La hernia discal lumbar (HDL) es un trastorno de dolor común. Su prevalencia sintomática aumenta con la edad hasta el 43% a los 80 años, por lo que casi una de cada dos personas con lumbalgia tiene una hernia discal.
Como trastorno de dolor común, el síntoma puede llegar a ser frustrante para pacientes y médicos. Los pacientes suelen experimentar dolor lumbar persistente, dolor en las extremidades inferiores y, posiblemente, entumecimiento de la parte inferior de la pierna, hormigueo. Aparte de la percepción del dolor, la capacidad del paciente para caminar a veces se ve seriamente afectada.
Los pacientes con hernia discal lumbar pueden experimentar:
Aunque lo más común es la hernia discal lumbar que provocan la ciática, también puede haber hernias discales en la columna cervical, lo que abordaremos en otra entrada de nuestro blog. A nivel lumbar se puede producir la hernia en cualquier nivel, aunque los más afectados son L4L5 y L5S1.
Habitualmente el médico de Atención Primaria o el especialista en dolor, hace una historia médica completa con una exploración específica, sobre todo del dolor, sus características y su irradiación. El diagnóstico puede ser confirmado por un estudio con imágenes de resonancia magnética (RM). Las radiografías simples no detectan las hernias de disco, pero pueden descartar otras causas del dolor de espalda, como una infección, un tumor, problemas de alineación de la columna o fracturas vertebrales.
En el primer momento hasta el diagnóstico, se recomienda un reposo relativo (no en cama) y el uso de antiinflamatorios no esteroideos combinados con analgésicos y relajantes musculares pueden ayudar a reducir el dolor. Si esto no es suficiente pasado un mes se recomienda la administración de esteroides epidurales junto a terapia física específica.
Si esto no resuelve el problema, se recomiendan los tratamientos mínimamente intervencionistas, como el tratamiento con láser intradiscal, factores regenerantes u ozono intradiscal. Técnicas utilizadas en las unidades de dolor, que tienen como objetivo la liberación de la raíz nerviosa inflamada y comprimida, responsable de la sintomatología. Estos tratamientos suelen resolver el problema a medio plazo y en muchos casos son curativos. Una gran ventaja es que estas técnicas se hacen en modalidad ambulatoria con anestesia local y sedación ligera, reanudando el paciente una vida normal entre 15 y 30 días tras la técnica
Un tercer nivel de tratamiento es la cirugía con la extirpación de la hernia, asociando una resección de parte del disco para reducir las probabilidades de que se vuelva a producir. Es un procedimiento sencillo y se puede hacer con o sin microscopio y con una incisión de 2 a 6 cm. (normal, mini o micro-discectomia). Se realiza bajo anestesia general. Algunas hernias se pueden operar por vía percutánea con la ayuda de endoscopios o mediante cirugía abierta. El paciente ha de estar ingresado de uno a tres días después de la operación de hernia discal y podrá levantarse al día siguiente de la misma. Finalizado el ingreso, guardará reposo relativo: podrá salir a la calle, pero sin hacer mucha actividad física durante unas 4 semanas.
En todos los casos tanto tras una técnica mínimamente intervencionista o cirugía abierta, el paciente, debe practicar ejercicios de rehabilitación para conseguir una buena recuperación. Si la indicación es correcta y la técnica se realiza cuidadosamente, el éxito es superior al 90%.
La hernia discal es una de las patologías más frecuentes que originan dolor lumbar y ciática. Hoy en día disponemos de múltiples técnicas con excelentes resultados. Consulta con un traumatólogo si crees que puedes tener una hernia discal.
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