La mayoría de personas que acuden a las consultas de los profesionales de la psicología, no están enfermas en el sentido estricto del término, pero acuden en busca de ayuda, sin duda, porque sufren y no soportan más sufrir.
Este podría ser el caso de aquellos que sufren un trastorno obsesivo-compulsivo. Sufren por estar en conflicto con ellos mismos y con los demás. Son conflictos, la mayoría, relacionales. Sufren porque tienen un conflicto interno, que ellos desconocen, porque está oculto, porque está reprimido en el inconsciente y se manifiesta en forma de síntomas que invaden todas o casi todas las áreas de su vida, desde hace demasiado tiempo, haciéndose el sufrimiento insoportable.
Si bien, podemos decir que hay fenómenos obsesivos normales, es decir, que todas las personas sin patología clínica y bajo ciertas circunstancias como: situaciones de tensión, falta de sueño o situaciones de cansancio, pueden también tener ideas obsesivas, aunque no llegan ni en cantidad ni intensidad a producir displacer o sufrimiento y no se pueden considerar como síntomas clínicos.
También puede aparecer sintomatología de forma obsesiva secundaria que se presenta en otros trastornos como la depresión y fobias y que se abordan en un tratamiento conjunto.
Una obsesión es una idea que aparece en la mente y que se caracteriza por:
Ser un pensamiento que surge de manera forzada
Normalmente es una idea absurda y/o exagerada
Se forma una lucha entre la persona y el pensamiento obsesivo
Esta lucha causa tensión emocional, incrementando la ansiedad y el desánimo por la persistencia del problema y la ineficacia de los esfuerzos para solucionarlo
La idea obsesiva se complica con comportamientos que surgen, actos obsesivos o compulsiones, con la finalidad de calmar a la persona dando cumplimiento a la exigencia del tema obsesivo. Estas personas ven forzadas a hacer rituales, que muchas veces no tienen ni idea de por qué los hacen, pero que, al no poder evitarlos, interfieren de forma invasiva en sus vidas, siendo verdaderamente un obstáculo que les impide llevar una vida normal, sintiéndose atrapados entre rituales y repeticiones. (lavados de manos, comprobaciones, puesta en orden de objetos, contar, repetir palabras en silencio).
Llamamos trastorno obsesivo a un grupo de alteraciones del pensamiento y de la conducta que giran alrededor del concepto de obsesión. Esta comprende una ambivalencia que lo invade todo, necesidad de control, pensamiento mágico, rituales de hacer y deshacer y cierta confusión entre el pensamiento y la acción.
El fenómeno obsesivo tiene su complejidad al tener tres vertientes principales:
1. La ideativa (las ideas obsesivas)
2. La afectiva (ansiedad y rasgos depresivos)
3. La conducta (los actos obsesivos: rituales y acciones que se llevan a cabo)
Entonces, podríamos decir que, si estos pensamientos son habituales, recurrentes, invasivos y abundantes, se convierten en síntomas porque empiezan a causar displacer, porque se repiten constantemente y uno no puede hacer otra cosa que entrar en esa repetición, causando malestar y sufrimiento, ya que producen verdaderas dificultades en el día a día además de sufrimiento interno de la persona.
Este trastorno, suele aparecer sobre un fondo de personalidad obsesiva, aunque no necesariamente.
Es un patrón general de preocupación por el orden, el perfeccionismo, y el control mental e interpersonal, a expensas de la flexibilidad, la espontaneidad y la eficiencia, que empieza al principio de la edad adulta. Constituye una forma de funcionamiento habitual de la persona, que no necesariamente presentan rituales u otros síntomas obsesivos, sino que simplemente hay rasgos estables de comportamiento, formas habituales de reacción frente a circunstancias de la vida que se relacionan con el fenómeno obsesivo. Son rasgos bien definidos y estables a lo largo de la vida de la persona, hablaríamos de algunos rasgos como:
Un tema importante en el obsesivo es el tema de la duda, la indecisión. Tiene un miedo exagerado a cometer un error, esto los lleva a la indecisión, y a hacer listas como sustitutos de la acción, siendo la lista tratada como un logro, como un sustituto de la acción. Sin embargo, no cumplir la lista, en el orden o totalidad, producirá ansiedad y culpa. La persona obsesiva necesita más que nadie ante un dilema, la seguridad y la certeza de que la opción que elegirá será la acertada, porque tiene un miedo superior al normal a cometer un error. Para evitar ese error, la persona examina al detalle todas las opciones, sus alternativas y una a una todas las consecuencias, dándose cuenta de que estar en la indecisión constantemente exige un gasto de tiempo y de energía excesivo.
La indecisión es una de las problemáticas por la que los pacientes suelen acudir a consulta, ya que les cuesta demasiado tomar decisiones, aunque sean decisiones nimias y poco relevantes, pero que necesitan resolver con la lógica o razón (eso solo lo pueden hacer durante los procesos racionales). Sin embargo, no consiguen resolver problemas de naturaleza fundamentalmente emocional ya que muchas decisiones, más y menos importantes, están en el plano del quiero, deseo, me gusta, etc.
Antes que nada, uno debe saber que uno puede liberarse de esta sintomatología acudiendo a un profesional de la psicología que aborde el problema de fondo, que le ayude a entender el origen de este conflicto. Para el psicoanálisis sería la colisión o el conflicto entre los deseos reprimidos y la moral interiorizada, es como si uno inconscientemente estuviera debatiéndose constantemente entre la obediencia o el desafío.
Las personas con trastorno obsesivo compulsivo conectan mejor con las emociones que experimentan de ira, culpa y temor. Y son estos sentimientos de culpa y temor los que acaban incrementando el problema ya que contribuyen a que la persona además tenga una imagen devaluada de sí misma y en consecuencia una baja autoestima, que les puede llevar a deprimirse. Las emociones como el afecto, la ternura y el cariño, son emociones que les son más difíciles de experimentar y son reprimidas ya que les hacen sentir expuestos, débiles, vulnerables e incluso avergonzados, arrastrándolos a un cierto aislamiento emocional. Estas emociones reprimidas son sustituidas por respeto y seguridad. Esto los hace proclives a desarrollar un apego dependiente de los demás.
Las personas con esta problemática, antes de pedir ayuda a un profesional, ya han intentado por todos los medios controlar estos pensamientos. Pero a más control más se impone el pensamiento obsesivo y se ven conversando constantemente con ellos mismos y a veces se sienten martirizados porque no pueden dejar de pensar. Habitualmente, en una primera sesión se lamentan de no haber sido capaces ellos mismos de solucionar lo que les pasa: “ Yo creía que podría solucionarlo solo”, el “yo me arreglo, yo puedo” es típico de una personalidad obsesiva.
Un tratamiento psicoterapéutico que haga un abordaje del conflicto central contribuye a moderar la excesiva preocupación por el dominio intelectual y la racionalización excesiva que tienen las personas obsesivas, evitando el aislamiento emocional que conlleva una pérdida de la experiencia humana, ayudando a la persona a experimentar de forma consciente sus sentimientos más profundos de amor y lealtad presentes en su conducta o sentimientos de ternura, cariño, dependencia, deseo o goce, contribuyendo a su conexión social y a elevar sus sentimientos de autoestima devaluados.
La conciencia empática de su conflicto interno central y tomar conciencia de la infelicidad que le causa en su vida diaria, posibilita que estas personas puedan aprovecharse de una psicoterapia, de un tratamiento psicológico en el que tendrán la posibilidad de liberarse de la tiranía mental interna a la que se ven arrastrados por los rasgos, pensamientos y actos obsesivos que les impiden disfrutar y gozar de las cosas simples de la vida.
En definitiva, si uno sufre permanentemente desde hace demasiado tiempo y ese sufrimiento invade todas las áreas de la vida, porque es excesivo y se le hace insoportable, entonces hay que acudir a un psicólogo ya que sabrá descifrar y traducir qué es lo que está oculto bajo esos síntomas y de esta forma calmar los conflictos relacionales para vivir en calma, aun teniendo a veces emociones contradictorias, como el amor y el odio o el deseo y la culpa.
Si quieres seguir aprendiendo sobre este tema puedes leer nuestra guía sobre el TOC donde se abordan otros temas relacionados.
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