Pensemos que la Psicología es una ciencia con poco recorrido relativo en la historia del ser humano y que ha evolucionado mucho a lo largo de los años.
Desde sus inicios, ha estado imbuida de un deseo ferviente de ser reconocida como una ciencia rigurosa. Por eso, durante muchos años se ha centrado sobre todo en la conducta observable, medible.
Pero quizás se puso demasiado énfasis en aspectos objetivos, alejados de la subjetividad de la naturaleza humana. En contraste con esta tendencia empírica, apareció el psicoanálisis, y posteriormente, la terapia psicodinámica. Ambas se sumergieron en las profundidades de la mente humana, en los conflictos relacionales que nos hacen sufrir, en los deseos reprimidos…
Empezaré por preguntarte: ¿qué te transmite el psicoanálisis o la terapia psicodinámica?¿te parece algo obsoleto, poco científico?¿crees que es demasiado largo y costoso?¿piensas que no tiene sentido bucear tanto en el pasado?
Hoy en día se sabe, y la neurociencia no para de constatarlo, que nuestras experiencias infantiles tienen una gran influencia en nuestra vida adulta. Veamos ahora con detalle cómo se enfrenta a esta realidad la terapia psicodinámica.
El corazón de este abordaje terapéutico se remonta a las teorías pioneras de Sigmund Freud. El padre del psicoanálisis puso toda su atención en el inconsciente, en las influencias de la infancia en la vida adulta y en la exploración de los conflictos internos reprimidos. Luego, gracias a autores como Jung, Klein, Adler, Winnicot o Fromm, el psicoanálisis evolucionó bastante, derivando en la terapia psicodinámica.
En ambas teorías se mantiene el presupuesto de que gran parte de la actividad psíquica, de la conducta y de las emociones están influidos por poderosas fuerzas inconscientes. Sin embargo, lejos de pretender que sea una terapia “eterna” (como se le reprocha al psicoanálisis), la terapia psicodinámica se focalizó más en los problemas actuales y no tanto en el pasado.
Para ello, no dudó en utilizar técnicas de otras corrientes psicológicas, como por ejemplo, la cognitivo conductual.
¿Con qué objetivo? Conseguir que el paciente viva mejor gracias a una comprensión profunda de los procesos mentales conscientes e inconscientes que operan en su mente.
Imaginemos que la mente es similar a un océano, que el paciente va a explorar junto al terapeuta. En esta travesía, el paciente (o analizante) es el capitán del barco y el terapeuta el faro que guía el proceso. Juntos, irán investigando las anécdotas del pasado, bajando en ocasiones a las profundidades del inconsciente para darle luz a los rincones más oscuros.
A medida que el viaje avanza, se establecerá una relación importante entre ambos. Cada palabra que el paciente libera a través de la “asociación libre" (expresión de pensamientos sin censura) va a ser observada por el terapeuta. En el camino se encontrarán potentes resistencias al avance, como densos bloques de hielo, que juntos irán sorteando con gran dificultad.
Al mismo tiempo, derribarán los mecanismos de defensa que jugaron su papel como grandes fortificaciones que protegieron la delicada fase infantil. Los patrones repetitivos serán como corrientes marinas que les conducen siempre al mismo puerto. Y los sueños serán como los mapas antiguos que tendrán que descifrar.
En ocasiones, atravesarán las aguas oscuras y a veces desconocidas de la sexualidad y la agresividad. De esta forma, poco a poco, a medida que se van soltando las palabras, paciente y terapeuta van a ir cambiando el rumbo, trazando nuevos caminos hacia la sanación de las heridas de la infancia.
Hoy día se sabe que muchos de los trastornos de la personalidad están relacionados con dificultades en las relaciones, cuyo origen principalmente se halla en las relaciones primarias con los padres o cuidadores principales en la infancia. Por eso, la terapia psicodinámica se centrará en las dinámicas de interacción social e interpersonal que suelen repetirse.
El paciente va a proyectar en el terapeuta determinados sentimientos y expectativas (es lo que llamamos “transferencia"), y también al revés (lo que se llama “contratransferencia"), generando una información valiosa para ambos. Pero a veces, los trastornos de personalidad tienen más que ver con profundos conflictos internos.
Por ejemplo, muchas personas por el propio miedo al rechazo, no podrán expresar sus necesidades emocionales, lo que aumenta su vulnerabilidad a la depresión.
Las investigaciones en el campo de la neurociencia han proporcionado un apoyo indirecto a ciertos aspectos de esta terapia, pues gracias a la plasticidad cerebral, se pueden modificar patrones emocionales, de pensamiento y de conducta.
Entre las ventajas de la terapia dinámica nos encontramos la comprensión profunda de los problemas emocionales y relacionales.
Además, se abordarán conflictos emocionales que no suelen ser accesibles a la consciencia y que pocas terapias tratan de una forma tan eficaz. De esta forma, se pueden generar cambios muy duraderos en la psique del paciente.
No obstante, la disciplina psicodinámica y psicoanalítica no han estado exentas de críticas y controversias, pues, como muchos de sus detractores argumentan, puede ser una terapia costosa y prolongada, demasiado sujeta a interpretaciones subjetivas.
Sigue habiendo un debate en la comunidad científica sobre su eficacia en comparación con otras modalidades terapéuticas. Al no aplicarse el método científico como tal, se suele argumentar que faltan pruebas sólidas basadas en la evidencia. Por otra parte, puede que no sea la elección más adecuada para problemas específicos, como trastornos psiquiátricos graves que pueden requerir intervenciones más estructuradas.
En conclusión, la terapia psicodinámica, al beber de los principios teóricos del psicoanálisis, profundiza como pocas disciplinas en la comprensión de la mente del paciente. Cuenta con la ventaja de tratar de que haya más flexibilidad en el terapeuta y centrarse más en el presente que el psicoanálisis, tratando que no sea una terapia tan prolongada en el tiempo.
También presenta desafíos, como la duración y el costo, así como la falta de consenso en la comunidad científica sobre su eficacia en comparación con otros enfoques terapéuticos.
Por todas estas razones, la elección de una terapia debe basarse siempre en las necesidades individuales de cada paciente, el gran protagonista en los procesos terapéuticos. Habla con un psicólogo para que pueda ayudarte en lo que necesites. También puedes leer nuestra guía especializada en terapias psicológicas para el crecimiento personal y la salud mental.
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