El tiroides es una glándula con forma de mariposa localizada en la cara anterior del cuello, sobre la tráquea y justo debajo del cartílago tiroides (comúnmente conocido como nuez de Adán). En condiciones normales, es de pequeño tamaño y en el adulto mide aproximadamente 5 cm y pesa entre 15 y 30 gramos.
Su función es producir y liberar las hormonas tiroideas, T4 o tiroxina y T3 o triyodetironina. Estas hormonas están implicadas en el mantenimiento de la mayor parte de las funciones corporales y en la regulación del metabolismo, además desempeñan un papel fundamental en el crecimiento de los niños.
La producción de hormonas tiroideas está controlada por otra hormona llamada TSH (Hormona estimulante del tiroides) que se sintetiza en la hipófisis (glándula situada en el centro del cerebro y que controla las principales glándulas del cuerpo humano). La TSH estimula o frena la producción de T4 y T3 según sea la actividad de la glándula tiroidea; por ello la TSH es un muy buen indicador de las alteraciones en la producción de las hormonas tiroideas.
Las enfermedades tiroideas son entre cinco y ocho veces más frecuentes en mujeres que en hombres y su frecuencia también aumenta con la edad.
Aparte del sexo femenino y la edad existen otros factores relacionados con una mayor posibilidad de desarrollar una enfermedad tiroidea y estos son:
Las patologías del tiroides más frecuentes son el hipotiroidismo o déficit en la producción de hormonas tiroideas, el hipertiroidismo o exceso de producción de las mismas, la tiroiditis y los nódulos tiroideos.
Se produce por un descenso en la producción de hormonas tiroideas y este déficit da lugar a una ralentización del organismo causando síntomas como cansancio, somnolencia, dificultad para concentrarse, ánimo depresivo, estreñimiento, tendencia a la ganancia ponderal sin aumento de la ingesta, caída del cabello o alteraciones menstruales entre otros. En los niños puede dar lugar a retraso del crecimiento. Puede aparecer en cualquier edad, pero es más frecuente entre los 30 y 60 años.
Se produce por exceso de producción de hormonas tiroideas dando lugar a síntomas como palpitaciones, nerviosismo, irritabilidad, diarrea, pérdida de peso. Al igual que en el hipotiroidismo también puede aparecer cansancio y caída del cabello, aunque por mecanismos distintos. En mujeres jóvenes es frecuente el hipertiroidismo de causa autoinmune o enfermedad de Graves que puede asociar problemas oculares como exoftalmos (“ojos saltones”), ojo seco y en casos más graves problemas de movilidad ocular. En las personas de mayor edad el hipertiroidismo suele aparecer porque algún nódulo tiroideo se hace hiperfuncionante (nódulo tóxico) o varios nódulos a la vez (bocio multinodular tóxico).
Se trata de un tiroides aumentado de tamaño. Aunque con frecuencia se asocia a mal funcionamiento del tiroides, también puede aparecer con normofunción tiroidea. En este último caso sólo habría que tratarlo si produjera sintomatología compresiva (tos, cambios en la voz, dificultades para tragar…).
Inflamación de la glándula tiroidea en ocasiones indolora. Aunque hay distintos tipos (subaguda tras una infección respiratoria vírica, tiroiditis de Hashimoto que aparece en la fase inicial del hipotiroidismo autoinmune); una de las más frecuentes es la que puede aparecer en los primeros 6 meses tras el parto. Cursa con una fase inicial de hipertiroidismo, posteriormente una fase de hipotiroidismo para terminar evolucionando de forma espontánea en la mayoría de los casos a función tiroidea normal.
Son tumoraciones que aparecen en la tiroides. Su existencia no implica que el tiroides funcione mal. En la mayoría de los casos son benignos pero existe un porcentaje de ellos que son malignos. Las características del nódulo en la ecografía nos pueden orientar sobre la probabilidad de malignidad pero sólo el análisis de las células tras la punción aspiración con aguja fina (PAAF) determinará el diagnóstico con fiabilidad.
Como en todas las enfermedades el diagnóstico comienza por la sospecha clínica pero como muchos de los síntomas son inespecíficos (cansancio, cambios en el peso corporal…), la confirmación diagnóstica debe realizarse con distintas pruebas según la patología tiroidea que se sospeche:
El tratamiento de las distintas patologías se abordará en otros capítulos del blog de forma más detallada, pero a grandes rasgos sería el siguiente según la patología:
En resumen, la patología tiroidea especialmente la autoinmune es más frecuente en las mujeres y en presencia de antecedentes familiares. La sintomatología derivada tanto del hiper como del hipertiroidismo es bastante inespecífica por lo que precisa valoración con analítica para confirmar el diagnóstico.
Si presentas alguno de los síntomas mencionados en las explicaciones previas y además se acompaña de un aumento del volumen de la región cervical anterior debes contactar con un endrocrino para valoración.
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