En la actualidad, la población en general y sobre todo los adolescentes pasan la mayor parte del tiempo en redes sociales: Instagram, Facebook, Tik Tok, Whatsapp, etc. Este hábito que ya forma parte de las vidas de la mayoría de los adolescentes y adultos influye notoriamente en su imagen corporal, es decir en cómo se perciben físicamente y en qué posición quedan en función de con quién son comparados.
En las redes sociales existe gran cantidad de contenido que alude a un tema estético y superficial que actualmente está suponiendo un impacto en la imagen corporal de las personas en general pero de los adolescentes en particular, dado a las características evolutivas propias del desarrollo físico, éstos perciben la imagen corporal y el autoconcepto de forma modificable y son más influenciables al escrutinio social.
La imagen corporal, definida por Grogan hace referencia a aquellas percepciones, pensamientos y sentimientos que una persona posee acerca de su cuerpo. Por lo tanto, las alteraciones en la imagen corporal serían el resultado de una perturbación cognitiva o perceptual del cuerpo. Así también, Banfield y McCabe (2002) definen a la imagen corporal como una representación mental que poseen las personas referido a su propio cuerpo en cuanto a su forma y tamaño, la cual se ve influida por una serie de factores, ya sea históricos, culturales, sociales, individuales y biológicos (citado en Ramírez, 2018).
La insatisfacción en la imagen corporal ha sido considerada por mucho tiempo como un problema más frecuente o incluso exclusivo de la población femenina; por lo cual se han realizado muchos más estudios en mujeres que en varones. Sin embargo, la tasa de insatisfacción corporal de los hombres ha ido aumentando a medida que se ha direccionado mayor interés a explorar la imagen corporal en esta población.
No obstante, diversos estudios afirman diferencias al respecto, ya que se concluye que la población femenina percibe su propio cuerpo con mayor peso que el reflejado por su IMC de forma objetiva en comparación de los varones. Además, los grupos de hombres estudiados se encuentran más satisfechos con la imagen corporal que poseen (Ramírez, 2017). Tales diferencias también afectan a las conductas que realizan hombres y mujeres para controlar su peso, por ejemplo, la conducta de hacer dieta para adelgazar es realizada con mayor frecuencia por las mujeres en comparación a los varones.
Si tenemos en cuenta los resultados de los diferentes estudios en cuanto a una mayor insatisfacción femenina en cuanto a su imagen corporal, es más frecuente que las mujeres sean la población más vulnerable a padecer diferentes trastornos de conducta alimentaria, ansiedad social e incluso depresión. Teniendo en cuenta la variable edad, los adolescentes son los más vulnerables ante el impacto de las redes sociales, ya que la etapa de la adolescencia es la etapa vital que más sensibles son hacia los mensajes y comentarios ligados a su aspecto o imagen física.
Las redes sociales como Instagram, Tik tok o Facebook dejan a nuestra disposición innumerables fotografías de todo tipo, “cuerpos perfectos” que en la mayoría de las ocasiones son fotos irreales. Pero el mensaje que lanzan es: “ser delgada es lo mejor” o “sino estás así, no perteneces o no eres válida”. Esto puede generar culpa, vergüenza, malestar, expectativas falsas e inalcanzables que terminarán afectando a nuestra autoestima y autoimagen personal.
Además aumentará nuestra atención sobre nuestro cuerpo, peso y alimentación. Todo esto hará que busquemos parecernos a las personas que se muestran por las redes estableciendo rutinas de alimentación muchas veces restrictivas y limitantes que terminan ocasionando un trastorno de conducta alimentaria, sobre todo en el género femenino. Las dietas restrictivas, ejercicio físico e incluso vestimenta son copiadas con el único objetivo de ser aceptados socialmente y ser valorados por el resto.
Hay que tener en cuenta que los trastornos de conducta alimentaria: anorexia nerviosa suponen un grave riesgo de salud llegando incluso, en algunos casos, a la muerte. Por ello es importante tomar conciencia de la prevención en las escuelas sobre la autoestima, amor propio y uso e importancia de redes sociales, lanzando un mensaje claro: no necesitamos la aprobación ni el reconocimiento externo para ser feliz . Desde las familias, también hay un arduo trabajo por delante, ser conscientes de las horas que nosotros, papás y mamás hacemos uso de las redes sociales bien viendo o publicando fotos. Nuestros hijos e hijas ven y copian. Si quieres saber cómo utilizar la tecnología de forma consciente puedes consultar nuestra guía integral.
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