Las redes sociales han revolucionado la forma en que nos comunicamos, interactuamos y compartimos información. Desde la aparición de plataformas como Facebook, Twitter Instagram y TikTok, el mundo ha experimentado un cambio en la dinámica social. Hoy en día, millones de personas se conectan a estas plataformas diariamente, utilizándolas para crear comunidades, hablar, compartir experiencias y difundir ideas.
La inmediatez y el alcance global de las redes sociales pueden generar tanto beneficios como efectos negativos en la salud mental de sus usuarios, sobre todo en edades más tempranas. Mientras que algunos encuentran apoyo y pertenencia en comunidades en línea, otros enfrentan problemas como la ansiedad social, la comparación constante y el ciberacoso.
A medida que la tecnología avanza, se hace imprescindible comprender tanto los beneficios como los riesgos asociados con el uso de estas plataformas, para así fomentar un entorno digital más saludable y equilibrado.
Creo que lo primero que tendríamos que hacer es diferenciar entre lo que es la ansiedad social y lo que es la fobia social, para poder desarrollar mejor la temática.
Ambos, son términos que a menudo se utilizan de manera intercambiable, pero hay diferencias entre ellos, como:
La ansiedad social se refiere a un miedo generalizado a situaciones sociales. Es una respuesta emocional que puede variar en intensidad y se presenta en diversas situaciones interpersonales, como hablar en público, asistir a eventos sociales o interactuar con desconocidos.
El grado de malestar que genera puede ser moderado y no siempre interfiere en la vida cotidiana de la persona que la padece. Se puede experimentar ansiedad social ante situaciones como exponer en público, hablar en un grupo…
Los síntomas que pueden aparecer pueden ser nerviosismo o inquietud, pero no necesariamente conducen a la evitación de situaciones sociales.
La fobia social es un diagnóstico clínico más específico que implica un miedo intenso y persistente a situaciones sociales en las que la persona puede ser evaluada o juzgada. El grado de malestar que genera es más severo y puede interferir significativamente en la vida cotidiana de la persona. Generalmente, las personas que lo padecen, suelen evitar situaciones sociales debido al miedo paralizante que sienten, lo que puede conllevar a un aislamiento social.
Los criterios diagnósticos para ser diagnosticado con fobia social, los síntomas deben cumplir con criterios específicos que se reflejan en manuales como el CIE-10 o el DSM-5. Esto incluye un miedo desproporcionado y persistente, así como una evitación activa de situaciones que provocan ansiedad.
Las redes sociales han transformado la manera en que nos comunicamos y nos relacionamos, ofreciendo plataformas para compartir experiencias y conectar con otros. Esta revolución digital ha traído consigo un aumento significativo en la ansiedad social. Según el estudio de Vannucci et al. (2017), el uso excesivo de redes sociales puede contribuir a una percepción distorsionada de la realidad y a un sentimiento de aislamiento, factores que intensifican la ansiedad social.
La comparación constante con los demás, puede llevar a la insatisfacción personal y a la disminución de la autoestima. Un estudio de Primack et al. (2017) encontró que el uso intensivo de redes sociales está correlacionado con mayores niveles de ansiedad y depresión, especialmente entre adolescentes y jóvenes adultos. Esto se debe en parte a la presión de presentar una imagen idealizada de uno mismo, lo que genera una mayor vulnerabilidad al juicio social y por ende, a la crítica.
La interacción a través de dispositivos digitales, generalmente, carece de la comunicación no verbal, lo que puede aumentar la incomodidad y la ansiedad en situaciones sociales. De acuerdo con el trabajo de Keles et al. (2020), el uso de redes sociales puede crear un entorno en el que las personas se sienten constantemente observadas y evaluadas, exacerbando así los síntomas de ansiedad social.
En resumen, aunque las redes sociales ofrecen oportunidades de conexión, también representan un contexto en el que la ansiedad social puede intensificarse.
Como bien hemos comentado, la ansiedad social, puede verse incrementada por el uso de las redes sociales. Sin embargo, si se gestionan adecuadamente, pueden ofrecer beneficios en la construcción de conexiones sociales.
A modo de conclusión, podemos decir que la educación sobre el impacto de las redes sociales en la salud mental es esencial para empoderar a los usuarios, permitiéndoles tomar decisiones informadas sobre su participación. Por eso es tan importante dicha educación en el ambiente infantojuvenil proporcionado por los adultos del entorno más próximo. No dudes en pedir cita con un psicólogo para que pueda ayudarte.
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