La rótula o patela es el hueso sesamoideo más grande del cuerpo y está situado por delante de la rodilla en el espesor del aparato extensor, con el tendón cuadricipital por arriba y el tendón rotuliano por debajo. Durante la flexoextensión de rodilla articula con el fémur en lo que llamamos surco troclear. Su función principal es actuar como polea entre el cuádriceps y la tibia, permitiendo la extensión activa de la rodilla.
La mayoría de los pacientes que sufren luxaciones de rótula son adolescentes en su práctica deportiva.
Se denomina luxación o subluxación de rótula cuando se sale de su sitio habitual en el surco femoral de manera total o parcial, generalmente en sentido lateral.
Se suele presentar al realizar deporte o movimientos bruscos de la rodilla. Existe la sensación de que se sale la rodilla seguido de dolor intenso e imposibilidad de seguir realizando actividades. En ocasiones la rótula vuelve a su lugar inmediatamente y otras veces se mantiene en la cara externa de la rodilla.
Cuando esto se produce se rompen habitualmente algunos de los tejidos de alrededor, siendo el más frecuente el ligamento femoro-rotuliano interno (LFRI). En ocasiones y por el desplazamiento brusco también puede haber lesiones en el cartílago articular de la rótula o del fémur.
Según el mecanismo de producción las luxaciones de rótula las podemos clasificar en dos grupos:
El diagnóstico es principalmente clínico, bien porque se objetiva en agudo la posición anormal (lateral) de la rótula en relación con el fémur o por una historia clínica compatible.
En la exploración se suele encontrar un aumento de temperatura y sensibilidad en la zona por la inflamación que provoca la ruptura de tejidos, y en ocasiones el derrame articular.
El estudio se completa con radiografías simples y resonancia magnética para descartar lesiones de cartílago.
El tratamiento de forma inicial es la reducción de la luxación lo antes posible. Esto lo puede hacer el paciente en el lugar al extender lentamente la rodilla hasta que regresa a su posición habitual.
Si esta maniobra no funciona, la recomendación es realizarla bajo analgesia por un profesional. Tras realizar la reducción lo habitual es completar el estudio para descartar lesiones de cartílago, ligamentos o fracturas mediante pruebas de imagen.
Los primeros episodios aislados no requieren cirugía salvo excepciones. Cuando existe un segundo episodio (luxación recidivante) o un primer episodio asociado a una lesión de cartílago importante, fractura o cuerpo libre intraarticular, debemos realizar una cirugía.
1. Tratamiento conservador:
2. Si existen lesiones articulares asociadas como cuerpos libres, el mejor tratamiento siempre será quirúrgico mediante una artroscopia de rodilla y la técnica necesaria en cada caso. Si se demuestra en la RMN una lesión grande del cartílago se tendrá que realizar una artroscopia para retirar el fragmento libre o fijarlo si es posible.
Debe de plantearse también como mejor opción en la mayoría de los casos el tratamiento quirúrgico.
Se deben estudiar bien cuáles son los factores favorecedores en cada caso mediante la realización de una teleRX, TAC, estudio radiológico de rodilla completo y estudio de los factores anatómicos, para valorar la realización de técnicas que podrán ser:
Tras un primer episodio de luxación podemos distinguir varias fases:
Reflexiones finales
La rodilla es una articulación compleja que soporta todo nuestro peso cuando corremos, caminamos o saltamos y por eso tiene más riesgo de sufrir algún tipo de lesión. La luxación o subluxación de la rótula es una de ellas y debemos de pensar en ella ante episodios bruscos de inestabilidad y dolor en posiciones forzadas.
Sospecharemos si presentamos inflamación, dolor, derrame articular, pérdida de movilidad o deformidad clara con desplazamiento de la rótula. Si no conseguimos reducirla al estirar la pierna, acudiremos a un servicio de urgencias para que lo realicen allí.
Tras un periodo de inmovilización y posterior fisioterapia dirigida podremos volver a nuestra vida normal, aunque en los casos que se repita en más ocasiones ( 40-60% de posibilidades ) será necesario una corrección quirúrgica del problema. Si tienes alguno de los síntomas que hemos explicado en este artículo no dudes en pedir cita con un traumatólogo.
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