La cardiopatía isquémica es una enfermedad ocasionada por la arterosclerosis de las arterias coronarias, las encargadas de proporcionar sangre al músculo cardiaco.
En España, esta enfermedad genera una demanda asistencial creciente y es la primera causa de mortalidad en hombres y mujeres. Se estima que cada año la enfermedad cardiovascular en general, causa unos 4 millones de fallecimientos en Europa, la mayor parte por enfermedad coronaria.
Anualmente en nuestro país, podríamos cifrar en torno a 65000-70000 la incidencia de infartos anuales, de los cuales ingresarían entre 42000 a 45000; podemos calcular que la mitad se situaría por debajo de los 75 años. Datos sobre nuevos casos de angina de pecho son más difíciles de establecer, debido a la variación de su severidad, ya que muchos casos no requieren ingreso hospitalario, no obstante, alrededor de 35000 serían los ingresos hospitalarios por angina inestable.
[En términos económicos, el conjunto de enfermedades del sistema circulatorio representa el 8% sobre el total del gasto sanitario en España. La cardiopatía y el ictus isquémicos suponen un coste sanitario superior a 2.500 millones de euros en España; la hospitalización y procedimientos relacionados suponen aproximadamente un 40% del gasto sanitario español. En consecuencia, el impacto en la sociedad española de las enfermedades cardiovasculares y en particular de las enfermedades isquémicas, tanto en términos de salud como de economía es muy importante y es esencial continuar con las investigaciones y los esfuerzos para mejorar la prevención y el tratamiento de esta enfermedad.
La angina de pecho se caracteriza por dolor o malestar en el pecho que se desencadena cuando alguna parte del corazón no recibe suficiente sangre. Este dolor a menudo se describe como una sensación de presión, opresión, pesadez, constricción o dolor generalmente en el pecho sobre el esternón.
Existen diferentes tipos de angina de pecho y los síntomas pueden variar dependiendo del tipo:
La angina de pecho puede ir acompañada de otros síntomas denominados vegetativos, más frecuentes en el infarto que en la angina, con gran variabilidad de unos pacientes a otros y que no necesariamente se presentan. Incluyen:
La angina de pecho y el infarto agudo de miocardio son dos formas distintas de una misma enfermedad) cardiovascular conocida como cardiopatía isquémica. Ambas condiciones están causadas por un desequilibrio entre el flujo sanguíneo a través de las arterias coronarias y el requerimiento de oxígeno del músculo cardíaco (miocardio).
En resumen, mientras que en la angina de pecho estable existe una oclusión parcial de una o varias de las arterias del corazón por aterosclerosis, en el infarto esa oclusión es total, lo que aumenta su gravedad.
El diagnóstico clínico de la angina de pecho se basa fundamentalmente, en un buen interrogatorio encaminado a investigar la presencia de factores de riesgo cardiovascular tales como la hipertensión arterial, dislipemia, diabetes, tabaquismo, obesidad y sedentarismo fundamentalmente; en la sintomatología antes descrita: dolor en el pecho, modo de presentación, desencadenantes, atenuantes, duración y otros síntomas acompañantes.
Generalmente con estos datos estaremos sobre la pista, sin embargo, será preciso completar este estudio básico con un buen examen físico y un electrocardiograma, aunque en este punto debemos manifestar que la normalidad del examen físico y/o del electrocardiograma no excluyen el diagnóstico. Un análisis de sangre será imprescindible para poner de manifiesto alteraciones del colesterol, triglicéridos, diabetes y estudio de marcadores enzimáticos demostrativos de necrosis miocárdica.
La relación entre la aparición de dolor y el ejercicio es la base del diagnóstico, sin embargo, de cara a cerrar el diagnóstico, individualizar la severidad de cada paciente y buscar el tratamiento óptimo, es necesaria la realización de pruebas complementarias.
Estas pruebas son:
1. Ecocardiograma Doppler: los ultrasonidos permiten ver y cuantificar la forma, tamaño y movimiento del corazón. Esta exploración, aunque, no permite ver las arterias, da una información muy importante sobre el funcionamiento del corazón, su función de bomba, la motilidad de las paredes y la presencia de otras lesiones añadidas
2. Prueba de esfuerzo: es básica ya que permite evaluar cómo responde el corazón al esfuerzo y observar la presencia de trastornos isquémicos desencadenados por el ejercicio, no demostrables en reposo.
3. Gammagrafía de perfusión miocárdica (SPECT): esta prueba radioisotópica, combinada con estrés físico o farmacológico permite evaluar mediante imagen cual es el flujo sanguíneo y perfusión del músculo cardíaco.
4. Tomografía computarizada (TAC) coronaria: esta técnica permite obtener imágenes detalladas del corazón y las arterias coronarias de modo incruento.
5. Score cálcico: se determina en el TAC coronario y es la determinación de calcio en las arterias coronarias, es pues un marcador de aterosclerosis coronaria y una útil herramienta pronóstica
6. Coronariografía mediante cateterismo cardíaco: es una prueba invasiva de capital importancia ya que, no solo, permite visualizar directamente las arterias coronarias, y en consecuencia detectar y valorar posibles obstrucciones, sino que además tiene un papel crucial en el manejo terapéutico de la cardiopatía isquémica, planificando el tratamiento más adecuado en cada caso, que puede ser angioplastia coronaria con implante de stent, cirugía de revascularización (by-pass) o simplemente tratamiento farmacológico
Cada una de estas pruebas proporciona información valiosa que ayuda al médico a confirmar o descartar la presencia de angina de pecho, evaluar su gravedad y determinar el tratamiento para la angina de pecho más adecuado.
En conclusión, la cardiopatía isquémica, causada por la arterosclerosis de las arterias coronarias, es la principal causa de mortalidad en España y Europa. Genera una gran demanda asistencial y tiene un alto coste sanitario. La cardiopatía isquémica, incluye la angina de pecho, en sus diferentes formas y el infarto agudo de miocardio, en ambos casos la causa se debe a un desequilibrio entre el flujo sanguíneo coronario y la demanda de oxígeno del corazón. La angina es transitoria y no causa muerte celular, mientras que el infarto implica una oclusión total de alguna arteria y en consecuencia necrosis celular.
En la estrategia de lucha contra la cardiopatía isquémica en general y a la angina de pecho en particular, el primer y principal paso es la prevención, es decir controlar y luchar contra los factores de riesgo, antes comentados, lo cual es un cometido no solo de los médicos, si no del conjunto del sistema sanitario, ya que trasciende del individuo y abarca a la sociedad en su conjunto. Cuando la enfermedad ya está establecida es de capital importancia realizar un diagnóstico precoz utilizando las técnicas antes reseñadas, para establecer el tratamiento más idóneo y eficaz en cada caso. Puedes pedir cita con un un cardiólogo si tienes alguna duda.
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