John Bowlby, psicoanalista inglés, pionero en sus aportaciones en la teoría del apego nos dice que las relaciones personales implican la creación de un vínculo entre dos personas. Este vínculo puede ser seguro o inseguro. Cuando el vínculo es seguro, por una parte, tenemos una dependencia sana con otra persona, en la que contamos con su apoyo y nos alegramos de compartir vivencias, así como también la apoyamos y le transmitimos nuestros mejores deseos.
Por otro lado, necesitamos tener un espacio personal para relacionarnos con otros vínculos, estar solos, tener tiempo para lo que queramos…Hablamos de dependencia insana, cuando no se respeta el espacio personal de la otra parte, y entonces sentimos algo parecido a una adicción hacia ese vínculo.
Hay tres tipos de independencias: la económica, la social y la emocional. En este caso, nos referimos a la dependencia emocional. En España se declara dependiente emocional un 49,3% de las personas entrevistadas. Se presenta una incidencia en personas jóvenes de 16 a 31 años, del 24,6% donde el 74,8% son mujeres y el 25,2% son hombres.
La dependencia emocional es por tanto un patrón crónico de demandas afectivas insatisfechas, que llevan a la persona a buscar desesperadamente satisfacerlas mediante relaciones interpersonales estrechas.
Esta conlleva la búsqueda constante de expresiones y demostraciones de afecto, además de una gran sensación de inferioridad. En los jóvenes universitarios se ha visto preocupación acerca del abandono, problemas con la cercanía y la intimidad, dificultad para resistir la presión externa, alteraciones en la identidad y en la regulación del afecto, así como menos niveles de autoconfianza.
Es más frecuente escuchar el concepto de dependencia emocional en las relaciones de pareja, pero también ocurre de forma frecuente en la amistad. Cuando hay dependencia entre amigos/as, se produce un apego disfuncional. Se da una relación desigualitaria. Es unilateral. En su base se encuentra, un patrón de necesidades insatisfechas o la adjudicación de su valía a lo que la otra persona piensa de ella.
Cuando existe dependencia, la persona que la sufre, vulnera la necesidad del amigo/a de ser respetado/a, esto es, sentir que el otro le considera, entiende su individualidad, que tiene derecho a ser como es, y que respeta su espacio, y sus necesidades. Se produce también esta dependencia a veces, porque tiene la necesidad de impactar al otro en las relaciones. Es decir, poder tener influencia sobre el otro, porque sabe atraer su interés. Poder dejar huella en el otro. En este caso, ahí se daría la codependencia, esto es, necesitar que se le valore a través del impacto en el otro. Por ejemplo, cuando establecen relaciones de amistad donde la función es actuar de salvador del amigo/a. Sin embargo, no recibe de vuelta lo mismo.
La autoestima se construye primero en base a cuánto nos sentimos queridos por los demás y después a cuánto nos queremos nosotros. Pero si existe dependencia, el foco está en cuánto nos quiere la otra persona y nuestra valía gira en torno a cuánto nos sentimos valorados por nuestro amigo/a.
La dependencia siempre conlleva la pérdida de uno mismo, para que la otra persona no nos abandone o rechace. Hacer cualquier cosa para evitar discusiones con un amigo/a, abandonar paulatinamente tus necesidades o intereses, para que nada se interponga en esa relación.
Tener el concepto de que los amigos están para apoyarnos en ellos, y poder apoyarlos nosotros también, pero no pueden quitarnos nuestra libertad, individualidad o espacio personal, ni nosotros a ellos, porque esto es un derecho de cada persona.
Para salir de la dependencia emocional, es necesario trabajar la autoestima y nuestro sentido de independencia y autonomía. Esta autoestima está basada generalmente en la valía que le da el amigo/a, o si es una relación de codependencia, en cuidar y apoyar al otro, estableciendo una relación desigualitaria. Cuando hay autoestima, no se establecen relaciones desigualitarias, hay reciprocidad, hay un yo-tú. Te tengo en cuenta, y me tengo en cuenta. Me acepto y te acepto, aunque seas diferente, sientas y te comportes distinto a mí. No dudes en hablar con un psicólogo si estas en esta situación.
La publicación del presente artículo en el Sitio Web de Doctoralia se hace bajo autorización expresa por parte del autor. Todos los contenidos del sitio web se encuentran debidamente protegidos por la normativa de propiedad intelectual e industrial.
El Sitio Web de Doctoralia Internet S.L. no contiene consejos médicos. El contenido de esta página y de los textos, gráficos, imágenes y otro material han sido creados únicamente con propósitos informativos, y no para sustituir consejos, diagnósticos o tratamientos médicos. Ante cualquier duda con respecto a un problema médico consulta con un especialista.