El trastorno obsesivo compulsivo o TOC se define como un trastorno mental que se caracteriza por la presencia de obsesiones y/o compulsiones que son experimentadas como intrusivas y producen deterioro y malestar clínicamente significativos (DSM-5, 2013). Este trastorno puede padecerlo un 2,5% de la población adulta.
Como vemos, el TOC contempla dos aspectos; las obsesiones y las compulsiones.
Las obsesiones se pueden definir como pensamientos, ideas o impulsos intrusivos y persistentes que la persona experimenta como molestos e indeseados y que, por tanto, causan ansiedad o un malestar significativo que incluso llega a afectar en aspectos de la vida diaria. Estos pensamientos pueden estar relacionados con la simetría, sexualidad, religión, contaminación o la seguridad. A veces, estas obsesiones pueden ir acompañadas de compulsiones, En ese caso hablaríamos de TOC ya que cumple las dos condiciones; obsesiones y compulsiones.
Las compulsiones se relacionarían con comportamientos repetitivos o actos mentales que se realizan en respuesta a una obsesión, o según determinadas reglas rígidas e invariables que la persona establecería. Estos comportamientos o actos mentales pretenden prevenir o reducir el malestar o la ansiedad, o prepararse para un evento temido. Precisamente, para reducir la ansiedad que genera ese tipo de pensamiento o idea recurrente, la persona puede recurrir a determinados rituales como lavarse las manos, revisar, ordenar, o actos mentales como contar, repetir palabras en silencio o rezar.
Así, muchas de estas conductas se traducen en sujetos lavadores, repetidores, verificadores, ordenadores, ritualizadores mentales o acumuladores.
A continuación, se señalan algunos de los subtipos de TOC más conocidos.
Además, existen otras formas en las que el TOC puede manifestarse, como obsesiones religiosas, sexo, pensamiento mágico, perfeccionismo, hipocondría, necesidad constante de preguntar, agresividad e impulsividad, entre otras.
Como señala Badós (2017), el TOC no suele ser un trastorno único y puede estar asociado o relacionado con otros trastornos.
Por su parte, Starcevic y Brakoulias (2008), señalan 5 posibles subtipos:
Estas obsesiones no siempre se presentan bien delimitadas y es posible que se solapen entre ellas.
Pueden existir algunas creencias o características que estarían relacionadas con el TOC (Badós, 2017; Rachman. 1998; Salkovskis, 1999):
Un estudio elaborado por Taylor et al. (2010), consideró que la sobreestimación de la amenaza y el exceso de responsabilidad podrían ser predictores de los síntomas de comprobación, lavado o acumulación. Por otra parte, el perfeccionismo o la baja tolerancia a la incertidumbre podrían estar detrás de los rituales de orden y de los pensamientos obsesivos de lavado.
Como señala Salkovskis (1999), la mayoría de las personas experimentamos pensamientos intrusivos pero los que los interpretan de manera inadecuada o catastróficamente, los transforman en obsesiones.
El Trastorno Obsesivo-Compulsivo (TOC) es un trastorno mental que afecta a la forma en que una persona piensa, siente y se comporta. Las personas con TOC experimentan pensamientos obsesivos que son involuntarios, recurrentes e intrusivos, y que pueden ser desagradables, inapropiados o angustiantes. Para aliviar la ansiedad asociada con los pensamientos obsesivos, la persona con TOC realiza rituales o comportamientos compulsivos. Estas compulsiones son repetitivas, excesivas e inútiles, y siente que tiene que realizarlas para prevenir o reducir la ansiedad, a pesar de que sabe que son desproporcionadas o innecesarias.
El TOC puede afectar significativamente la vida diaria de una persona, incluyendo sus relaciones, trabajo y bienestar emocional. Las personas con TOC pueden sentir que no tienen control sobre sus pensamientos o comportamientos.
Para cumplir con los criterios diagnósticos del DSM-5, la persona debe experimentar obsesiones y/o compulsiones que consumen mucho tiempo (más de una hora por día) o interfieren significativamente con el funcionamiento normal del individuo en el trabajo, en la escuela o en las relaciones personales. Además, el DSM-5 señala que el trastorno obsesivo-compulsivo no puede ser mejor explicado por otro trastorno mental, como un trastorno de ansiedad, un trastorno del estado de ánimo, un trastorno psicótico, un trastorno dismórfico corporal o un trastorno de estrés postraumático (APA, 2013).
Conviene señalar que, como indica el DSM-5 (2013), para que exista un diagnóstico de TOC, será necesario que los síntomas provoquen una angustia significativa o interfieran de forma notable en el funcionamiento general del individuo.
Por otra parte, existen cuestionarios y test específicos para evaluar y jerarquizar en consulta, el tipo de TOC y su gravedad. Además, hay que tener en cuenta que el TOC puede coexistir con otros trastornos de salud mental, como la depresión, TDAH, trastornos de ansiedad, el trastorno de pánico o el trastorno de estrés postraumático por lo que conviene consultar a un profesional especializado en caso de duda.
Si crees que puedes necesitar ayuda, busca tratamiento profesional: el TOC es un trastorno que puede tratarse de manera efectiva a través de terapia cognitivo-conductual (TCC) y/o tratamiento farmacológico. Es importante que busques ayuda profesional de un psicólogo o psiquiatra para recibir el tratamiento adecuado. El TOC tiene tratamiento y existen abordajes terapéuticos específicos que, sin duda, pueden mejorar la calidad de vida de las personas que lo padecen.
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