La esquizofrenia es un trastorno mental grave que afecta a una de cada cien personas adultas. Unas 400.000 personas padecen la enfermedad en España (Cibersam). Afecta en la manera de entender la realidad, de pensar, de interpretar lo que está sucediendo en la vida de la persona. Como consecuencia de ello se produce una afectación en su funcionalidad global, relaciones, estudios, trabajo…
El primer episodio suele aparecer al final de la adolescencia o el inicio de la edad adulta, período clave en el desarrollo de madurez de la persona. Es de vital importancia la intervención precoz, lo más cerca posible del inicio de los primeros síntomas. Sabemos que un abordaje temprano va a permitir un mejor pronóstico. Es crucial trabajar con pacientes y familia en la prevención de nuevos episodios, para conseguir la remisión de síntomas y la recuperación.
Vamos a hablar de los diferentes tipos de esquizofrenias según la clasificación CIE 10 (Clasificación Internacional de Enfermedades y Trastornos relacionados con la Salud Mental realizada por la OMS).
La esquizofrenia paranoide es la más frecuente, lo característico de este tipo de esquizofrenia es el predominio de la sintomatología psicótica positiva (delirios y alucinaciones). Estos síntomas son los más relevantes aunque pueden coexistir otros síntomas a nivel afectivo: apatía, falta de motivación, irritabilidad. Puede cursar en forma de crisis o brotes en los que la persona relata toda esta experiencia psicótica de forma clara, alternando con periodos de remisión parcial o completa en los que puede llegar a hacer crítica de estas experiencias o puede presentar una evolución crónica.
En este tipo de esquizofrenia predominan los trastornos afectivos y del comportamiento, podemos ver que se ríen, hacen movimientos o gestos, sin aparente. Presentan un comportamiento imprevisible y en ocasiones irresponsable, la afectividad es superficial e inadecuada. El pensamiento está desorganizado y el discurso es incoherente. Pueden presentar delirios y alucinaciones, generalmente con menos estructura que en la esquizofrenia paranoide. Estos comportamientos lo llevan a aislarse. El inicio puede ser entre 15 y 25 años y se requiere un periodo de observación de dos o tres meses para poder llegar al diagnóstico. Son de mal pronóstico.
La principal característica es la presencia de trastornos psicomotores como: marcada disminución de la velocidad de reacción al entorno, disminución de la actividad o quedarse callados largo tiempo. Pueden presentar posturas rígidas. También pueden presentar excitación con incremento del movimiento sin sentido. Adoptar y mantener posturas extravagantes e inadecuadas. Mostrarse resistentes, sin motivo aparente, a cualquier instrucción. Es un tipo grave y poco frecuente. Para el diagnóstico debe predominar uno o más síntomas de los descritos y se han tenido que descartar otras causas de mutismo con manifestaciones de las descritas (lesiones cerebrales, trastornos metabólicos, alcohol u otros tóxicos y trastornos del humor).
Son síndromes que cumplen con las pautas comunes para el diagnóstico de esquizofrenia pero en los que no predomina unos rasgos en particular por lo que hemos descartado el resto de esquizofrenias.
Para su diagnóstico necesitamos una valoración de la evolución en la que se haya descrito al menos un episodio en el que se ha cumplido criterios para el diagnóstico de esquizofrenia. Presencia de al menos un año de sintomatología psicótica positiva (ideas delirantes, alucinaciones… ) aunque con menos intensidad y con predominio de sintomatología psicótica “negativa”, como inhibición, falta de iniciativa, afecto aplanado… También se ha tenido que descartar una demencia, otro trastorno orgánico cerebral o una depresión crónica que puedan justificar el deterioro.
Es poco frecuente. Se caracteriza por la instauración progresiva de un comportamiento extravagante en una persona que es incapaz de responder a las demandas de la vida social, muestran una evidente dificultad para gestionar su vida adulta de forma eficaz. No hay alucinaciones ni delirios ni se han presentado episodios en el pasado. Se presenta sintomatología negativa de forma predominante sin haber aparecido previamente síntomas psicóticos positivos claros. Son personas que se empobrecen a nivel social y pueden terminar en la indigencia. El diagnóstico es difícil y requiere de una observación del evolutivo.
Como hemos podido ver, hablar de tipos de esquizofrenias es un camino difícil, en el que es necesaria la valoración evolutiva. La clasificación nos ayuda a la hora de implementar tratamientos psicoterapéuticos y rehabilitadores precisos.
Lo fundamental es llegar a los estadios más avanzados de la enfermedad habiendo intervenido de forma precoz. Sabemos que la implementación de programas de prevención en psicosis incipiente ha ayudado a mejorar el pronóstico y a definir evoluciones en las que se preserva la funcionalidad psicosocial y laboral.
El trabajo desde los movimientos de primera persona están ayudando a superar el estigma y a entender mucho mejor las necesidades de recursos y soportes en la comunidad que y den herramientas a los familiares. No dudes en pedir cita con un psiquiatra si necesitas ayuda. También puedes consultar nuestra guía: De la estigmatización a la comprensión: un enfoque integral de la esquizofrenia en España.
La publicación del presente artículo en el Sitio Web de Doctoralia se hace bajo autorización expresa por parte del autor. Todos los contenidos del sitio web se encuentran debidamente protegidos por la normativa de propiedad intelectual e industrial.
El Sitio Web de Doctoralia Internet S.L. no contiene consejos médicos. El contenido de esta página y de los textos, gráficos, imágenes y otro material han sido creados únicamente con propósitos informativos, y no para sustituir consejos, diagnósticos o tratamientos médicos. Ante cualquier duda con respecto a un problema médico consulta con un especialista.