Cuando escuchábamos hace algún tiempo la palabra adicción, nos evocaban imágenes de drogadictos inyectándose heroína en barrios marginales. A día de hoy, y gracias a desmitificar el estigma de poder hablar sobre la salud mental, podemos ser conscientes de que la adicción puede enmascararse en muchos ámbitos y escenarios distintos.
También somos conocedores cada vez más de las adicciones modernas, y no por ello que sean drogas sintéticas o de diseño novedosas, sino que las nuevas tecnologías y el abuso de estas están generando nuevos tipos de adicciones entre nuestra sociedad actual.
En este artículo hablaré de los diferentes tipos de adicciones que existen y cuáles son las más comunes, asumiendo ya de entrada que toda adicción es una pérdida de control.
Para empezar, os voy a explicar los elementos básicos que caracterizan un proceso de adicción.
Por una parte, está la dependencia, ya que en toda adicción aparece una dependencia al objeto de adicción en sí mismo.
En los procesos de adicciones hemos de saber diferenciar lo que sería el uso, como una primera fase adictiva y se valora a partir de la frecuencia y cantidad de consumo. La segunda fase sería el abuso, es decir, no existe aún una dependencia, pero si se hace un “mal uso” o abuso por parte de la persona. Y la última fase es la dependencia, donde la persona ya depende absolutamente sin saber cómo poder salir de ahí y produciéndole un deseo incontrolado de consumir alguna sustancia o de realizar alguna conducta adictiva.
Por otro lado, está la tolerancia, ya que dicho fenómeno es la respuesta orgánica que se origina tras consumir dicha sustancia o realizar dicha conducta y no produce el mismo placer o efecto que la primera vez al haberse habituado, como consecuencia se tiende a generar un aumento de consumo o conducta.
A su vez, podemos diferenciar diferentes tipos de dependencias:
Ahora bien, también tenemos que diferenciar los diferentes tipos de adicciones que clasificamos en dos grandes grupos:
Ahora comentaré las adicciones más comunes, sus funciones, sus mecanismos de recompensa y los posibles trastornos que llevan detrás, derivando en una clasificación lo más clara posible.
Alcohol: todos lo conocemos y está socialmente aceptado, pero el alcohol es una droga más, que no solo tiene efectos devastadores en el cerebro con su abuso, sino que puede generar en un agravante de la problemática social y del entorno de la persona.
Tabaco (nicotina): otra de las sustancias que, aunque cada día menos, sigue estando muy normalizada en nuestra sociedad. La nicotina genera una dependencia física, pero el “cigarrillo” genera una dependencia mucho más psicológica ya que se asocia a determinados ambientes, círculo de personas y momentos del día, haciendo así un mantenedor de la conducta problema.
Cafeína: a bote pronto parece inofensivo, pero muchos trastornos del sueño y arritmias son causados por el exceso del café en el día a día, sin contar con las bebidas estimulantes que llevan toneladas de cafeína y taurina.
Cocaína: la cocaína es un clásico, ya que su adicción se produce por lo que los profesionales llamamos “luna de miel”, que hace que se consuma de manera esporádica y se va asociando los momentos de ocio y diversión al consumo de la sustancia con lo que conlleva a provocar un enganche físico y psicológico. También mencionar que es una droga que a simple vista no te altera lo suficiente para dejar de hacer tu día a día, con lo cual, el cocainómano puede estar consumiendo mientras trabaja, se va de compras o a comer con la familia; haciendo de este un consumo muy habitual y normalizado.
Cannabis (Marihuana): aunque se haya demostrado que tiene efectos farmacológicos, como todo fármaco, puede tener sus contraindicaciones. Muy utilizado por personas muy ansiosas y con tendencia al insomnio, lo que conlleva al “ritual nocturno” de antes de dormir en el que hay que consumir dicha sustancia para poder dormir.
Esteroides: los esteroides no generan una dependencia física en sí mismo, pero sí sus efectos a nivel psíquico. Son utilizados sobre todos en dos ámbitos, en el del deporte profesional para conseguir mejores resultados en fuerza y resistencia; y en el mundo de la estética, más específicamente de los gimnasios ya que muchas personas las consumen para generar más músculos en el menor tiempo y adelgazando con rapidez
Opiáceos y psicofármacos: el exceso de la industria farmacéutica y la sobre medicación a día de hoy está a la vista de todos. No voy a hacer apología anti pastillas ni tampoco voy a demonizarlas, pero lo que sí está claro es que no contemplo tomar como, por ejemplo, un antidepresivo recetado por un médico psiquiatra sin hacer un proceso psicoterapéutico, ya que, por ende, no resolveríamos el problema que le ocasiona el tener que tomar los antidepresivos y le generarían una dependencia ya que los necesitaría para no volver a sentir los síntomas depresivos y volviendo a tener que consumir los “sedantes” emocionales.
Comida: es muy habitual cuando se está nervioso, pero no preocupado (ya que normalmente la preocupación cierra el estómago). Normalmente llenamos vacíos emocionales con la comida.
Juego: hoy en día podría llamarse pandémico, ya que pasa como con el tabaco o el alcohol, esta normalizado tener app de apuestas, “viciarse” a la playstation, etc.
Compras: con las compras acumulativas pueden generarse como con la comida, llenar estados ansiosos y vacíos emocionales.
Nuevas tecnologías: sin duda una de las más “millennials” y que nos afecta a todos. Están tan integradas en nuestra vida que no solo no vemos la adicción en ellas y las normalizamos, sino que muchas veces hasta las justificamos y defendemos. Somos todos unos “yonkis” de las redes sociales.
Pornografía: cada día es más habitual ver en el porno cosas más llamativas y que generan cada vez sensaciones más estimulantes y “fantasiosas” y nada realistas, con lo que conlleva a la perdida de la realidad sexual habitual y a no saciarse con lo que se encuentra en la vida, haciéndose dependiente a la visualización de porno para llegar a lograr el estímulo deseado.
Sexo: la adicción al sexo es otra muy común la cual se llama “ninfomanía”. A día de hoy se empiezan a ver mezcla de sexo y drogas lo cual genera aún más adicción a esta.
Trabajo: aunque parece inofensivo, la adicción al trabajo puede destrozar vidas o no conciliar la vida familiar. Hay que saber medir y ser equilibrado en todo.
En las adicciones emocionales hay muchas carencias afectivas y se generan patrones de relaciones tóxicas, que como todo tóxico se hace adictivo, aunque no por ello menos destructivo.
En resumidas cuentas y para concluir esta master class adictiva, hemos de saber que experimentar cosas en la vida no es “malo”, lo que no hay que caer es en el abuso que puede conllevar una adicción. Con esto quiero decir que por beberte una cerveza un fin de semana en una terraza con amigos, no te hace alcohólico.
Pero hay que estar atentos de ver si cada fin de semana que sales acabas borracho para “pasártelo bien”, o por el contrario tienes tendencia a cuando estas mal, te ha pasado algo que no sabes gestionar o te encuentras “depre”, recurres a beberte una “cervecita” para levantar el ánimo. No dudes en consultar nuestra guía: Adicciones: comprendiendo su significado, causas y factores de riesgo para solucionar todas tus dudas.
Si crees o consideras que detectas conductas disruptivas con el uso de alguna sustancia o comportamiento, busca un psicólogo que te oriente y te ayude a poder encauzar las cosas de la mejor manera posible.
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