La vitrificación ovocitaria es un avance científico y tecnológico que ha transformado el panorama de la reproducción asistida en los últimos años a nivel mundial.
Desde que en 2014 saltó a los medios la controvertida noticia (1) de que Facebook y Apple ofrecían la posibilidad de preservar la fertilidad a sus empleadas, la preservación de la fertilidad mediante la vitrificación ovocitaria se ha popularizado y ha crecido de manera exponencial. Si en 2010 se realizaron cerca de 300 ciclos anuales en España, en los últimos Registros de la Sociedad Española de Fertilidad (SEF) de 2021 se han contabilizado ya más de 5000 ciclos al año (2).
Según datos del Instituto Nacional de Estadística (3), en España, al igual que en otros muchos países desarrollados, la edad media del primer hijo en España alcanza ya los 32 años y la tasa de fecundidad se sitúa alrededor del 1, 21 hijos por mujer. Este retraso de la maternidad se puede atribuir en algunos casos a la búsqueda sin éxito de la pareja adecuada, a la precariedad laboral o incluso a la incertidumbre económica, a las oportunidad de desarrollo profesional, a los estudios, por razones médicas o simplemente por que no es el momento.
Es importante recordar, que la capacidad reproductora de la mujer disminuye con la edad, por eso, si todavía no se está preparada para ser madre, una buena alternativa es la congelación de ovocitos (4) para aumentar las probabilidades de embarazo en el futuro.
Esta técnica consiste en preservar el potencial reproductivo de una mujer de cara al futuro. Se realiza la extracción de los óvulos mediante aspiración con una aguja y se procede a congelar los óvulos sin fecundar y conservarlos para, más adelante, poder realizar un procedimiento de fecundación in vitro. En esta segunda parte del proceso, el óvulo, ya descongelado, se insemina con un espermatozoide en un laboratorio y se implanta el embrión en el útero para conseguir el embarazo deseado.
Los óvulos se conservan en tanques de nitrógeno líquido a -196 Cº y estos tanques son sometidos a un mantenimiento diario que garantiza que las características y calidad de los óvulos congelados permanezcan intactas a lo largo del tiempo.
El tratamiento para preservar la fertilidad dura alrededor de unos 15 días (aunque en ocasiones puede variar entre los 12-17 días en función de la duración de los ciclos de la paciente). El tratamiento suele empezar al día siguiente del inicio de la menstruación, es decir en el día 2 o 3 del ciclo. Es entonces cuando se empieza el tratamiento mediante unas inyecciones que van a favorecer el crecimiento folicular.
El desarrollo homogéneo de estos folículos, que deben alcanzar un tamaño óptimo, tiene por objetivo la maduración de los ovocitos que se extraerán el día de la punción folicular.
El tratamiento hormonal para la estimulación ovárica, es decir, para conseguir que el ovario produzca varios óvulos a la vez, consiste normalmente en una inyección subcutánea diaria durante unos 10 o 12 días. La punción se realiza en quirófano, bajo anestesia general ligera, llamada sedación, y suele tener una duración de unos 15-30 minutos. Se realiza generalmente por vía tranvaginal. Normalmente, todo el proceso es indoloro, aunque es posible que en los días posteriores la paciente tenga molestia abdominal o sensación de hinchazón (distensión abdominal). Los principales riesgos de la punción ovárica, si bien son poco frecuentes, pueden ser el sangrado post punción, una infección, perforación intestinal o torsión ovárica.
Si bien hace un tiempo se recomendaba tener mínimo entre 6 y 8 ovocitos congelados, a día de hoy, los últimos estudios muestran que lo ideal debería ser entre 15 y 20 óvulos maduros para que la segunda parte de la técnica tenga una tasa de éxito aceptable.
Este número deseado de ovocitos también depende de cada mujer, de su edad y del número de hijos que se deseen tener. Cuantos más óvulos de buena calidad tengamos congelados, mayores probabilidades de embarazo tendremos en el futuro. En caso de tener una baja reserva, se puede repetir el tratamiento y acumular un mayor número de ovocitos en diferentes ciclos. Estos ciclos pueden ser consecutivos como el Duo-Stim (doble estimulación) o ciclos en meses separados según mejor convenga a la paciente.
Antes de comenzar el proceso, el médico realiza una serie de pruebas a la paciente además de una buena anamnesis: una ecografía transvaginal (para descartar patologías ginecológicas y para valorar la reserva ovárica), una analítica completa y un perfil hormonal. Después, se realizan ecografías cada dos o tres días a lo largo del proceso.
Se recomienda preservar la fertilidad social antes de los 35 años, si es posible entre los 25-28 años. A medida que la edad avanza y se cumplen años, la reserva de óvulos disminuye y la calidad de los mismos empeora, por eso, si se desean aumentar las probabilidades de éxito de embarazo en el futuro, cuanto antes se haga la preservación de la fertilidad, mejor. En caso de motivo médico, siempre se debe valorar individualmente y no hay una edad determinada. La fertilidad se debe intentar preservar siempre que se pueda, siguiendo el consejo del equipo médico de la paciente, ya que existen también otras técnicas más adecuadas según la edad.
El coste del tratamiento oscila alrededor de los 2500-3000 euros.
Para concluir, es importante remarcar que los cambios sociodemográficos en la fertilidad son una de las principales razones para pensar en la vitrificación ovocitaria. Si bien está claro, que lo fisiológicamente ideal es ser madre entre los 20 y los 30 años, el retraso de la maternidad es una realidad.
Así pues, la vitrificación ovocitaria representa una herramienta revolucionaria que ofrece nuevas posibilidades para aquellos que desean posponer la maternidad/paternidad o preservar su fertilidad por razones médicas, sin embargo, la preservación no es una garantía de éxito 100%, porque cuando se preserva la fertilidad lo que se preserva es la opción de intentar ser mamá con los propios ovocitos más adelante. Si tienes dudas o quieres iniciar este proceso puedes pedir cita con un ginecólogo.
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