¿Alguna vez has sentido que no eres lo suficientemente inteligente, guapo o atractivo? No estás sola o solo, te aseguro que es algo más común de lo que piensas.
En un mundo dominado por las redes sociales, que no paran de mostrarnos vidas en apariencia perfectas, con estándares de belleza inalcanzables, es fácil que nos sintamos acomplejados e inferiores. Pero a veces olvidamos que nuestras inseguridades no definen quiénes somos en realidad, son solo sombras que proyectamos sobre nosotros mismos.
En este artículo vamos a explorar cómo nos podemos liberar de las cadenas que nos hacen dudar de nosotros mismos, para poder abrazar nuestras singularidades y desplegar nuestra autenticidad.
Hay ciertos patrones de pensamiento y de conductas muy arraigados que marcan la percepción negativa que tenemos de nosotros mismos.
Es muy probable que estas percepciones provengan de experiencias infantiles, donde pudimos recibir mensajes cargados de críticas o comparaciones, que nos llevaron a tener una autoimagen poco positiva acerca de quiénes somos.
Los complejos pudieron manifestarse de diferentes formas, como un complejo de inferioridad respecto a nuestra inteligencia, una percepción negativa de nuestro cuerpo, una sensación de que no somos lo que la gente piensa (el conocido síndrome del impostor).
Ana es un ejemplo. Ella siempre se ha sentido insegura acerca de su cuerpo. No para de compararse con otras chicas en Instagram, sintiendo que ella nunca cumple con los estándares de belleza. A lo largo del tiempo, su complejo le ha llevado a evitar situaciones sociales y a vestirse con prendas muy holgadas que no le favorecen demasiado.
Juan, por otra parte, se siente inferior a sus compañeros de trabajo. Duda de sus propias habilidades laborales y de su inteligencia, a pesar de recibir elogios por su contribución a los logros del equipo. Su síndrome del impostor le hace atribuir sus éxitos a la suerte, lo que le ha llevado en ocasiones a perder oportunidades interesantes de liderazgo.
A continuación te voy a plantear una serie de preguntas que te pueden llevar a considerar si estás lidiando con inseguridades y complejos:
¿Sientes dudas constantes sobre ti?
¿Te comparas con los demás en términos de apariencia, logros, estatus social u otros aspectos, sintiendo que tú estás en desventaja?
¿Eres muy crítico contigo mismo, aun cuando deberías sentirte satisfecho?
¿Sientes que nada de lo que haces es lo suficientemente bueno?
¿Evitas ciertos riesgos o desafíos por miedo a fracasar o sentirte rechazado?
¿Te preocupa lo que los demás piensan de ti?
¿Necesitas la aprobación de los demás para sentirte bien contigo mismo?
¿Te hablas a ti mismo de forma negativa, usando un lenguaje despectivo?
Si has contestado que sí a algunas de estas preguntas, es hora de que te des cuenta de que esas inseguridades pueden estar afectando negativamente a tu vida.
La autenticidad aparece cuando empiezas a aceptar tus luces y sombras, a través de la autoaceptación. Para ellos, debes reconocer todas tus fortalezas y debilidades sin juzgarte de forma negativa.
Para trabajar la autoaceptación ser asertivos es de vital importancia, ya que nos debemos permitir expresar nuestros pensamientos, sentimientos y necesidades de una forma honesta y respetuosa. Al permitirnos expresarnos de esta forma, contribuimos a mejorar nuestra imagen y autoestima. Y no solo debemos ser asertivos con los demás, aún más importante es que te hables a ti mismo de una forma amable, con la misma compasión que tendrías con un ser cercano al que amas y respetas.
Es fundamental que trates de evitar las comparaciones. Es cierto que hoy día es difícil, pues las redes sociales, son una llamada constante a la comparación. Recuerda que solo nos muestran fragmentos seleccionados de la vida de alguien, no la totalidad. Enfócate en ser mejor tú, en tu propio progreso, en lugar de poner el foco en los logros de los demás.
Establece metas realistas y alcanzables que te permitan crecer y ganar confianza en el camino. Cada vez que enfrentas tus miedos y desafías tus inseguridades es una victoria más, que merece ser celebrada.
Nuestra autenticidad se encuentra en los desafíos que enfrentamos a lo largo de nuestra vida. Compartir tus triunfos y fracasos con los que te rodean, no solo te liberarán de las cadenas de la vergüenza, sino que te mostrará como un ejemplo inspirador para otras personas.
Muchas veces tenemos miedo a mostrarnos vulnerables, cuando ésta es la mejor forma de conectar con las personas, que suelen compartir miedos o complejos similares.
A veces, no podemos superar las inseguridades por nosotros mismos. Como ocurrió en los casos de Ana y Juan, que necesitaron de la ayuda de una terapia para revisar su historia personal.
Ana descubrió que se había sentido rechazada de niña, a través de comentarios despectivos hacia su cuerpo. Sintió que no era digna de amor, lo que le condujo a aislarse cada vez más. En terapia pudo trabajar su autoestima, hasta darse cuenta que tenía muchas cualidades que nunca había reconocido como propias.
Por otra parte, Juan se dio cuenta que sus inseguridades en el trabajo eran comunes, y éso le produjo cierto alivio. En terapia recordó determinadas actitudes hacía él de pequeño que le hicieron sentir torpe e inseguro. Se dio cuenta que aquellas frases no tenían una base real. A medida que avanzaba en su terapia se permitió compartir sus dudas y percepciones con otros compañeros. Aquella nueva actitud le permitió mejorar su liderazgo y disfrutar más del trabajo.
Ambos se dieron cuenta que la historia que habían escuchado de pequeños, les había llevado a “contarse una película” sobre ellos mismos que les impedía disfrutar de sus vidas y ver sus cualidades positivas.
Mostrarte como eres, sin máscaras ni pretensiones, te conecta más contigo mismo y con los que te rodean.
Al reconocer, aceptar y transformar tus complejos, puedes deshacerte de forma progresiva de esos patrones negativos de pensamiento, permitiendo que salga y brille la auténtica luz que hay dentro de ti.
Recuerda, todos somos seres únicos y valiosos, merecedores de una vida llena de confianza y autenticidad, que puedes cultivar cada día. No dudes en pedir cita con un psicólogo. También puedes consultar nuestra completa guía: Aprovechar el poder del desarrollo personal para mejorar el bienestar emocional.
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