El trastorno límite de la personalidad (TLP) es una condición mental que afecta a un número importante de personas en el mundo, de hecho se estima que entre el 0,7% y el 3,5% de la población general sufren este trastorno (Doering, 2019). También cabe destacar que a pesar de lo que las primeras investigaciones al respecto parecían señalar, no parece haber diferencias significativas de prevalencia entre hombres y mujeres (Sansone y Sansone, 2018).
El trastorno límite de la personalidad se recoge en el DSM-5 (F60.3) y está caracterizado por una marcada inestabilidad emocional, relaciones interpersonales turbulentas y una distorsión de la autoimagen. En esta condición es frecuente la presencia de autolesiones y/o pensamientos de suicidio, así como una marcada impulsividad que puede dificultar de forma notable el tratamiento de las personas que lo sufren.
Es común que el TLP se asocie con otros problemas mentales de orden diverso, presentándose de forma comórbida o bien de forma encubierta, por ejemplo, un paciente diagnosticado de ansiedad, podría ser diagnosticado posteriormente de TLP, en parte por la dificultad que en ocasiones existe para hacer un diagnóstico preciso. Los trastornos mentales con los que se puede asociar el TLP varían de forma significativa entre hombres y mujeres, siendo los hombres más propensos a sufrir problemas de abuso de sustancias, y las mujeres más propensas a sufrir trastornos alimentarios, trastornos del estado de ánimo, ansiedad o estrés postraumático. Según Sansone y Sansonse (2018), los hombres tienen una mayor propensión que las mujeres a experimentar trastorno de personalidad antisocial de forma comórbida al TLP.
Aunque el TLP puede presentar desafíos significativos, es posible llevar una vida funcional y gratificante. En este artículo, explicaremos algunas recomendaciones prácticas para que las personas que lo sufren puedan llevar una vida gratificante y plenamente funcional, y las familias de las personas que lo padecen puedan brindarle ayuda de la forma más correcta y orientada posible.
En primer lugar no debemos olvidarnos de que es un trastorno grave y por ello la primera recomendación es sin duda la búsqueda de profesionales de la psicología y la psiquiatría, que valoren el caso de una manera pormenorizada y de forma que puedan escoger el mejor tratamiento posible para abordar el caso. Hay diferentes unidades especializadas en trastornos de personalidad en las que se puede encontrar una información detallada de cómo se trabajará, y de la mejor forma en que se puede ayudar a pacientes y familiares. En el tratamiento del TLP se puede trabajar con sesiones individuales y grupales según el criterio de los profesionales.
Un punto muy importante que pueden tener en consideración las personas que sufren este trastorno, es el hecho de que su principal sintomatología parece ser la inestabilidad emocional, por ello la gestión de las emociones que viven con tanta intensidad debe ser una prioridad. Por tanto, las personas con TLP pueden hacer una buena inversión en autoconocimiento y manejo de dichas emociones. Una buena forma de promover este autoconocimiento puede ser tratar de identificar cuáles son las situaciones que disparan momentos de mayor labilidad emocional, con el fin de entender ante qué momentos deben estar alerta a su reacción.
Por otra parte, es bueno practicar activamente habilidades de manejo emocional como puede ser:
Las relaciones interpersonales son otro de los grandes retos que afrontan las personas con TLP en su día a día, siendo estas turbulentas de forma habitual y con rápidas transiciones de un cariño exacerbado hacia un odio fuerte hacia la otra persona. En este ámbito parece importante destacar dos aspectos de forma principal.
En primer lugar, el reconocimiento de los propios límites a la hora de relacionarse ayudará a que las personas que sufren este trastorno puedan comenzar a establecer límites sanos con las personas de su entorno, aprender a priorizarse y decir que no puede ser de gran ayuda a la hora de afrontar las relaciones.
En segundo lugar, estaría construir las relaciones con el entorno desde una aproximación más saludable y basada en el apoyo, aprender a ayudar a otros y a tener presentes modelos de relación sana pueden ayudar a promover interacciones interpersonales más tranquilas. El hecho de compartir espacio con personas con problemáticas similares puede ayudar a mejorar el desarrollo de la empatía y la búsqueda de soluciones a los problemas.
Como ya hemos observado previamente, uno de los problemas habituales que pueden tener las personas con TLP, es el abuso de sustancias, por lo cual resulta importante promover un aprendizaje que no sólo esté basado en saber decir que no, sino también en conocer qué ambientes, situaciones y relaciones evitar para tratar de no caer en el consumo de drogas o en aspectos que puedan disparar las sintomatologías más graves asociadas de forma frecuente al TLP.
Si bien el trastorno límite de la personalidad puede presentar desafíos, llevar una vida funcional y gratificante es posible con el manejo adecuado. A continuación enumero algunos consejos clave para vivir una vida equilibrada:
Recuerda que cada persona es única y puede requerir enfoques personalizados. No olvides buscar la orientación de profesionales de la salud mental, como psicólogos especializados, para recibir un tratamiento adecuado y ajustado a tus necesidades individuales.
Si buscas más información, te recomendamos que accedas a nuestra guía sobre el TLP.
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