Es muy frecuente en nuestras primeras consultas que los/as pacientes acudan por un abdomen abultado que desean solucionar. En esta primera evaluación realizamos una exploración de cada caso concreto para que el diagnóstico y tratamiento sean correctos. Valoramos los antecedentes de cada persona, el tipo de piel y el estado muscular del abdomen. En caso de cirugías previas complejas o historial de hernias podemos solicitar pruebas de imagen complementarias como una ecografía o TAC.
Se trata de una cirugía en la que se repara la zona abdominal en los casos que exista un exceso de piel en la zona (tras embarazos o pérdida de peso son los casos más frecuentes) o una diástasis de rectos patológica. Esto último consiste en una separación de los músculos rectos del abdomen, generalmente tras embarazos o cirugías, de más de 3 cm entre uno y otro, lo que conlleva una debilidad de la zona y problemas derivados como malas digestiones, abombamiento abdominal o dolor lumbar. Se trata de una cirugía de unas 2 horas de duración con anestesia general y hospitalización de entre una y dos noches.
La liposucción o lipoescultura es una intervención en la que, mediante unas finas cánulas, se extrae la grasa localizada en una región corporal. Está contraindicada cuando el acúmulo graso es excesivo o la calidad de la piel no es la adecuada (flacidez, estrías…). La liposucción de la zona del abdomen suele incluir la zona de flancos y lumbar; tiene una duración de unas 2-3 horas y puede realizarse bajo sedación. Generalmente es un proceso ambulante que no requiere hospitalización.
Como hemos explicado, cada intervención soluciona un problema distinto: la abdominoplastia es capaz de corregir la flacidez cutánea y la diástasis de los músculos, mientras que mediante la lipoescultura se elimina la grasa que se encuentra acumulada en una zona. Ambas cirugías pueden realizarse en el mismo momento, dado que son complementarias y ayudan a mejorar la región abdominal.
Varía mucho según si se realiza uno de los procedimientos o se combinan. Tras una abdominoplastia es necesario evitar los esfuerzos físicos y la carga de peso al menos durante el siguiente mes, ya que, como se reparan los músculos, estos puntos pueden romperse con un movimiento excesivo. Por el contrario, una liposucción no conlleva una limitación de práctica deportiva salvo los primeros días en los que puede haber más molestias.
El dolor en ambas cirugías es bien controlado con analgésicos comunes y requiere el empleo de una faja compresiva durante al menos cuatro semanas, lo que evita la inflamación excesiva y protege la reparación muscular. En prácticamente todos los casos recomendamos realizar drenaje linfático por parte de un profesional, ya que disminuye las molestias postoperatorias y mejora los resultados, acortando la recuperación.
Tras ambas cirugías conseguiremos un abdomen más esbelto y plano, eliminando el abultamiento previo. Tras la reparación de la diástasis se añade una mejoría de las digestiones y del dolor lumbar, así como muchos problemas relacionados con la debilidad del suelo pélvico.
Los riesgos generales a cualquier cirugía son el sangrado, la infección o la dehiscencia de alguna de las heridas. Lo más frecuente tras una abdominoplastia suele ser el acúmulo de líquido en la zona o seroma, que suele resolverse manteniendo los drenajes postoperatorios durante unas semanas o mediante masajes, aunque en ocasiones es necesario evacuar ese líquido en consulta si la cantidad es elevada.
Otro problema que puede presentarse es la dehiscencia de alguna parte de la herida, que generalmente se cierra mediante curas en consulta y/o domicilio. La liposucción, al tener heridas muy pequeñas, suele presentar menos incidencias, salvo la inflamación local y que la zona intervenida presenta equimosis o morados, lo que suele desaparecer en el plazo de unas semanas.
No es recomendable realizar ninguna cirugía electiva durante el primer año postparto, dado que es el tiempo de recuperación natural del cuerpo de la mujer. Asimismo, esperamos al menos seis meses tras finalizar la lactancia con el mismo objetivo, la recuperación completa de la persona para afrontar una cirugía en las mejores condiciones.
Los pacientes obesos o con enfermedades importantes suelen evaluarse de forma concreta porque en la mayor parte de ellos desaconsejamos cirugías de este tipo. Aunque es una consulta frecuente, no existe una edad máxima a la que pueden realizarse estos procedimientos, ya que depende de la situación personal y calidad de vida de cada persona. Es muy infrecuente, por otra parte, realizar este tipo de intervenciones en menores de edad.
Siempre es necesaria una evaluación en consulta por parte de un cirujano plástico que pueda valorar las necesidades y los riesgos de cada persona, ya que la única forma de asegurar un resultado óptimo y la seguridad del paciente es indicar de forma correcta cada procedimiento.
Tanto la abdominoplastia como la liposucción son cirugías seguras y muy demandadas que aseguran la recuperación de un abdomen que se encuentra dañado.
Continúa informándote sobre estas y otras técnicas en nuestra guía sobre lipoescultura para dominar el contorno corporal.
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