Absceso epidural - Información, expertos y preguntas frecuentes

Un absceso epidural es una acumulación de pus limitada entre la cubierta exterior del cerebro, la médula espinal y los huesos del cráneo o la columna vertebral. Este absceso provoca hinchazón en el área. Un absceso epidural es un trastorno anómalo causado por infección en el área entre los huesos del cráneo o la columna vertebral y las membranas que recubren el cerebro y la médula. Esta infección se denomina absceso epidural intracraneal si se encuentra en el área del cráneo o un absceso epidural raquídeo si se encuentra en el área de la columna vertebral. La práctica totalidad de los casos se localizan en la columna. La infección del espacio epidural puede producirse en el momento de inserción del catéter o por contaminación por una de las siguientes 3 vías: contaminación a través de la piel del sitio de punción y posterior difusión a lo largo del catéter, vía intraluminal, por jeringa o anestésico local contaminado o por difusión hemática. En el caso de un absceso epidural intracraneal, los factores de riesgo incluyen: Infecciones crónicas del oído, traumatismo craneal, mastoiditis, neurocirugía reciente y sinusitis crónica. Un absceso epidural raquídeo se puede observar en pacientes con: antecedentes de cirugía de espalda u otros procedimientos invasivos que involucren la columna vertebral, infecciones de la sangre, furúnculos e infecciones óseas de la columna vertebral. Sus síntomas son: incontinencia urinaria o intestinal, retención urinaria y fiebre y dolor de espalda, mientras que en los afectados por un absceso epidural intracraneal, se detectará fiebre, dolor de cabeza, letargo, nauseas y vómitos. El objetivo del tratamiento es, como en todos los tipos de abscesos, curar la infección y reducir el riesgo de daño permanente. El tratamiento generalmente abarca antibióticos y cirugía, y tan solo ocasionalmente se utilizan sólo antibióticos que se administrarán por vía intravenosa. La cirugía servirá para drenar o eliminar el absceso. Además, es necesaria para reducir la presión sobre la médula espinal o el cerebro, con el fin de prevenir la pérdida posterior de la función neurológica.