El estrés es un fenómeno común en las sociedades actuales, tiende a aparecer cuando vivimos situaciones de agobio, tensión, cuando nos encontramos bajo presión y, en definitiva, en escenarios exigentes que, en ocasiones, nos pueden sobrepasar. Es una respuesta adaptativa de nuestro cuerpo que nos prepara para enfrentar los retos que la vida nos plantea, en la que se activan procesos biológicos autónomos de nuestro cuerpo, influyendo en nuestros pensamientos, emociones e incluso en el entorno social.
A pesar de la creencia que se suele tener, el estrés no es ni malo ni bueno. Hans Selye diferenció dos constructos en relación al estrés: el eustrés y el distrés.
En un mundo cada vez más exigente y acelerado es normal tener distrés, existen muchos estresores que nos lo pueden provocar: el ritmo de vida, el trabajo, los estudios, la vivienda, precariedad, la sobreinformación, la sobrecarga de estímulos a través de las nuevas tecnologías, y un largo etcétera.
Para poder afrontar determinados retos podemos utilizar estrategias tanto individuales como colectivas, en este artículo nos vamos a centrar en la parte individual. Aún así hay que tener presente que un cambio personal a veces es insuficiente, si el estresor permanece y su intensidad es inaguantable, padecer exceso de estrés bajo esa situación se convertirá en algo inevitable.
El exceso de estrés tiene consecuencias negativas en diferentes ámbitos, por ejemplo afecciones físicas, problemas de sueño, alteraciones en la líbido, debilitación del sistema inmunitario y pensamientos recurrentes y/o catastrofistas. Para reducir su impacto es importante hacer un trabajo sobre la manera en la que nos alimentamos, cómo dormimos, el ejercicio físico, la relación con nosotras mismas y con nuestro entorno.
Si buscamos por internet podemos encontrar soluciones colectivas para combatir las situaciones estresantes o los estresores que nos sobrepasan, también soluciones individuales para reducir las consecuencias negativas de un exceso de estrés. La pregunta que nos podríamos hacer es ¿resulta útil ir a terapia para afrontar el estrés? La psicoterapia es una buena herramienta para evaluar la situación estresante, sus implicaciones a nivel personal y poder establecer los objetivos y el acompañamiento en el proceso, en el que se acomodarán diferentes técnicas a cada caso particular.
La psicoterapia tiene dos pilares que debemos tener en cuenta a la hora de elegir un proceso terapéutico: el enfoque y las técnicas. El enfoque es la base teórica en la que se sostienen, existen muchos y están en continua evolución, algo que dificulta tener claro cuál nos puede ir mejor. Por otro lado están las técnicas que se utilizan en las terapias, cada enfoque tiene sus técnicas específicas pero no son excluyentes y la tendencia general es a integrar las técnicas que mejor se adaptan a las personas que consultan.
Entre los enfoques más habituales para el tratamiento del estrés en psicoterapia nos encontramos con los enfoques teóricos clásicos, como paraguas de enfoques teóricos más específicos o actuales:
Los enfoques terapéuticos trabajan en sí algunas áreas que pueden mejorar la respuesta ante el estrés como la estructuración del día a día, de los pensamientos, promover la habilidad para poner límites, modificación de conductas y demás. Por otro lado, técnicas específicas más habituales para afrontar el estrés en psicoterapia son:
En definitiva, el estrés excesivo tiene muchas causas que afectan a muchas áreas de la vida, y para reducir o afrontar este nivel de estrés se puede hacer desde diferentes ámbitos, de lo personal a lo colectivo. En lo personal podemos tratar de gestionar la situación de manera autónoma, mediante técnicas y estrategias de las que hay suficiente literatura en internet, pero podemos también escoger transitar este terreno pantanoso con ayuda de profesionales de la psicoterapia, que acogerán tus preocupaciones, darán el espacio, la contención y la escucha que necesitas y te acompañarán en el proceso ofreciendo técnicas adaptadas a tu situación además de una visión amplia de las causas, las consecuencias y las posibilidades de mejoría. Si crees que necesitas ayuda para afrontar tu situación de estrés puedes pedir cita con un psicólogo.
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