El mindfulness tiene su origen en la filosofía budista, también se le conoce como atención plena. El objetivo de la práctica del mindfulness es estar en conexión con el presente, sin juzgar la experiencia y con conciencia plena del momento.
Los pilares de la práctica del mindfulness son los siguientes:
La meditación de atención plena es una de las formas más comunes de practicar mindfulness. La meditación se realiza en silencio, preferiblemente con los ojos cerrados, y nos focalizamos en la respiración, y las sensaciones corporales. Los pensamientos no son juzgados, simplemente forman parte de la experiencia, y no se atrapan, sino que se aceptan.
El mindfulness no se limita a la meditación. Se puede practicar en la vida cotidiana prestando plena atención a las actividades diarias, como comer, caminar o lavar los platos. Estos ejercicios ayudan a mantenernos presentes en nuestras actividades, mejorando nuestra gestión emocional y bienestar.
En resumen, el mindfulness es una práctica poderosa que ofrece una amplia gama de beneficios psicológicos. Desde la reducción del estrés y la ansiedad hasta la mejora de la autoconciencia y la regulación emocional, esta técnica puede mejorar significativamente nuestra salud mental. Además, es una práctica accesible que se puede integrar en la vida cotidiana de cualquier persona.
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