Hay muchas razones por las cuales puede no conseguirse un embarazo después de un tratamiento de FIV y transferencia de embriones, y aunque los médicos saben que este hecho puede ocurrir y entra dentro de lo que se considera completamente normal, cuesta aceptarlo, ya que un mal resultado provoca mucha decepción.
Por ello, si vas a empezar un ciclo, tienes que asumir que es posible que las cosas no salgan bien a la primera o a la segunda, pero que no por ello hay que rendirse. También es importante que preguntes cuál es la tasa de éxito que, en general, ofrece cada técnica y cuáles son, en tu caso en particular, las posibilidades que tienes de lograr el embarazo, teniendo en cuenta tu edad, reserva ovárica y tu pareja.
Además, debes tener en cuenta que a mayor edad de la paciente más dificultades pueden surgir, pero cada mujer es distinta y es posible que, aunque ya hayas cumplido los 40, te quedes embarazada a la primera. Por otro lado, realizar más de un tratamiento de estimulación supone aumentar la posibilidad de obtener más óvulos y embriones de calidad y, por tanto, más posibilidades de lograr el éxito.
Pero volvamos al punto de partida: ¿y si no funciona, qué? En general, cuando el tratamiento no va bien, lo primero que nos preguntamos es porqué. Pero averiguarlo no es fácil. Las causas pueden ser muchas, ya que hay muchas variables en juego que intervienen en este proceso. Además, cada intento es único y distinto a cualquier otro, aunque se aplique la misma técnica y utilices tus propios óvulos o los de una misma donante.
Así que es imposible prever con antelación si las cosas saldrán bien o no. “Lo que sí se sabe, y muchos estudios han demostrado, es que la mayor parte de los fallos de implantación que se producen en los tratamientos de fecundación in vitro (FIV) están directamente relacionados con el embrión y su calidad”.
Por ello, es fundamental conseguir, y seleccionar si es posible, embriones de máxima calidad. En este aspecto, la técnica del Diagnóstico Genético Preimplantacional (DGP) es de gran ayuda para poder elegir los que presentan mejores características, especialmente cuando la madre tiene una edad avanzada o existe el riesgo de que el embrión presente alteraciones cromosómicas.
También se sabe que las posibilidades de lograr un embarazo mediante un tratamiento de FIV cuando se dispone de varios embriones de calidad son de hasta un 60-65%. Una cifra muy esperanzadora y mucho más alta que la que ofrece la naturaleza: se calcula que las probabilidades de que una pareja joven y sin problemas de fertilidad logre un embarazo tras mantener relaciones sexuales son como máximo de un 25% cada mes.
Sin embargo, también se ha observado, que aproximadamente un 30% de embriones que en principio reúnen los requisitos necesarios no logran implantarse en el útero ni dar lugar a un embarazo. Y, ¿por qué? La mayor parte de las veces, el motivo pueden ser alteraciones cromosómicas, y es por eso que en casos de edad materna más avanzada o en casos de fallos de implantación previos, es aconsejable seleccionar los embriones mediante la técnica de DGP. También es posible que existan problemas uterinos que comporten un efecto inflamatorio (presencia de endometriosis, miomas o adenomiosis) o problemas de coagulación (trombofilias) que impidan o dificulten el desarrollo del embarazo incipiente.
Los primeros se pueden detectar a través de una ecografía de alta resolución o una histeroscopia, que permite hacer un diagnóstico más preciso. En cuanto a los problemas de coagulación no es algo frecuente, y requiere un análisis específico, por lo que generalmente no se realiza un estudio de forma rutinaria al iniciar un tratamiento, a no ser que existan antecedentes familiares o que la paciente lo especifique en su historial clínico.
Hay un 10% de casos en los que no se puede determinar cuál es la causa del fracaso. Y es en este punto en el que la experiencia y los conocimientos del profesional son claves para decidir cómo actuar, y si vale la pena seguir y alentar a la paciente a realizar nuevos ciclos, o explicarle que no hay una causa detectable y que no hay muchas probabilidades de lograr el éxito en próximos intentos.
Por suerte, son pocos los casos en los que al final no se logra un buen resultado (un 10% del total), así que recuerda que nunca hay que rendirse si las cosas no salen bien a la primera. De hecho, la mayoría de las veces se consigue el objetivo a la segunda o a la tercera. Además, se sabe que, junto a la edad, que es el principal determinante para el éxito, la constancia y la perseverancia en los tratamientos son otros dos elementos clave en la lista de factores que suman a favor de un buen resultado.
Según los datos estadísticos del Registro Nacional de Actividad de la SEF (Registro Nacional de Actividad 2021-Registro SEF donde participan 334 centros públicos y privados que realizan tratamientos de fertilidad en España ).
En el año 2021 se llevaron a cabo un total de 165.453 ciclos de fecundaciones in vitro (FIV) y 33.818 inseminaciones artificiales (IA), lo que supone para los ciclos de FIV un incremento del 11.7% con respecto al los datos del 2019 y un 29.8% con respecto al año previo. Estas técnicas dieron lugar al nacimiento de un total de 40.638 bebés, lo que representa un incremento del 33,3% de nacimientos.
Según este documento, que registra también los datos perinatales de los recién nacidos procedentes de un tratamiento reproductivo, los nacimientos aumentaron un 33% respecto a 2020 .
En relación a todos los recién nacidos en España, el porcentaje de ellos tras una técnica reproductiva roza el 11%, de acuerdo con los datos publicados por el Instituto Nacional de Estadística (INE) durante el último trimestre de 2021 y los tres primeros de 2022 .
Según estos datos se llega a la conclusión que en España cada vez más parejas tienen que recurrir a las técnicas de reproducción asistida para conseguir embarazo. Pero también se concluye que los resultados cada vez son mejores.
En este sentido, es fundamental que antes de empezar cualquier tratamiento la paciente tenga confianza plena en el equipo médico, que es quien mejor puede explicar cómo está la situación en cada momento, y aconsejar en función de los resultados obtenidos, la mejor opción para llegar al resultado soñado. Puedes pedir cita con un ginecólogo para que pueda ayudarte.
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