Artículos 16 agosto 2023

Sadismo: terapia y manejo de la excitación sexual al causar dolor a otra persona

Rafael Cejas Hermoso Psicólogo
Rafael Cejas Hermoso
Psicólogo

Nos vamos a referir al sadismo sexual, no a la agresividad o violencia socialmente clasificadas como sádicas.

El punto de vista del texto será psicoanalítico, aunque divulgativo. Los trastornos y problemas sexuales requieren un enfoque psicológico o psicoanalítico. Una vez descartada una causa biológica solo queda la causa psíquica.

El psicoanálisis (Laurent,2017) es una actividad que consigue cambiar definitivamente el malestar por bienestar. El psicoanálisis moderno es sumamente eficaz y rápido. No es una terapia al uso. El analista no pretende otra cosa, sino que el analizante sepa qué le ha llevado a sufrir de su síntoma en la vida, por qué, y cómo quitar ese sufrimiento.

Concepto de sadismo

Sigmund Freud (Freud, 1905) cambió definitivamente el enfoque sobre la sexualidad y los problemas sexuales. Antes se hablaba de aberraciones sexuales, Freud le dio un enfoque basado en la psique humana.

En psicoanálisis se han distinguido, básicamente, tres grandes entidades nosológicas: neurosis, psicosis y perversión (parafilias según el DSM 5). Ahora bien, la palabra perversión no lleva ninguna connotación peyorativa, simplemente se emplea para designar aquellas prácticas sexuales consideradas variaciones respecto de una norma mayoritaria. El sustantivo perversión se usa en otros campos. No entraremos aquí en esos diferentes ámbitos. No hay en nuestra práctica evaluaciones de contraposición del bien y el mal.

Entendemos por estructuras psicoanalíticas el modo de funcionar la psique del sujeto. Es la forma en que el sujeto ve, entiende y se relaciona con el mundo. Las estructuras psíquicas se forman durante los primeros años de vida. Son por tanto los padres y familia los que principalmente influyen en la mentalidad infantil, esto y la interpretación que hace cada niño. No nace ninguna persona perversa.

Los que hoy en día podrían ser llamados perversos: los sádicos sexuales entre ellos, son hombres y mujeres, que no tienen ninguna marca exterior, se comportan socialmente como personas insertadas en la vida de la sociedad. Ahora bien, tienen secretamente otra forma de entender su vida en el aspecto sexual. Saben y conocen las limitaciones legales y sociales. Llevar a la práctica su forma de sentir placer suele chocar con las normas y leyes sociales.

El término sadismo es tomado del nombre del marqués de Sade (Sade 1740-1814), escritor francés en cuya obra se relacionaba placer y dolor.

Prevalencia del trastorno del sadismo sexual

La prevalencia del trastorno de sadismo sexual (DSM 5), hombres, en la población se desconoce y se basa, en gran medida, en individuos evaluados en el contexto forense, la prevalencia varía ampliamente, del 2 al 30 %. En España, en 2019 se encontró que el 19% de los hombres afirmó no haber probado todavía el sadomasoquismo y que les gustaría hacerlo.

Los individuos con sadismo sexual son casi exclusivamente hombres. En ellos la forma de obtener placer está basada en la dominación-sumisión. Ahora bien, la práctica de algunas experiencias más o menos aisladas, propias del sadismo sexual, es bastante común en la población en general.

Cómo se origina

Para entender el origen del sadismo sexual debemos indicar brevemente el origen de las otras estructuras psíquicas.

  1. La neurosis, la más común de las estructuras, en la que casi toda la sociedad está incluida, está basada en lo que llamamos represión, que abordaremos en un próximo texto.

  2. En la psicosis actúa otro mecanismo llamado forclusión o rechazo, que también será abordado próximamente.

  3. En el caso de la perversión lo que existe es una renegación, es decir, aquello que en la realidad ha sido traumatizante para el niño, es visto pero no es asumido. Lo que el futuro perverso no consigue asumir se refiere a una falta, un defecto, algo no entendible a esa edad. Y eso ocurre respecto a su figura parental primordial: la madre. El supuesto defecto materno es visto pero no creído. El sujeto conoce, pero no reconoce.

doctor escuchando paciente camisa manos ojos Los individuos con sadismo sexual son casi exclusivamente hombres.

Freud (Teorías sexuales infantiles), había encontrado en su experiencia que cuando el niño aprecia la diferencia anatómica entre los sexos la primera explicación que se da es la de creer que el pene aún no ha crecido en las niñas, y que crecerá. Poco después comprende que su madre también es mujer y tiene la misma falta que las niñas. Esa diferencia le angustia, y no solo por la diferencia sino porque si existe una “falta”, él también puede perder esa parte de su cuerpo, “angustia de castración”. No hablamos en el sentido puramente anatómico sino conceptual. En algunos casos, esa diferencia no termina de ser asumida, sobre todo si la madre los es todo para él, así que encuentra una salida inconsciente: “reniego de lo que he entendido”.

Lacan (Seminario La angustia) no se enfocará tanto hacia la anatomía sino a la “falta” en general, a la “incompletud” en ese gran ser, que lo es todo: la madre. Hablamos siempre de la interpretación mental del niño, no de la realidad objetivable. La madre lo cubría todo, lo tenía todo y sobre todo lo tenía a él. Y, de hecho, él en su creencia era quién completaba todo aquello que la madre podría desear.

Cuando esto falla, algunos niños no lo asumen. El amor total está entre la madre y él. Evidentemente va a necesitar cubrir esa falta de la madre y en su inconsciente se suele fijar en algo relacionado con ella que no sea susceptible de ser perdido. Esta es por excelencia la posición fetichista. Así, surge el desplazamiento sexual hacia objetos, véase el caso de los fetiches: zapatos femeninos, ropa interior, accesorios, y demás. Mientras exista el fetiche, hay un sustituto para aquello que le falta al perverso. En el caso del sadismo, el fetiche que le puede dar su placer es otra persona. Se ha instaurado en su mente lo que le va a caracterizar: conoce, pero no reconoce, solo en este aspecto, no en el resto de los aspectos sociales.

Esta creencia, inconsciente, a veces favorecida por la sobreprotección sin límites de algunas madres se viene abajo cuando pasan unos años. Ya sea porque llegue la adolescencia o por la experiencia del colegio u otros. La madre ya no cubre todas la expectativas. Se suele producir una rebeldía, que no una renuncia a su posicionamiento sexual. Relatan en consulta, cómo pasaron de una etapa que recuerdan como plena, a una adolescencia en la que criticaban a la madre, peleaban con ella, la amaban pero la rechazaban porque la madre no les había preparado adecuadamente para el mundo. En resumen: la culpan a ella.

Cuando el niño se hace mayor busca una sustituta, una mujer como objeto de placer sin límites con la que rememorar y sentir la totalidad del placer; y no la encuentran. A veces se casan o emparejan, tienen hijos, pero en sus noches de insomnio, en sus momentos de soledad, utilizan los recursos que están a su alcance para continuar su búsqueda. De alguna manera suelen encontrar posibles candidatas y explorarán con ellas esa unión.

Las mujeres que van encontrando son su fetiche. Ellos harán todo lo que sea para su satisfacción. Sienten la necesidad de apoderarse de ella, sexualmente. Ellos pasan a ser el amo y ella la sumisa. No buscan necesariamente infligir daños corporales ni violencia gratuita, solo tener el poder total sobre ese “objeto”. Placer y dolor quedan asociados. Llegamos entonces al sadismo sexual.

Durante tiempo se ha considerado al sádico como el reverso del masoquista, Lacan (Seminario 10, La Angustia) dirá que no es así. Existe el sadomasoquismo pero no en el mismo individuo, o al menos no con la misma intensidad. Lacan también nos dirá que el sádico sexual busca el objeto que cree que le colmará. Lacan lo llama, “objeto a”. Estos individuos buscan aún sin ser conscientes ese lugar de placer en el cuerpo de su partenaire.

Evidentemente no todos los niños siguen esta evolución. Sin embargo, aquí hay que decir que hay una época en la vida del ser humano en que aún no sabe nada de leyes ni normas, entonces todo aquello que le causa placer lo hará. Los niños disfrutan de mirar, tocar, hacer, hablar, de todo aquello que les pueda gustar. Freud los llamó los perversos polimorfos. Nada hay de peyorativo, es una descripción. Todos estos impulsos descontrolados y diversos se unificarán, habitualmente, en una sola pulsión dirigida hacia lo que llamamos la sexualidad heterosexual y la reproducción. Eso sí, quedarán rescoldos en todos nosotros de aquellos momentos de libertad total. Es por estos restos, por lo que se dice que el neurótico tiene los deseos del perverso, pero no se atreve a realizarlos.

Síntomas

  • Insatisfacción constante. Nunca consigue alcanzar la satisfacción sexual completa.
  • Temor ante el riesgo permanente. Se da cuenta de que sus prácticas no son ortodoxas.
  • Fracaso en la pareja estándar. De hecho, suelen ser ellos, los que inconscientemente o no, hacen que sean descubiertos por la mujer.
  • Frustración. Imposibilidad de renunciar a esa práctica porque es su fuente de placer.
  • Sufren el malestar de no poder integrarse en la sociedad.
  • Inmadurez: siguen anclados en períodos anteriores, suelen llegar tarde a las primeras escenas sexuales consigo mismo o con el sexo femenino. No saben insertarse en el mundo de los roles sexuales de los adultos.

Tratamiento

No se puede “curar” lo que no quiere ser curado. Se les puede ayudar, pero no es convenciéndoles ni reprimiéndoles. Evidentemente, las normas sociales están obligados a cumplirlas.

El psicoanálisis es la mejor vía para el autoconocimiento y la mejoría de su ansiedad.

Para terminar es importante recalcar lo siguiente:

1. Las estructuras psíquicas no se intercambian entre sí. Un perverso no se hace neurótico ni psicótico, y lo mismo podemos decir de las otras estructuras.

2. El origen de todo está en los años iniciales, ahí se forma eso que hemos llamado la estructura psíquica.

3. Los sádicos sexuales son predominantemente hombres, aunque alguna mujer, en mi experiencia, ha informado de su tendencia dominatrix.

4. A algunas mujeres, no necesariamente sumisas, les atrae alguna práctica de sumisión: azotes, tracciones del pelo, alguna vejación y otras. He conocido casos en las que ellas gustosamente recibían de rodillas y con un obsequio al “amo” cuando entraba en casa. Una chica hablaba de que deseaba sentirse un mero objeto para ser usada, o bien el caso de una joven que fantaseaba con ser violada. Otras han manifestado su placer en que les insulten, les escupan en la cara o en los genitales, en que les practiquen la lluvia dorada, y así un largo etc.

5. El sujeto sádico a veces les ordena que realice actividades sexuales, vejatorias para ella, con otros hombres, o que se vista de cierta manera. Él se siente así el amo.

6. Para los que no son perversos, estas y otras prácticas pueden resultar chocantes o vergonzantes, pero recordemos aquí, las célebres películas y libros visualizados y leídos por muchas personas sobre amos y sumisas.

No dudes en consultar a un psicólogo si quieres resolver tus dudas sobre este trastorno sexual.

Referencias
  • American Psychiatric Association. (2014). Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales DSM-5. (5ª ed). Editorial Médica Panamericana.
  • Freud, S. (1909). Análisis de la fobia de un niño de cinco años (caso Juanito). Biblioteca Nueva (Freud Obras Completas tomo II). 2007.
  • Freud, S. (1909). Tres ensayos para una teoría sexual. Biblioteca Nueva (Freud Obras Completas tomo II). 2007.
  • Lacan, J. (2006). El Seminario de Jacques Lacan. Libro 10. La angustia. Paidós.
  • Laurent, E. (24 de mayo de 2017). Principios rectores del acto analítico. https://elp.org.es/wp-content/uploads/2023/03/Principios-rectores-del-acto-analitico-por-Eric-Laurent.pdf
  • Roudinesco, E. y Plon, M. (2008). Diccionario de psicoanálisis (2ª ed). Paidós.
  • Statista.(2023). https://es.statista.com/estadisticas/543275.

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