La depresión es una enfermedad compleja y multifacética. Se presenta de muchas formas y afecta a cada individuo de manera diferente. Como seres humanos, todos experimentamos una tristeza ocasional o un período de desánimo. Pero la depresión va más allá de estas experiencias transitorias. Es una enfermedad crónica que puede afectar cada aspecto de nuestra vida, desde cómo nos sentimos y pensamos hasta cómo funcionamos físicamente.
No todas las depresiones son iguales. El Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales DSM-5 de la Asociación Estadounidense de Psiquiatría es el sistema de clasificación de los trastornos depresivos más utilizado a nivel mundial. En dicho manual se describen 6 tipos de depresión de la siguiente manera:
La depresión mayor se caracteriza por un estado de ánimo deprimido la mayor parte del día, casi todos los días. La persona se siente triste, vacía y sin esperanza. Los demás pueden notar sus ojos llorosos, irritabilidad o ansiedad. Este tipo de depresión puede aparecer en cualquier momento de la vida y debe mantenerse durante al menos dos semanas. Los pacientes con depresión mayor pueden tener pensamientos recurrentes de muerte e incluso ideación suicida.
Este tipo de depresión es el más frecuente en los pacientes que buscan atención en salud mental infantil. Se caracteriza por episodios graves, recurrentes y desproporcionados de cólera que se manifiestan a través de palabras o comportamientos. Los niños con este trastorno experimentan rabietas verbales o agresiones físicas hacia personas o propiedades, en algunos casos combinados, al menos tres veces por semana. Además, presentan un estado de ánimo persistentemente irritable o irascible la mayor parte del día, casi todos los días. Este trastorno afecta las relaciones familiares y sociales, dificulta el disfrute de actividades infantiles normales, la capacidad para hacer amigos y el rendimiento académico debido a una baja tolerancia a la frustración.
El trastorno disfórico premenstrual se caracteriza por la presencia de síntomas físicos y conductuales durante los días previos a la menstruación. Los síntomas más frecuentes incluyen cambios repentinos de humor, sensibilidad e irritabilidad. Estos síntomas mejoran unos días después del inicio de la menstruación y suelen desaparecer aproximadamente una semana después. Este tipo de depresión afecta entre un 1,8% y un 5,8% de las mujeres con menstruación, dificultando sus actividades diarias y provocando un deterioro en el funcionamiento social y ocupacional.
La distimia es considerada un trastorno depresivo persistente. Se caracteriza por un estado de ánimo deprimido la mayor parte del día, presente durante al menos dos años. Aunque los síntomas suelen ser más leves que en la depresión mayor, pueden causar un malestar clínicamente significativo y deteriorar la vida social, laboral y otras áreas importantes del funcionamiento. El impacto en el funcionamiento social y laboral puede ser tan grande o incluso mayor que en el trastorno depresivo mayor.
El consumo de alcohol, sustancias ilícitas o ciertos medicamentos puede ocasionar un tipo de trastorno depresivo caracterizado por un estado de ánimo deprimido persistente y una disminución notable del interés o placer en las actividades. Este tipo de depresión se diferencia de los trastornos depresivos primarios porque su inicio y desarrollo están asociados al consumo de sustancias. Es importante tener en cuenta la historia clínica, el examen físico y las pruebas de laboratorio para diagnosticar este trastorno.
Existen estudios que relacionan enfermedades como la diabetes, la hipertensión arterial o el hipotiroidismo con un mayor riesgo de desarrollar un trastorno depresivo. El diagnóstico de una enfermedad médica supone un punto de inflexión en la vida del paciente y puede generar ansiedad, estrés y síntomas depresivos. La depresión asociada a estas condiciones médicas se caracteriza por un estado de ánimo deprimido persistente y una disminución del interés o placer en las actividades. Es fundamental diagnosticar y tratar precozmente la depresión en pacientes con estas afecciones, ya que puede tener un impacto significativo en su bienestar y calidad de vida.
Los psicólogos formados y con experiencia para el tratamiento de la depresión pueden ayudar a los pacientes en la identificación de las causas que están ocasionando el trastorno, pueden ser muy eficaces en identificar el momento del ciclo de desarrollo en que el trastorno está sucediendo y pueden proponer estrategias para la recuperación. Son diversos los enfoques psicoterapéuticos con que los psicólogos pueden ayudar a sus pacientes: enfoques conductuales, psicodinámicos, terapia cognitivo conductual, terapias sistémicas.
El trabajo que pueden realizar los psicólogos con sus pacientes es el siguiente:
Es importante recordar que la depresión no es una debilidad, ni algo que se pueda superar simplemente “animándose”. Es una enfermedad grave que requiere tratamiento médico. Si tú o alguien que conoces está lidiando con la depresión, es importante buscar ayuda de un psicólogo o psiquiatra. Hay recursos disponibles y la recuperación es posible.
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