna deben ser de una gran magnitud para que se consideren causales de alguna condición, en muchos casos las asimetrías no influyen ni son causales del dolor.
Estas pruebas son fundamentales para reproducir el dolor del paciente y confirmar la sacroileitis. Aquí hay algunas pruebas comunes:
Signo de Fortín: consiste en aplicar presión profunda con los dedos en la articulación sacroilíaca del paciente, provocando dolor en esa área específica.
Prueba de FABER: se realiza flexionando la cadera mientras se abduce y rota externamente, reproduciendo el dolor en la articulación sacroilíaca.
Prueba de Distracción Sacra: se aplica presión en la parte anterior de la pelvis para ver si esto provoca dolor en la articulación sacroilíaca.
Prueba de Compresión Ilíaca: consiste en aplicar presión hacia abajo en la parte superior de la cresta ilíaca, para ver si causa dolor.
Prueba de Gaenslen: se flexiona la cadera en el lado no afectado y se deja que la pierna afectada cuelgue de la mesa de examen. Luego se aplica presión hacia abajo en la pierna para estirar aún más la cadera, lo que puede causar dolor en la articulación sacroilíaca.
Prueba del Empuje Femoral (Thigh Thrust test): se flexiona la cadera y se aplica una fuerza de cizallamiento posterior en la articulación sacroilíaca.
Prueba de Empuje Sacral: con el paciente acostado boca abajo, se aplica presión hacia adelante a través del sacro.
Estas pruebas ayudan al clínico a identificar la fuente exacta del dolor y confirmar si la sacroileítis es la causa de los síntomas del paciente. El diagnóstico preciso es el primer paso para poder ofrecer el tratamiento adecuado y mejorar la calidad de vida del paciente.
El tratamiento de la sacroileítis se enfoca en aliviar el dolor y mejorar la movilidad de las articulaciones sacroilíacas. La elección del tratamiento depende de si la articulación está demasiado móvil (hipermovilidad) o demasiado rígida (hipomovilidad). Aquí te explicamos las opciones de tratamiento más comunes de una manera sencilla:
Inyecciones guiadas por imágenes
Cada paciente es único, por lo que es importante que el tratamiento sea adaptado a sus necesidades específicas. Si sospechas que puedes tener sacroileitis, consulta a tu fisioterapeuta para obtener un diagnóstico preciso y explorar la mejor opción de tratamiento para ti.
La sacroileitis es una condición dolorosa que afecta a las articulaciones sacroilíacas y puede impactar seriamente la calidad de vida de quienes la padecen. Aunque puede ser difícil de diagnosticar debido a la complejidad de la zona y la variabilidad de los síntomas, existen métodos efectivos para identificar y tratar esta afección. Desde la fisioterapia hasta las inyecciones guiadas por imágenes, y en casos extremos, la cirugía, hay varias opciones disponibles para manejar el dolor y mejorar la movilidad.
Es fundamental que los pacientes trabajen estrechamente con sus profesionales de salud para encontrar el enfoque de tratamiento más adecuado a sus necesidades específicas. Con el tratamiento adecuado, muchas personas con sacroileitis pueden encontrar alivio y llevar una vida activa y funcional. Si experimentas dolor persistente en la parte baja de la espalda, no dudes en buscar ayuda médica para obtener un diagnóstico y un plan de tratamiento personalizado. Pide cita con un fisioterapeuta para que pueda ayudarte.
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