La psicóloga y psicoterapeuta Anna Navas nos explica las diversas formas de violencia de género y cómo identificarlas: desde la violencia física y económica, hasta la violencia sexual, patrimonial y vicaria. Además, nos habla de la violencia psicológica, que actúa como base de todas las demás, y de las señales tempranas de alerta que pueden ayudarnos a reconocer estas situaciones.
✨ La violencia de género tiene repercusiones emocionales a corto y largo plazo, como ansiedad, depresión o problemas de autoestima. A veces, el entorno cercano juega un papel crucial en la detección y apoyo, pero es importante ofrecer escucha empática y evitar frases que minimicen el sufrimiento.
Transcripción del vídeo:
Hola, soy Ana Navas, psicóloga y psicoterapeuta. Hoy, día 25 de noviembre, es el Día Internacional por la Erradicación de las Violencias de Género. La Organización Mundial de la Salud, en 1998, definió la violencia de género como un problema de salud pública con graves consecuencias por su alta prevalencia.
La violencia de género no es una sola; existen diferentes tipos. La más reconocida y visible a nivel social es la violencia física, donde el agresor infringe daño y lesiones al cuerpo de la persona agredida. Es la más legislada y la primera que viene al imaginario colectivo cuando hablamos de violencias de género.
Tenemos también la violencia económica, caracterizada por la privación de recursos económicos como medida de coacción o manipulación: controlar el dinero, hacer preguntas constantes sobre ingresos, no permitir acceso a los ingresos familiares.
La violencia social se basa en la limitación, control e inducción al aislamiento social. Esto incluye separar a la persona de su familia y amigos, privándola de apoyo social.
La violencia sexual, aunque podría incluirse dentro de la física, se diferencia por agredir la libertad sexual: violaciones, relaciones sexuales impuestas incluso dentro de la pareja, forzar la concepción o el aborto, mutilaciones genitales, acoso sexual (ya sea online o físico) o tocamientos indeseados.
Otros tipos incluyen la violencia vicaria, donde el agresor daña a los hijos para perjudicar a la pareja o expareja, y la violencia patrimonial, que implica destruir bienes de la persona agredida, especialmente aquellos de gran valor personal. También está la violencia ambiental, como conducción temeraria con la víctima en el vehículo o golpear paredes durante discusiones.
Aunque las violencias tienen diferentes formas, todas comparten la violencia psicológica como un sustrato transversal. Esta implica imposición de pensamientos del agresor, amenazas, insultos, desprecios hacia la persona, su trabajo, familia o relaciones. Genera falta de confianza, sentimientos de indefensión y culpa, aumentando la anulación y el sometimiento al agresor.
El entorno juega un papel crucial en la detección y apoyo. Es importante no cuestionar el relato, no minimizar la situación ni dar consejos o soluciones no adaptadas a las posibilidades de la persona. En cambio, se debe escuchar empáticamente, validar emociones, respetar los silencios y apoyar las decisiones de la persona.
Las personas que viven violencias de género enfrentan obstáculos como la falta de creencia en su relato, actitudes paternalistas, infravaloración de su peligro percibido o imposición de criterios.
Si crees que has vivido o estás viviendo una situación de violencia de género, hay recursos disponibles como el teléfono 016, accesible 24 horas y en varios idiomas, o el WhatsApp 60000 016. También es importante buscar un especialista privado en violencias de género si necesitas apoyo psicológico.
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