La salud de la columna vertebral es esencial para mantener una vida activa y sin dolor. Sin embargo, existen afecciones que pueden afectar esta parte vital del cuerpo, como la espondilosis y la espondilitis.
A pesar de que estos términos suenan similares, se refieren a condiciones distintas con causas, síntomas y tratamientos diferentes. En este artículo, exploraremos la espondilosis destacando sus diferencias con la espondilitis,
La espondilosis es una afección degenerativa de la columna vertebral. Esta condición se caracteriza por el desgaste natural de las estructuras vertebrales a medida que envejecemos. Los discos intervertebrales tienden a perder elasticidad y grosor, lo que puede llevar a la disminución de la altura entre las vértebras. Además, se pueden formar excrecencias óseas, conocidas como osteofitos, en las vértebras. La espondilosis es una afección común, especialmente en personas mayores, y es causada por la carga continua y los movimientos repetitivos que experimenta la columna vertebral a lo largo de la vida.
En contraste, la espondilitis es una enfermedad autoinmune crónica que afecta la columna vertebral. La forma más común de espondilitis es la espondilitis anquilosante, en la cual el sistema inmunológico del cuerpo ataca las articulaciones de la columna vertebral, provocando inflamación crónica. Esta inflamación puede llevar a la fusión de las articulaciones vertebrales y la pérdida de flexibilidad en la columna. La espondilitis anquilosante se asocia comúnmente con el antígeno HLA-B27 y afecta a personas jóvenes, generalmente antes de los 40 años. Esta condición puede tener un fuerte componente genético.
La espondilosis es principalmente el resultado del proceso natural de envejecimiento. La carga constante y los movimientos repetitivos de la columna vertebral a lo largo de los años contribuyen a su desarrollo.
La espondilosis es más común en personas mayores, generalmente a partir de los 50 años. Es una afección relacionada con el envejecimiento.
La espondilosis puede provocar dolor de espalda, rigidez y disminución de la movilidad. En casos avanzados, puede resultar en la protrusión de discos intervertebrales y la compresión de estructuras nerviosas.
Hernias discales: las hernias discales son una complicación común tanto de la espondilosis como de la espondilitis. Estas hernias, a menudo conocidas como hernias de disco, se producen cuando el núcleo gelatinoso del disco intervertebral se desplaza a través del anillo exterior. Esto puede ejercer presión sobre las estructuras circundantes, incluyendo los nervios espinales, lo que resulta en síntomas como dolor, debilidad y entumecimiento en las áreas correspondientes del cuerpo.
La espondilosis suele progresar lentamente con el tiempo, y rara vez resulta en complicaciones graves. Los síntomas suelen estar relacionados con el dolor de espalda y la pérdida de movilidad.
El tratamiento de la espondilosis suele incluir medidas para aliviar el dolor y mejorar la calidad de vida, como fisioterapia, medicamentos para el dolor y cambios en el estilo de vida. El manejo de las hernias discales puede involucrar terapia física, medicamentos para el dolor y, en casos graves, cirugía para aliviar la presión sobre los nervios.
La espondilosis es igual que la artrosis, pero referida a la columna y al disco intervertebral. Es inevitable (edad), pero puede hacerse soportable, incluso pasar inadvertida. Para ello debemos permanecer activos, evitar cargas excesivas y posturas inadecuadas. Vigilar la adecuada relación peso-talla-edad. Alimentación sana. Personalmente recomiendo suplementos nutricionales puntuales de colágeno y Vitamina D. Si tienes alguna duda o crees que puedes padecer una espondilosis no dudes en pedir cita con un traumatólogo.
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