La lactancia materna es un vínculo único, especial y fundamental entre una madre y su bebé. Lo que le aporta al bebé va mucho más allá de la nutrición. Lo que se aportan mutuamente es una conexión emocional vital. Sin embargo, en algunos casos, la anquiloglosia puede complicar este proceso.
La anquiloglosia es una condición en la que el frenillo lingual del bebé es más corto o más tenso de lo normal, afectando la capacidad del bebé para mover la lengua de manera efectiva durante la lactancia. En este artículo, exploraremos la relación entre la anquiloglosia y la lactancia, cómo afecta a la experiencia de la madre y el bebé, y ofreceremos recomendaciones para superar los desafíos.
La anquiloglosia, también conocida como "lengua atada” o “lengua anclada” o “frenillo lingual corto”, se caracteriza por un frenillo lingual inusualmente corto y/o tenso, junto a una alteración de su funcionalidad relacionada íntimamente con esa alteración anatómica.
De forma complementaria pueden haber otras tensiones en otras estructuras anatómicas directamente relacionadas con el suelo de la boca, pero a efectos de simplificar el tema en este primer contacto, reduciremos la información únicamente a la estructura del frenillo.
El frenillo es la banda de tejido que conecta la lengua con el suelo de la boca. Si el frenillo es demasiado corto o tenso puede limitar la movilidad de la lengua del bebé. Esto podría tener una repercusión no solo en la boca si no también podría tener una afectación de continuidad en cualquier otra área corporal, dado que el cuerpo es toda una red de tejidos interconectados.
Si nos centramos en el tema principal de este artículo, esta limitación en la movilidad lingual puede tener varios efectos negativos en la lactancia materna. Por ejemplo, el bebé podría tener dificultades para abrir completamente la boca y lograr un agarre efectivo en el pecho de la madre, podría dificultar los movimientos ondulatorios normales de la lengua para una lactancia efectiva. Esto a su vez puede resultar en una succión ineficiente y dolorosa durante la lactancia, estos entre otros síntomas posibles en los que profundizaré en otros artículos.
No siempre que hay un frenillo corto hay una anquiloglosia. El frenillo es una estructura normal en el bebé, mientras que la anquiloglosia por definición implica la presencia de una alteración anatómica correlacionable con una alteración en la funcionalidad de la misma y las actividades que dependen de ella.
La anquiloglosia puede tener un impacto significativo en la experiencia de la lactancia materna tanto para la madre como para el bebé. El frenillo lingual desempeña un papel crucial en la lactancia materna exitosa, ya que permite que el bebé realice movimientos de succión y deglución adecuados de forma fluida y en perfecta unión y cohesión con su mamá. Cuando la anquiloglosia interfiere con esta función, puede generar desafíos tanto para la madre como para el bebé.
La presencia de “lengua atada” puede dar como forma de presentación multitud de escenarios. En definitiva se engloba en una díada entre mamá y bebé con una experiencia dificultosa en lo que respecta a esta función tan primaria como es la de una madre y su cría ofreciéndole su nutrición, tanto nutritiva como emocional.
La lactancia debe ser un proceso natural, sencillo, sin dolor. Es un acto natural e instintivo que el bebé ya busca a los instantes de nacer, con unos patrones y características habituales entre las cuales está la ausencia de dolor y unos ritmos de alimentación-descanso que son necesarios para el correcto desarrollo del bebé.
Si en cambio la lactancia se convierte en trabajo a tiempo completo (como algunas mamás refieren: “tan solo alimentarlo se siente como un trabajo de tiempo completo”, hay que evaluar qué aspecto no está surgiendo de forma fluida en esta díada .
En esta sección, exploraremos las experiencias de las madres lactantes que enfrentan la anquiloglosia en sus bebés y cómo pueden sentirse incomprendidas:
Muchas madres que enfrentan la anquiloglosia en sus bebés pueden experimentar un profundo dolor físico y emocional durante la lactancia. Según estudios realizados el principal síntoma que manifestaban el 87% de las madres evaluadas era un dolor intenso, evaluado numéricamente según escala visual analógica del dolor sentían dolor en una intensidad de 7/10.
Los episodios de dolor en el pezón y la dificultad para alimentar a sus bebés pueden llevar a sentimientos de frustración y desesperación. Compartir las experiencias de estas madres puede ayudar a otras en situaciones similares a sentirse comprendidas y menos aisladas.
Una de las lecciones clave que estas madres nos enseñan es la importancia de la detección temprana de la anquiloglosia. Cuanto antes se identifique y se aborde este problema, más fácil puede ser para las madres y sus bebés superar los desafíos que presenta. A menudo, las madres se sienten aliviadas cuando finalmente obtienen un diagnóstico y un plan de tratamiento adecuados
La anquiloglosia puede ser una experiencia abrumadora para las madres lactantes. Por lo tanto, es esencial brindarles apoyo emocional tanto en el ámbito médico como en el social. Los grupos de apoyo a la lactancia y la disponibilidad de profesionales de la salud que comprendan los desafíos específicos de la anquiloglosia pueden marcar una gran diferencia en el bienestar emocional de estas madres
Uno de los primeros pasos importantes es buscar la orientación de un especialista en lactancia y un pediatra experimentados en el manejo de la anquiloglosia. Es importante buscar el profesional adecuado, y saber que conoce el tema. Estos profesionales pueden evaluar la situación y proporcionar recomendaciones específicas para abordar las necesidades individuales del bebé y la madre.
En algunos casos, se pueden realizar ejercicios y otras terapias manuales para trabajar el área orofacial, y las estructuras que están íntimamente ligadas con el frenillo lingual del bebé.
Algunos ejercicios suelen ser guiados por un profesional de la salud, mostrando cuáles son y supervisando su realización. Todo esto junto a trabajo de terapia manual realizado por especialistas como fisioterapeutas, osteópatas, terapeutas craneosacrales y terapeutas miofuncionales entre otros, puede ayudar a superar las restricciones causadas por la anquiloglosia y/o mejorar las restricciones potenciadoras de la anquiloglosia. A la vez que rehabilitar la función orofacial que suele estar alterada cuando hay un frenillo limitante, por una alteración de la movilidad, por la adquisición de patrones compensatorios…
Explorar diferentes posiciones de lactancia puede ser beneficioso. La finalidad es encontrar posiciones que faciliten un mejor agarre, con mayor apertura de la boca y con un agarre profundo, para compensar la limitación anatómica y funcional del frenillo, de forma que el bebé pueda seguir mamando. El propio trabajo de mamar lleva implícito unos movimientos de adelantamiento de la mandíbula que en muchos casos puede ser la base de un desarrollo orofacial satisfactorio.
Algunas madres encuentran que ciertas posiciones, como la posición de rugby o la posición acostada, facilitan la lactancia incluso con anquiloglosia. Estas posiciones pueden permitir un mejor acceso al pezón y mejorar el agarre del bebé.
Recuerda que cada situación es única, por lo que es fundamental trabajar en estrecha colaboración con profesionales de la salud para determinar las estrategias más adecuadas para el bebé y la madre. Con estas recomendaciones, espero que las madres lactantes que enfrentan la anquiloglosia encuentren soluciones efectivas para mejorar la experiencia de la lactancia.
La anquiloglosia puede ser un desafío en la lactancia materna, pero con la detección temprana y el apoyo adecuado, muchas madres superan estos obstáculos.
A lo largo de este artículo, hemos explorado los aspectos clave de cómo la anquiloglosia afecta tanto a la madre como al bebé en el proceso de lactancia. Desde los efectos del dolor y las molestias en la madre hasta los problemas en el agarre y la succión del bebé, hemos visto cómo esta condición puede complicar lo que debería ser un momento especial y cercano entre madre e hijo.
También hemos destacado la importancia de la detección temprana de la anquiloglosia, ya que puede marcar la diferencia en la experiencia de lactancia. El apoyo emocional y profesional desempeña un papel fundamental en el proceso, y las madres lactantes no deben dudar en buscar ayuda cuando sea necesario. Además, hemos discutido las recomendaciones que pueden ayudar a mejorar el agarre del bebé, como consultar a especialistas en lactancia y pediatras, realizar ejercicios sobre la estructura orofacial, explorar diversas posiciones de lactancia y realizar un trabajo multidisciplinar del bebé con una mirada puesta en un acompañamiento más global y más profundo.
A veces el frenillo limitante sólo es un síntoma guia de todo un iceberg que hay debajo de la punta que sobresale. En última instancia, la lactancia materna es un acto de amor y nutrición que merece ser disfrutado por todas las madres y bebés. A pesar de los desafíos que la anquiloglosia puede presentar, con paciencia y cuidado, es posible superarlos y fortalecer el vínculo especial entre madre e hijo. No estás sola en este viaje, y a medida que más personas entienden la anquiloglosia y sus implicaciones en la lactancia, el apoyo y la comprensión están al alcance de todas las madres que lo necesitan. Si necesitas ayuda puedes pedir cita con un pediatra para que te pueda ayudar.
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