La salud mental o su ausencia, tiene consecuencias tanto para el individuo como para su entorno. Entre las afecciones que pueden generar preocupación y ansiedad se encuentran el trastorno obsesivo-compulsivo (TOC) y el trastorno de ansiedad por enfermedad (la hipocondría), son dos trastornos que tienen ciertas similitudes, y esto puede llevar a confusión, pero estamos ante dos afecciones con características diferenciadas.
El DSM-5, es el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales, publicado por la Asociación Americana de Psiquiatría (APA por sus siglas en inglés). Este manual sirve para el diagnóstico y la clasificación de los trastornos mentales.
Según este manual, El TOC, o trastorno obsesivo-compulsivo, es un trastorno mental que se caracteriza por la presencia de obsesiones y compulsiones. Aquí hay una explicación más detallada de estos dos componentes:
La persona que padece TOC emplea mucho tiempo en estas obsesiones y compulsiones, le provocan un malestar manifiesto, y afectan a áreas importantes de su vida.
En el DSM-5 se conoce a la hipocondría como trastorno de ansiedad por enfermedad, se caracteriza por una preocupación por contraer o padecer una enfermedad grave. Esta preocupación es desproporcionada, y persistente, y no hay ninguna evidencia médica que la sostenga. Interpreta sus señales físicas de forma catastrófica y distorsionada, sintiendo miedo por su salud, y acudiendo con frecuencia al médico para descartar las patologías que teme. Aunque hay un tipo de personas con “hipocondría”, que raramente van al médico por miedo a que se confirmen sus temores. Estaríamos ante los que tienen un afrontamiento evitativo.
Para que una persona sea diagnosticada como trastorno de ansiedad por enfermedad, su preocupación por enfermar debe de haber estado presente durante al menos seis meses.
Ahora, veamos las diferencias clave entre el trastorno obsesivo compulsivo y trastorno de ansiedad por enfermedad:
1. Naturaleza de las preocupaciones: en el TOC, los pensamientos intrusivos, las obsesiones, son pensamientos irracionales, recurrentes y persistentes. En el trastorno de ansiedad por enfermedad, la preocupación gira en torno a su salud, u a la posibilidad de tener una enfermedad grave, sus pensamientos y creencias están enfocadas al miedo de estar enfermos de gravedad.
2. Comportamientos repetitivos: en el TOC, las compulsiones son un intento de reducir el malestar y contrarrestar la ansiedad que provoca las obsesiones. En el trastorno de ansiedad por enfermedad no existen rituales, sino que existe la búsqueda de información sobre posibles síntomas, y atención médica que descarte posibles enfermedades.
3. Efecto en la vida diaria: el TOC, en concreto las compulsiones, van acompañadas de rituales que pueden afectar a diversas facetas de la persona que la sufre. Habiendo algunos rituales visibles (lavarse las manos repetidamente) y en otros casos, otros no visibles (por ejemplo, contar números). El trastorno de ansiedad puede llevar a una búsqueda constante de atención médica y preocupaciones que afectan las relaciones sociales y el bienestar general.
El trastorno obsesivo-compulsivo (TOC) puede afectar de manera notable la calidad de vida de las personas que lo experimentan. Las obsesiones y compulsiones pueden exigir una cantidad sustancial de tiempo y energía, lo que frecuentemente conduce al aislamiento. Además, la ansiedad constante puede tener repercusiones adversas en la salud tanto física como emocional.
La preocupación excesiva por la salud también puede tener impactos negativos en la calidad de vida. La búsqueda constante de atención médica puede resultar en pruebas médicas superfluas, gastos médicos elevados y tensiones en las relaciones personales. Además, la ansiedad crónica relacionada con el trastorno de ansiedad por enfermedad, puede generar síntomas físicos reales debido al estrés.
En resumen, aunque el trastorno obsesivo compulsivo y el trastorno de ansiedad por enfermedad comparten ciertos puntos en común en lo que respecta a la ansiedad, sus tratamientos difieren debido a las variaciones en la naturaleza de los síntomas.
La intervención psicológica va a estar enfocada a el tipo de trastorno, así como las necesidades individuales del paciente. Es crucial buscar la orientación de un psicólogo para obtener un diagnóstico preciso y un plan de tratamiento adaptado a cada caso particular.
Si deseas continuar tu aprendizaje acerca de la hipocondría, te recomendamos consultar nuestra guía sobre cómo manejarla de manera efectiva.
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