Muchas veces habremos oído algo parecido, a esto: “¡Uh!, que mal humor tienes, estarás con la regla”. Y nos hemos subido por las paredes al ver como desde fuera han intentado hacer un mal uso de lo que, bien utilizado, es un recurso estupendo para entendernos mejor.
Han usado la influencia de nuestras hormonas para intentar quitarle importancia a nuestras emociones. Para quitarnos importancia a nosotras.
El conocimiento de nuestro ciclo menstrual, y su incidencia en nuestro mundo emocional, es un recurso que todas las mujeres deberíamos poder conocer y poner a trabajar de nuestra parte. Entender que nos ocurre y saber qué no nos enloquece, que en realidad tan solo nos da un empujoncito para que todo fluya mejor.
Somos cíclicas, sí. Y esto es sano. Tomemos de la mano nuestra naturaleza y dejemos que nos ayude a gestionar lo que sentimos.
Es importante entender qué ocurre en cada fase, dentro de nuestro cuerpo, qué emociones se facilitan y qué podemos hacer para ponerlo a jugar a nuestro favor:
*Este estado favorece la introspección, lo que puede sernos útil para ayudarnos a meditar decisiones que han de ser tomadas.
*Es un buen momento para comenzar algún proyecto, ya que en esta fase, los centros de recompensa del cerebro se encuentran bien activos.
*Este es el momento de procrear, y no hablo (solo, si es el caso) de la búsqueda de un embarazo, si no de crear, en todas las áreas, a nuestros proyectos les costará mucho menos fluir en esta fase.
*También es un buen momento para compartir, para dar amor (en todo tipo de relaciones) y recibirlo.
*Usaremos esta fase para liberar, es decir, expresaremos nuestros pensamientos y sentimientos.
Ahora que comprendemos qué es lo que ocurre en nosotras en cada momento del ciclo. Vamos a plantearnos algo.
Puede ocurrir, que ciertos modos a los que nos predispone cada momento del ciclo, nos hacen sentir incómodas.
Veamos un ejemplo:
En este mundo capitalista, se nos exige estar siempre activos, ser seres que producen constantemente, y tal vez, en el momento de menstruar, te encuentres menos activa, por lo tanto, menos productiva.
Hay algo sobre productividad que no nos cuentan…y es que las mujeres que menstruamos podemos percibir nuestra productividad de manera diferente. Porque “productividad” es una palabra un poco pervertida, utilizada por grandes gurús, y que muchas veces nos hace sentir sentir más culpables que realizadas. \
También puede ocurrir que nos cueste atender a nuestras necesidades. Que pongamos las de los demás por delante nuestra. Veamos algo. ¿Cuándo una madre se pone el mejor filete en su plato?
Si somos de las mujeres a las que nos ocurre esto, quizás al llegar a la fase lútea, nos cueste callar lo que pensamos y sentimos. Que sintamos un desacuerdo entre la parte de nosotras que quiere dar a los demás y la parte que necesita ser ella la cuidada.
A veces nos peleamos con nosotras porque no nos gusta una parte de lo que nos compone (en realidad, de cómo la transitamos). Pero para poder vivir a gusto dentro de nuestra piel, debemos amar cada parte de nosotras, entendiendo que no sólo somos ese modo, ese momento, si no que somos el total. Pero sin olvidar que también somos esa parte. Y tenemos que amarla también.
Lo bueno de ser cíclicas es que cada 28 días volvemos a pasar por el mismo lugar, y si tenemos partes que no terminamos de encajar dentro de nosotras, con cada ciclo, se nos ofrece una nueva oportunidad para hacer clic con ella.
Y entonces todo comienza a rodar.
Imagina una espiral dibujada sobre una cruz. Los cuatro puntos de la cruz son las cuatro fases del ciclo y la espiral es el avance del tiempo, mes a mes, volvemos a pasar por el mismo lugar. Ese lugar es una puerta que se nos ofrece, nosotras elegimos, si para darnos con ella en las narices o abrirla y solucionar lo que nos resuena al pasar frente a ella. Si quieres seguir aprendiendo sobre este tema, explora nuestro artículo especializado sobre la menstruación.
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