La epicondilitis, comúnmente conocida como ‘codo de tenista’, es una condición que afecta a millones de personas cada año. A pesar de ser asociada frecuentemente con atletas, esta dolencia no se limita a los deportistas, afectando a una amplia gama de individuos, sobre todo trabajadores manuales.
Aunque la mayoría de casos pueden tratarse de forma conservadora con éxito, la cirugía de epicondilitis se ha convertido en un procedimiento cada vez más común y efectivo para aquellos casos en los que los tratamientos conservadores no han dado resultado.
La epicondilitis es una inflamación de los tendones que se unen al codo, generalmente causada por movimientos repetitivos de la muñeca y el brazo al realizar extensiones de la muñeca repetidas.
Se llama “codo del tenista” porque es frecuente en deportes de raqueta, en relación al movimiento de revés.
La sobrecarga de la inserción de tendones extensores en el codo produce una inflamación y pequeñas lesiones que, al curar de forma poco eficaz, producen una cicatriz que deja un dolor crónico.
Aunque el sufijo “-itis” se refiere a inflamación, en la mayoría de los casos el dolor se asocia a esta cicatriz con tejidos degenerativos, por lo que sería más adecuado hablar de “tendinosis” o tendinopatía degenerativa de tendones extensores del antebrazo.
Este trastorno se caracteriza por dolor y sensibilidad en la parte exterior del codo, que puede empeorar con ciertos movimientos o actividades, como cargar pesos, hacer presión fuerte o usar el ratón del ordenador, llegando a ser dolorosos gestos tan comunes como dar la mano.
Los tratamientos no quirúrgicos de la epicondilitis son la primera línea de tratamiento para esta afección. Estos tratamientos buscan reducir la inflamación, aliviar el dolor y restaurar la movilidad y la función del codo:
La cirugía de epicondilitis se considera generalmente cuando el tratamiento conservador, que incluye fisioterapia, medicación y cambios en el estilo de vida, no alivia los síntomas después de un período significativo, normalmente de 3 a 6 meses.
El proceso quirúrgico: la cirugía para la epicondilitis puede realizarse de varias maneras, pero el objetivo es siempre aliviar el dolor y restaurar la funcionalidad del codo. Los procedimientos pueden incluir la eliminación de tejido dañado, la reparación de tendones o la liberación de tendones.
La fisioterapia en la recuperación se basa fundamentalmente en ejercicios de tipo excéntrico de los tendones extensores del antebrazo, que producen una reacción adaptativa progresiva hasta conseguir una funcionalidad normal.
La mayoría de los pacientes experimentan una mejora significativa en el dolor y la función del codo. Sin embargo, como con cualquier cirugía, existen riesgos y no se garantiza una recuperación completa en todos los casos.
La cirugía de epicondilitis es una opción efectiva para aquellos que no han encontrado alivio a través de tratamientos conservadores. Con una variedad de técnicas quirúrgicas disponibles y un enfoque en la rehabilitación postoperatoria, muchos pacientes pueden esperar volver a sus actividades cotidianas con menos dolor y mayor movilidad.
Es muy importante consultar a un traumatólogo deportivo que sea experto y pueda ofrecer diferentes tratamientos según la gravedad del caso y las características individuales de cada paciente para conseguir resultados óptimos. En la mayoría de las ocasiones la combinación de diferentes tratamientos es la clave del éxito.
Si tienes alguna duda consulta con un traumatólogo.
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