El suicidio representa una de las principales causas de muerte en el mundo, afectando a individuos de todas las edades, géneros y culturas. Por ejemplo, según los datos del Observatorio del suicidio en España, en 2022, (según los datos provisionales publicados por el INE el 26 de junio de 2023), han fallecido por suicidio 4.097 personas, una media de 11,2 personas al día; un 74% de ellas varones (3.042) y un 26% mujeres (1.051).
Entre los 15 y los 29 años, el suicidio es la principal causa absoluta de muerte. Provoca 333 defunciones anuales frente a las 314 de los accidentes de tráfico o las 274 de los tumores. Por esta razón, es fundamental abordar políticas adecuadas que permitan un correcto abordaje de esta problemática y de sus causas subyacentes.
El suicidio es el acto de quitarse la propia vida de forma intencional. A menudo es el resultado de un proceso complejo donde confluyen factores psicológicos, sociales y biológicos que sobrepasan la capacidad de la persona para manejar su dolor o sufrimiento. Es importante destacar que el suicidio es prevenible y que entender sus dinámicas puede ayudar a salvar vidas.
En general, el suicidio resulta de múltiples causas; no hay un único factor o situación que conduzca a una persona a tomar tal decisión.
De hecho, las causas de la conducta suicida se han considerado como un constructo multifactorial en el que intervienen múltiples factores y existen diversas interacciones entre sus factores de riesgo tanto en adolescentes como en cualquier franja de edad (Franklin et al., 2017).
Factores externos comunes de la vida diaria, como problemas económicos, despidos, luto, infidelidades, conflictos sociales, divorcios y problemas de salud física, incluyendo enfermedades o dolor crónico, pueden desencadenar respuestas cognitivas erróneas tales como pensamientos de ineficacia, incapacidad o culpa.
Estas percepciones pueden llevar a respuestas fisiológicas como ansiedad y angustia, causando un alto grado de sufrimiento. En una etapa inicial, cuando parece no haber alternativas para manejar o escapar de estos estímulos, la persona puede considerar el suicidio como una solución para evitar el sufrimiento (Martín Pérez, 2016).
Abordar las causas del suicidio es esencial para entender por qué alguien puede considerar esta salida a sus problemas. A continuación, se desglosan algunas de las causas más frecuentes:
La presencia de trastornos mentales, como la depresión mayor, trastorno bipolar, esquizofrenia, y trastornos de la personalidad, pueden ser predictores de riesgo suicida. Estas condiciones pueden alterar la percepción que tiene la persona de la realidad, disminuyendo su capacidad para buscar y recibir ayuda efectiva.
Factores como la desesperanza, el aislamiento social, y la percepción de ser una carga para los demás, pueden ser impulsores del suicidio. La incapacidad para ver soluciones a los problemas o para sentirse conectado con los demás puede llevar a un estado de extrema vulnerabilidad emocional. En realidad, la persona que adopta esa decisión, no ve otra alternativa o solución al problema por el que atraviesa. El objetivo no es morir, sino, dejar de sufrir.
Acontecimientos vitales negativos, como la pérdida de un ser querido, haber sufrido catástrofes, actos violentos, problemas financieros graves, acoso laboral o escolar, o el final de una relación de pareja, son ejemplos de estresores que pueden desencadenar pensamientos suicidas en alguien ya vulnerable.
La genética y la dinámica familiar también juegan un rol. El tener antecedentes familiares de suicidio puede incrementar el riesgo, no solo por la posible herencia de vulnerabilidades psicológicas, sino también por la familiarización con esta forma de enfrentar las dificultades.
El abuso de alcohol y drogas es un factor de riesgo bien conocido, ya que estas sustancias pueden aumentar la impulsividad, agravar los síntomas de trastornos mentales existentes, y deteriorar la capacidad de juicio.
Conocer a alguien que esté considerando el suicidio puede ser una experiencia abrumadora, pero hay pasos concretos que se pueden seguir para ofrecer ayuda:
Como señalan Castellvi y Rodríguez (2018), existen ciertos mitos que conviene desmentir:
Entender el suicidio y sus causas es fundamental para su prevención y para proporcionar apoyo a quienes están en riesgo. La prevención del suicidio debe ser un área de actuación prioritaria mediante la educación, la comprensión y la acción adecuada.
Si crees que tu o alguna persona cercana puede necesitar ayuda, puedes contactar con los siguientes servicios:
024. Línea de atención a la conducta suicida
112. Emergencias
Si quieres saber más sobre el impacto del suicidio en España, puedes consultar nuestra guía.
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