En España, existen actualmente 400.000 casos de personas diagnosticadas con algún trastorno de la conducta alimentaria (TCA) y se espera que se incremente un 15% en los próximos 12 años, según los datos de la Fundación Fita. Los trastornos de la conducta alimentaria, son un trastorno mental que está presente sobre todo en pacientes jóvenes, ya que representan el 90% de los casos, y más en mujeres, aunque los hombres también lo padecen, según datos del Instituto de Investigación Biomédica de Bellvitge. No obstante, existen distintos tipos que van desde la anorexia nerviosa, a la bulimia hasta el trastorno por atracón.
Cuando hablamos de TCA, que además se han multiplicado en la pandemia, es común pensar en la anorexia y la bulimia, dado que son los trastornos más conocidos. Lo cierto es que existen otras muchas afecciones relacionadas con problemas con la comida. Un tipo de TCA cada vez más frecuente es el trastorno por atracón, que conviene conocer para saber identificarlo y tratarlo en consecuencia.
El trastorno por atracón es un trastorno de la conducta alimentaria cuya característica principal es la ingesta de manera compulsiva de una gran cantidad de alimentos en un periodo corto de tiempo – no más de dos horas- hasta que la persona se siente llena. Quien padece trastorno por atracón come una cantidad exagerada de alimentos, sin masticarlos ni saborearlos, sin importar si tiene hambre o no, y al que no le siguen conductas purgativas compensatorias. Cuando la persona está en pleno atracón, siente que no puede controlarlo, su peso se va incrementando rápidamente, padeciendo la gran mayoría de obesidad. Este exceso de peso les avergüenza y les hace sentirse muy desgraciados, con sentimientos de culpabilidad y ansiedad.
Este comportamiento no se da cada día, ni en las comidas diarias, sino que responde a unos momentos puntuales donde la persona se siente más vulnerable (ansiedad, tristeza, culpabilidad, miedo etc.) y necesita apoyo emocional, que no pide. El atracón no tiene que ver con el hambre física sino con el hambre emocional. De hecho, responde a una necesidad psicológica de sentirse bien y a una incapacidad para lidiar con las emociones negativas que te causan estrés. Estos pacientes también son llamados comedores compulsivos o adictos a la comida, y viven su exceso de peso con vergüenza y ansiedad.
De acuerdo con Rosa Calvo Sagardoy (Hospital Universitario de Santa Cristina, Madrid) y autora del documento base “trastornos de la conducta alimentaria”, los síntomas y complicaciones más graves incluyen:
A diferencia de una persona con bulimia, después de un atracón la persona no suele vomitar, ni usar laxantes, ni hacer ejercicios físicos en exceso para compensar las calorías adicionales que se han ingerido. La gravedad del trastorno por atracones se determina a través de la frecuencia de los episodios durante una semana.
Se desconocen las causas del trastorno por atracones y purgas. Sin embargo, la genética, los factores biológicos, las dietas prolongadas y los problemas psicológicos aumentan el riesgo.
Estos son algunos de los factores que según una mayoría de expertos pueden aumentar el riesgo de desarrollar el trastorno de apetito desenfrenado:
Los objetivos del tratamiento del trastorno por atracón son reducir los atracones y lograr hábitos de alimentación saludables. Debido a que los atracones pueden estar muy entrelazados con la vergüenza, la baja autoestima, la mala imagen personal y otras emociones negativas, el tratamiento también debe enfocarse hacia estos temas y hacia cualquier otro problema de salud mental, como la ansiedad y la depresión.
Habitualmente, el tratamiento de los TCAs son duales: psicoterapia y medicación, sin ingreso hospitalario. Cuando existe un riesgo evidente para la salud de la persona, por su obesidad y los factores de riesgo asociados a ello, se propone una alternativa que conlleva el ingreso hospitalario por un periodo de tiempo determinado.
Ya sea en sesiones individuales o grupales, la psicoterapia puede ayudarte a cambiar los hábitos poco saludables por hábitos saludables y a reducir los episodios de atracones. Los ejemplos de psicoterapia que actualmente se utilizan son:
Por lo general, los medicamentos más utilizados son los antidepresivos, los ansiolíticos, un medicamento para el TDAH con hiperactividad (Vyvanse) que parece inhibe la sensación de apetito, y el Topiramato que es un anticonvulsivo pero con efectos inhibitorios del apetito.
Si bien muchas veces no nos damos cuenta que tenemos un problema con nuestra relación con la comida hasta que es tarde y ya tenemos un TCA, podemos salir de ello buscando ayuda profesional. Sin embargo, si sospechamos que podemos tener algún problema, pero nada serio, os propongo que hagáis lo siguiente:
Si os cuesta llevar a cabo más de 3 de estos consejos, os sugiero que acudáis a un psicólogo que os pueda ayudar porque posiblemente podemos estar delante de un TCA incipiente. Más vale prevenir que curar, ya que los problemas alimentarios pueden pasar encubiertos durante mucho tiempo, como la realización de dietas recurrentes o el no buscar ayuda para perder peso.
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