Todo gira en torno a la nariz. La nariz está en el centro de la cara y es un elemento fundamental en la expresión facial. La nariz puede expresar a los demás rasgos de personalidad. Puede transmitir que tenemos una personalidad más seria, más severa o por el contrario transmitir dulzura.
Sin embargo, al contrario de lo pasa con los ojos o la boca la nariz no se tiene que ver, no es algo en lo que otras personas queremos que se fijen cuando nos miran a la cara. De hecho, si nos fijamos en algunos dibujos animados, ni siquiera les dibujan la nariz y no nos da la sensación de que falte nada. Por otro lado, en las caricaturas, la nariz es un elemento fundamental para destacar algunos rasgos de forma exagerada.
Esto es muy importante en la cirugía estética nasal, porque cambia por completo los paradigmas estéticos que se imponían hace unas décadas. Una nariz no debe llamar la atención. Una nariz debe estar en armonía con los rasgos faciales y adaptarse a las características del conjunto facial.
Todos tenemos en mente resultados estéticos de personajes públicos, artistas de Hollywood que ahora nos parecerían cómo poco, horrorosos. Este tipo de rinoplastias, las california-noses, narices californianas, con reducciones muy agresivas del dorso y con la punta muy elevada, estrecha, incluso puntas que parece que tienen una pinza puesta, ha hecho que tengamos miedo a los resultados de una rinoplastia. Todavía la mayoría de pacientes en la primera consulta me dicen: “quiero la punta levantada pero que no se vean los agujeros”. Además lo dicen con los ojos bien abiertos pensando en este tipo de resultados.
Afortunadamente las técnicas han evolucionado mucho, tenemos un mayor conocimiento de la anatomía estructural y funcional de la nariz, esto hace que podamos respetar estas estructuras y darle un aspecto mucho más natural a la nariz.
Dentro de la cirugía de la nariz, existen muchas técnicas que habrá que adaptar a las necesidades de cada paciente. Una primera clasificación es si la rinoplastia que vamos a hacer es estética o funcional.
En la rinoplastia funcional reparamos estructuras que están dañadas e impiden el correcto paso del aire por las fosas nasales. En la rinoplastia estética modificamos estructuras que cambian la forma externa de la nariz. Esto no significa que no sea una rinoplastia funcional, ya que la estética y la función van estrechamente unidas. Una nariz bonita implica que tiene todas sus estructuras anatómicamente bien y esto hace que el paso de aire sea bueno.
Por otro lado tenemos un tipo de rinoplastia que ahora está muy demandada que es la rinoplastia ultrasónica. Me gustaría aclarar que esto no hace referencia a ningún tipo de técnica, si no que hace referencia a un instrumento que se utiliza en la cirugía. Podemos hacer diferentes técnicas con este aparato. El piezotomo (instrumento que utilizamos para la rinoplastia ultrasónica) es un aparato que nos permite cortar y limar hueso de una forma menos traumática. Los ultrasonidos vibran de determinada forma que sólo cortan o liman en hueso sin afectar a los tejidos blandos de alrededor (músculo, piel, grasa…) esto hace que usándolo de forma correcta la inflamación sea menor.
Hablando puramente de técnicas de rinoplastia tenemos dos grandes grupos. La rinoplastia estructural y la rinoplastia de preservación. Son dos técnicas que aplicaremos dependiendo de los objetivos que tengamos en cada caso. Grosso modo la rinoplastia de preservación mantiene intactos los ligamentos internos de la nariz, haciendo que las estructuras estén mejor definidas y la inflamación sea menor. Generalmente cuando queremos hacer una reducción moderada del dorso con una armonización de la punta haremos una rinoplastia de preservación. En casos en los que haya que corregir asimetrías importantes o haya antecedentes de traumatismos o tengamos que corregir ciertas estructuras nos decantaremos por una rinoplastia estructural.
La cirugía plástica engloba tanto la estética como el área reconstructiva de la cirugía y esta fusión de las dos ramas la podemos ver perfectamente en la cirugía nasal. Como he comentado antes la estética está íntimamente relacionada con la función nasal. En ocasiones para conseguir una nariz bonita tenemos que recurrir a técnicas reconstructivas para conseguirlo. Un buen ejemplo de ello es la rinoplastia con costilla.
En ciertas ocasiones nos encontramos con cartílagos que están destruidos o muy deteriorados por diversos motivos (traumatismo, cirugías previas, consumo de cocaína…). Esto hace que sea imposible darle forma a la nariz, porque no tenemos ninguna estructura de soporte. Generalmente esto se traduce en puntas que están caídas y cuando las tocamos se hunden con mucha facilidad. En estos casos recurrimos al cartílago costal. Con una pequeña incisión en el pecho, sacamos un fragmento de la parte de cartílago de la costilla. Este cartílago lo transformamos en láminas que moldeamos para darle la forma de las estructuras que queramos reparar. De esta forma podemos sustituir los cartílagos del dorso, de la punta y del septo nasal.
Todos las personas que deseen cambiar la forma o mejorar la función de su nariz son candidatas a una rinoplastia. Será muy importante consultar con el cirujano qué técnica es la adecuada en tu caso concreto y definir cómo va a ser todo el proceso.
Tenemos que tener en cuenta que los resultados de la rinoplastia son definitivos y por lo tanto no hay que dejarse llevar por modas o cánones de belleza pasajeros y buscar siempre un resultado proporcionado y natural. Además si te interesa conocer todos los secretos sobre la rinoplastia no dudes en consultar nuestra guía.
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