La psicología es una ciencia que se inicia a finales del siglo XIX con la creación del primer laboratorio de psicología experimental a manos del fisiólogo Wilhelm Wundt. Anteriormente, los estudios relacionados con la psicología se consideraban parte de la filosofía.
A raíz de los estudios llevados a cabo por Wundt surge la primera corriente de la psicología: el estructuralismo. A su vez, se fueron propagando por Europa otras corrientes de psicología como el psicoanálisis con Freud a la cabeza, la Gestalt con Max Wertheimer y el conductismo con Watson.
Sin embargo, estas teorías no explicaban la totalidad del comportamiento humano y es que dejaban de lado un punto esencial: el pensamiento. Hasta ese momento se entendía que pudiendo modificar o controlar el ambiente seríamos capaces de controlar el comportamiento humano; pero este precepto reducía al ser humano a un organismo biológico pasivo que reaccionaba a diferentes sucesos sin intervenir ni provocar. De esta forma, llegó una nueva corriente: el conductismo.
La terapia cognitiva es una rama de la psicología centrada en la exploración, estudio y modificación de los pensamientos. Así, se entiende que al poder modificar los pensamientos subyacentes a ciertos comportamientos, seremos capaces de modificar las conductas desadaptativas.
Este tipo de terapia asume cierta relación entre los procesos cognitivos y el malestar psicológico. De esta forma, entendemos que la forma en la que pensamos puede hacernos sufrir, más aún si cometemos ciertos “errores” de pensamiento. Llamamos “errores de pensamiento” a aquellos pensamientos que movilizan sentimientos de malestar ante una situación “neutra”. Los tres errores más característicos son:
La terapia cognitiva se basa en estudiar y modificar los pensamientos que aparecen de forma automática tras un suceso, ya que se entiende que estos pensamientos determinarán nuestro comportamiento y, por ende, nuestra emocionalidad.
Beck entiende que los pensamientos, emociones y conducta están totalmente relacionados. Esta terapia nace con la idea de combatir la depresión, pero con el paso del tiempo se generalizó al tratamiento de otros trastornos.
La idea principal de esta terapia es que las personas sufren malestar no por los acontecimientos que padecen, sino por la interpretación que le dan a los mismos. Explicado de otra forma: ante una misma situación, las personas no responden de forma automática, sino que perciben, interpretan y asignan un significado al estímulo acontecido. Este significado no es aleatorio sino que está basado en supuestos previos, esquemas aprendidos de funcionamiento y creencias sobre el funcionamiento del mundo y las personas.
La terapia de esquemas, que es como conocemos a la terapia cognitiva de Beck, se centra precisamente en el trabajo en estos esquemas. Beck considera que los esquemas cognitivos funcionan como filtro permitiendo o no, a la persona, analizar de una forma “sana” la situación ocurrida. En su mayoría, estos esquemas provienen de experiencias vividas de forma previa que, por su intensidad emotiva, generan un aprendizaje excepcionalmente rápido.
Ellis entiende que las expectativas, pensamientos y creencias, intervienen en la interpretación que damos a un acontecimiento y generan determinados sentimientos que modulan la acción. Es decir, Ellis incorpora el concepto de sentimiento/emoción como parte de este esquema que se utiliza para entender el comportamiento.
En comparación con Beck, quien considera las creencias como parte esencial de este mecanismo; Ellis entiende que también la emoción surgida ante determinada situación, junto con los pensamientos y creencias desarrollados de forma previa, son los que guiarán el comportamiento.
Actualmente, la terapia racional emotiva de Ellis se utiliza de forma combinada con las teorías conductuales, dando lugar a la llamada Terapia Racional-Emotiva-Conductual (TREC).
La terapia cognitiva de Beck ha sido ampliamente utilizada en el tratamiento de la depresión. Así, se entiende que el principal síntoma de la depresión es la activación de tres esquemas cognitivos negativos/erróneos” sobre el futuro, el mundo y sí mismos.
La terapia cognitiva ha tenido un peso crucial en el desarrollo de la psicología y en hacerla más accesible y aplicada. Actualmente la terapia cognitiva junto con la conductual ha demostrado su eficacia en el tratamiento de la mayoría de trastornos psicológicos. Puedes pedir cita con un psicólogo para que pueda ayudarte.
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