La relación entre el liderazgo y el estrés en el trabajo

Los líderes son humanos. Ostentar un puesto de liderazgo en cualquier grupo o ámbito implica adoptar responsabilidades, ya sea consigo mismo, la organización o sus propios subordinados. Y tales obligaciones no están exentas de respuestas afectivas vinculadas al estrés emocional, la ansiedad e incluso situaciones de burnout, llegando a generar en la persona un intenso deterioro psicosocial en diversos ámbitos de su vida.

En tal sentido, muchos líderes recurren a la ayuda de profesionales de la salud mental con objeto de aprender estrategias de afrontamiento adecuadas para regular su estado emocional y gestionar el estrés laboral, impidiendo con el tiempo la aparición de síntomas ansioso-depresivos que dificulten su funcionamiento psicológico. Incluso algunos estudios reflejan cómo la mejora de la salud emocional de los líderes influye no solamente en su propio bienestar, sino también logrando evitar situaciones de burnout colectivo entre los subordinados (Moliner, Martínez-Tur, Peiró, Ramos y Cropanzano, 2005).

Asegurar que el líder disponga de una alta inteligencia emocional es un factor crucial para manejar el estrés, regular mejor sus propias emociones, facilitar la regulación de las emociones de sus propios subordinados y generar una comunicación asertiva en su desempeño laboral (Peiró, 2008).

Causas del estrés laboral en personas con liderazgo

Con independencia de las exigencias del entorno, el estrés laboral en líderes se relaciona con problemas de inteligencia emocional, siendo la mala gestión del estrés, el perfeccionismo y la disonancia emocional tres de sus principales pilares:

• Por una parte, contar con estrategias de afrontamiento disfuncionales ocasiona que la persona que ostenta el liderazgo acumule estrés mucho más fácilmente que sus subordinados debido a las responsabilidades adquiridas en su puesto. Ese estrés ocasiona respuestas emocionales negativas (síndrome de burnout, ataques de ansiedad, ataques de ira…) que a su vez generan un deterioro psicosocial en el individuo y en personas cercanas al mismo (familia, compañeros de trabajo…), incluso afectando a su desempeño profesional.

• Por otra parte, el perfeccionismo es un problema psicológico que es valorado positivamente por las organizaciones debido a la generación de un alto desempeño profesional, por lo que se presenta como una virtud vinculada a puestos de liderazgo. A pesar de lo anterior, las principales características del perfeccionismo son la alta necesidad de control y una baja tolerancia a la frustración, especialmente ante la comisión de errores por parte de la persona que ostenta el liderazgo o de sus subordinados. Este problema psicológico se asocia a síntomas ansioso-depresivos a causa de sus premisas rígidas e inflexibles sobre el funcionamiento del mundo, por lo que las personas afectadas tienden a la sobrecarga laboral (ante la imposibilidad por su parte de delegar tareas), la hiperexigencia a sus subordinados y una alta inversión en tiempo y esfuerzo para evitar la comisión de cualquier tipo de error.

• Finalmente, la disonancia emocional se refiere a la discrepancia que existe entre las conductas implementadas por una persona y las emociones que realmente está sintiendo (Peiró, 2008). Aunque este fenómeno se da habitualmente en nuestro ambiente laboral, más aún en puestos de representación dentro de una organización, es más problemático cuando se da de manera mantenida en el tiempo, generando a su vez problemas de autoalienación e incluso problemas a la hora de identificar las propias emociones del trabajador.

Consecuencias del estrés laboral en personas con liderazgo

Son conocidos los efectos del estrés laboral en las personas, siendo su principal componente el concepto de carga de trabajo, el cual relaciona las competencias de un profesional con las demandas de la propia actividad laboral. En dicho sentido, los líderes suelen adolecer de mayores cargas mentales (cognitivas o intelectuales) que físicas, al menos en relación a sus subordinados, en lo que se conoce como sobrecarga mental. En dicha situación, las demandas del ambiente sobrepasan a las competencias del profesional, dando aparición a síntomas iniciales como la fatiga continuada, estados de ánimo alterados, embotamiento emocional o problemas de memoria y concentración. En casos graves o continuados, el estrés laboral ocasiona problemas y trastornos psicológicos (especialmente el síndrome de burnout y trastornos ansioso-depresivos) así como problemas de salud física por somatización.

A todo lo anterior hay que añadir el empeoramiento del clima laboral, estimándose que el intercambio de respuestas afectivas negativas por parte del líder hacia sus subordinados disminuye la calidad laboral en la organización (Moliner et al., 2005).

Tratamientos del estrés laboral en personas con liderazgo

El tratamiento del estrés laboral efectuado desde la terapia cognitivo-conductual, incluyendo terapias de tercera generación como la terapia de aceptación y compromiso, permite que el individuo pueda aplicar en su día a día estrategias de afrontamiento funcionales del estrés. La reestructuración cognitiva del pensamiento, el mindfulness, el método de resolución de problemas, la relajación muscular progresiva de Jacobson o estrategias de respiración, son técnicas concretas que generan un bienestar terapéutico en el paciente disminuyendo su sobrecarga, permitiendo la generación de conductas adaptativas más funcionales en el ámbito laboral. Asimismo, contar con un profesional experto en liderazgo, genera una mayor confianza en una persona líder que busca ayuda psicológica, reforzando la alianza terapéutica en terapia, incluso de manera preventiva.

Las personas en posiciones de liderazgo son proclives a situaciones de estrés laboral debido a las exigencias del entorno, estrategias de afrontamiento disfuncionales, las responsabilidades adquiridas conforme su puesto, la alta necesidad de control y problemas de disonancia cognitiva. Todo ello confluye en consecuencias negativas en la salud física y emocional de la persona, así como su entorno inmediato, pudiendo ocasionar situaciones de burnout individual en el líder o burnout colectivo entre sus subordinados.

Es recomendable que cualquier persona en situación de sobrecarga, sea líder o no, se vincule a un proceso psicoterapéutico con un profesional de confianza con objeto de aprender estrategias de afrontamiento funcionales con las que hacer frente al estrés laboral cotidiano. Establecer este punto como estrategia de prevención impide la proliferación de múltiples problemas de salud física y mental.

Referencias:

• Álvarez, M. & García-Villamisar, D. (2011). El síndrome del perfeccionista: El anancástico (3ª Ed.). Editorial Almuzara.
• Mallinger, A. & De Wyze, J. (2012). La obsesión del perfeccionismo. Editorial Paidós. Barcelona.
• Peiró, J.M. (2008, Coord.). Manual de Introducción a la Psicología del Trabajo. Editorial: UDIMA. Madrid.
• Rosenberg, Marshall B. (2019). Comunicación no violenta: Un lenguaje de vida (3ª Ed.). Editorial Acanto. Barcelona.

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