Las redes sociales presentan una cantidad inagotable de información actualizada, que puede ser verídica o no, que bombardea a cada segundo a la población que está pendiente de ella. Se estima que alrededor del 40% de los adolescentes se muestran intranquilos de forma frecuente cuando no están al día de lo que ocurre en las redes sociales.
Dam Herman acuñó el término FOMO, acrónimo de la expresión anglosajona (miedo a perderse algo). ¿Será que lo que rechacé era mejor que lo que elegí? ¿mis amigos tienen una vida más interesante que la mía o eligen mejor? ¿yo elegí un plan más aburrido?
Andrew Przybylski, psicólogo de la Universidad de Oxford, uno de los pioneros en el estudio de este complejo sociológico, afirma que este problema se observa principalmente en adolescentes que no están satisfechos con su vida actual, y que sienten que es aburrida. Chicos con pocas habilidades sociales que presentan cuadros ansiosos si no están pendientes de lo que ocurre al otro lado de las redes sociales, pero no interactúan en dichos eventos.
Las amistades pueden ser una parte dulce de la vida. Las relaciones de amistad alcanzan su punto más alto en la adolescencia y al principio de los 20 años. Los datos demuestran que después de la pandemia se redujeron el número de relaciones sociales. Las empresas están rediseñando espacios de trabajo post pandémicos donde se potencia el teletrabajo y se reduce la frecuencia en la que se interactúa de forma real.
Muchas personas experimentan ansiedad y preocupación por perderse eventos o momentos y experiencias en la vida de otros. Significa: “Fear of missing out”, esto es, miedo a perderse algo. Una compulsión patológica detectada en jóvenes adolescentes y jóvenes adultos, por estar conectados a internet, estando alerta de toda información que les resulte de interés: redes sociales, YouTube, Tik Tok, WhatsApp, Twitter, Facebook, chat con amigos, foros… Es un complejo sociológico. Es una adicción a las nuevas tecnologías y a las redes sociales.
Vacaciones y viajes, logros personales, nuevas tendencias y productos en el mercado.
Los síntomas que presenta este síndrome son:
El sociólogo Scott L. Feld, observó en 1991, un fenómeno conocido como “la paradoja de la amistad" que nos hace parecer menos populares que los demás.
Pensar que siempre tenemos menos amigos que nuestros amigos, especialmente en internet. Se descubre que la mayoría de la gente tiene pocos amigos, mientras que un determinado grupo de personas tienen muchos más amigos que el resto.
En Instagram, por ejemplo, los influencers, acaparan la mayoría de los seguidores en la red, y pueden influenciar sobre qué tendencia seguir, o sobre cuáles son las mejores fiestas. Muchos adolescentes afirman que ser buen amigo en redes es mucho más estresante que en otros momentos de la historia. La amistad en la era digital no sólo requiere un apoyo emocional privado, sino también un apoyo incondicional en redes (desde dar «me gusta» a todo el contenido del amigo) hasta hacer comentarios en los posts, responder a las stories, o asesorar en qué fotos subir. Y el apoyo además tiene que ser rápido.
Si bien esto ha facilitado acceder a personas que están a distancia, también han acarreado consecuencias negativas: sustituir relaciones personales reales por interacciones virtuales, y también han hecho surgir nuevas emociones y reacciones: celos por amigos que tienen más seguidores, presiones por ser tan popular como un amigo, o en la sensación de perderse algo mejor (FOMO) cuando no se está presente en un plan que está colgado en la red.
Las familias se convierten en un elemento clave en la educación digital de los hijos. Es importante ser conscientes de que se tiene este problema.
Todo está basado en un “autoengaño” tanto del que sufre FOMO, como de aquellos que son considerados más populares. Estamos expuestos constantemente a la vida “perfecta” de los demás. La “maravillosa vida” de los que están presenten en redes, y no existe. Para poder ser conscientes de este autoengaño podemos usar “la metáfora de la tienda”: tenemos un escaparate y una trastienda. En la trastienda tenemos todo lo que no nos gusta de nosotros mismos, y en el escaparate mostramos todo aquello que queremos que se vea. Comparamos nuestra trastienda con el escaparate de los demás, es por ello por lo que nos frustramos. No nos damos cuenta, que todo el mundo tiene su trastienda.
Como en todos los problemas, si las personas no pueden superar por ellas mismas esta adicción, es aconsejable que pidan ayuda a un psicólogo. Si quieres saber cómo utilizar la tecnología de forma consciente puedes consultar nuestra guía integral.
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