Es fundamental entender la diferencia entre identidad de género y sexualidad, ya que son aspectos diferentes de la experiencia humana:
Identidad de género: se refiere a cómo una persona se identifica a sí misma en términos de género, es decir, como masculino, femenino, no binario, etc. Es una parte intrínseca de la persona y no está relacionada necesariamente con la orientación sexual. La identidad de género tiene que ver con quién eres en relación con el concepto de género, independientemente de con quién te sientas atraído sexualmente.
Sexualidad u orientación sexual: se refiere al aspecto emocional, la atracción sexual hacia personas del mismo género, del género opuesto o de ambos géneros. Las categorías más comunes de orientación sexual incluyen heterosexualidad, homosexualidad, bisexualidad, pansexualidad, etc. La orientación sexual no tiene relación directa con la identidad de género. Ambos conceptos son independientes, pudiendo tener cualquier persona una identidad de género en particular y cualquier orientación sexual.
Por ejemplo:
La diversidad es clave, y cada individuo es único en términos de cómo experimenta y define su identidad de género y orientación sexual, y esto es un concepto que puede verse modificado con las experiencias en la vida de esa persona.
Tanto en la psicología en general, como en la sexología en particular, las etiquetas pueden ser útiles para muchas personas como herramientas que facilitan la comunicación y la expresión de la identidad, si bien es cierto, que también existen ciertos problemas asociados con ellas. Aquí hay algunos de los desafíos y críticas relacionados con el uso de etiquetas en la identidad de género:
Limitaciones y simplificación: las etiquetas a veces pueden simplificar en exceso la complejidad de la identidad de género. Cada persona tiene una experiencia única y puede no sentirse perfectamente representada por las categorías disponibles. Recordemos que hablamos en cuanto a identidad de género, de continuos cuantitativos y no de cualitativos excluyentes.
Estigmas y estereotipos: algunas etiquetas pueden llevar consigo estigmas o estereotipos asociados, lo que puede limitar la comprensión y aceptación de las identidades de género fuera de las categorías tradicionales.
Cambios en la comprensión y lenguaje en una sociedad: la comprensión de la identidad de género y el lenguaje que la rodea está en constante evolución. Las etiquetas pueden volverse obsoletas o ser insuficientes a medida que la comprensión cultural y social evoluciona.
Presión para tener que etiquetarse: algunas personas pueden sentir presión para etiquetarse de una manera específica, lo que podría no reflejar completamente su experiencia.
Exclusión y/o falta de inclusividad: el uso de etiquetas específicas puede excluir a personas cuyas experiencias no se ajustan a esas categorías con todas sus características. Esto puede llevar a la falta de reconocimiento de identidades de género menos conocidas, o a las nuevas concepciones.
Dificultades con la comprensión externa: las personas ajenas a la comunidad LGBTQ+ pueden tener dificultades para comprender la diversidad de identidades de género y pueden malinterpretar o juzgar incorrectamente a las personas basándose en etiquetas específicas.
Es importante abordar estos problemas desde una perspectiva de respeto y comprensión, reconociendo que las etiquetas son herramientas que algunas personas encuentran útiles, pero que no deben limitar la comprensión de la riqueza y diversidad de las experiencias individuales en torno a la identidad de género.
El acoso por identidad de género ocurre cuando una persona es tratada de forma hostil debido a su identidad de género. Este tipo de acoso es una forma de discriminación y puede tener graves consecuencias para la salud mental y el bienestar de las personas afectadas. A continuación, exponemos algunas formas comunes de acoso por identidad de género:
En estos casos, cuando hablamos del rechazo, discriminación o incluso el odio hacia las personas por su orientación sexual o su identidad de género, es cuando aparece el término homofobia , si es producido hacia personas homosexuales (personas que se sienten atraídas por personas de su mismo sexo), Bifobia hacia el hostigamiento de personas bisexuales (las que se sienten atraídas por personas de ambos sexos) y hablamos de transfobia en el caso de las personas transgénero (no se identifican con el sexo que se les asignó al nacer).
Es importante destacar que el acoso por identidad de género va en contra de los principios de igualdad y respeto a la diversidad.
Las organizaciones y comunidades que trabajan en la defensa de los derechos LGBTQ+ suelen ofrecer recursos y apoyo para las personas que enfrentan acoso por identidad de género.
Podemos hacernos una idea de la complejidad de la identidad de género de una persona, en un momento dado, y del dinamismo que ello conlleva, sabiendo diferenciar entre ésta y la orientación sexual.
Esto no es más que la piedra angular sobre la que pivota una sociedad que se base en el respeto hacia sus integrantes, considerándola diversa, así como rica, donde cada individuo viva su experiencia vital y sexual tan libre como lo desee, y formando entre todos una sociedad adaptada al momento en el que vivimos.
Por suerte, la tendencia es hacia estos valores de respeto, diversidad y pluralidad, que siglos atrás han conllevado tantísimo sufrimiento y que, en los últimos tiempos con esta base de educación sexual, nuestra sociedad va normalizando que la experiencia vital y sexual de una persona no son sólo dos polos, sino que hay un enorme continuo en el que cada persona se pueda situar para ser feliz. Si necesitas ayuda puedes pedir cita con un psicólogo.
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