Vivimos muchas veces en modo automático. Vamos cumpliendo con lo que se espera de nosotros, apagando fuegos, sosteniendo responsabilidades, cuidando a los demás… y, sin darnos cuenta, desconectamos de lo que sentimos y de lo que necesitamos.
Hasta que un día, el cuerpo o las emociones dicen “basta”: ansiedad, insomnio, mal humor, tristeza sin explicación o simplemente una sensación de vacío o bloqueo interior. En consulta, muchas personas llegan diciendo: “No entiendo lo que me pasa, pero sé que no estoy bien”.
Ahí es donde puede ayudarnos una radiografía emocional.
La radiografía emocional es una herramienta terapéutica que permite hacer una especie de “foto interna” del estado emocional de una persona. Nos ayuda a identificar cómo estás en diferentes áreas importantes de tu vida: cuerpo, emociones, relaciones, trabajo, tiempo personal, sentido vital, etc.
Igual que una radiografía médica permite ver lo que no se ve a simple vista, la radiografía emocional permite ver, nombrar y entender lo que está pasando dentro de ti, para poder empezar a cuidarlo y transformarlo.
Esta herramienta tiene muchos beneficios, tanto en el inicio como durante un proceso terapéutico:
Es una herramienta terapéutica que permite hacer una especie de “foto interna” del estado emocional de una persona.En consulta, realizamos la radiografía emocional a través de una conversación guiada y una serie de preguntas que permiten explorar diferentes dimensiones de tu vida. Utilizamos también un gráfico visual para que puedas ver de forma clara cómo estás en cada área.
Vamos a hacer un viaje por tu universo emocional, y en ese recorrido descubrirás:
Así vamos dibujando un mapa emocional personalizado, que nos permite comprender mejor tu estado actual, detectar desequilibrios y necesidades, y sentar las bases para un proceso terapéutico que realmente te ayude.
¿Quién puede beneficiarse de esta herramienta?
La radiografía emocional puede ser útil para cualquier persona que sienta que está en un momento de cambio, confusión o malestar emocional, aunque no sepa muy bien por qué.
Especialmente puede ayudarte si:
También se puede utilizar en cualquier momento de la vida, ya que es como una huella digital que refleja el estado actual de una persona en un momento definido o ante una situación determinada.
¿Y después qué?
La radiografía emocional no es una fórmula mágica ni un diagnóstico clínico. Es una herramienta de autoconocimiento que sirve como punto de partida para el cambio. A partir de ahí, podemos trabajar en terapia con técnicas específicas (como el EMDR, la regulación emocional o el trabajo con el cuerpo) para desbloquear lo que te está impidiendo avanzar y ayudarte a recuperar tu bienestar.
Como terapeuta, he visto cómo muchas personas respiran aliviadas al ver su radiografía emocional por primera vez. A veces, solo con poner nombre a lo que sentimos y ver que tiene sentido, ya empezamos a sentirnos mejor.
La radiografía emocional es una invitación a mirar dentro de ti con honestidad, sin juicio y con mucha compasión. Nos permite ver lo que no está bien… pero también reconocer lo que sí funciona y empezar a cuidarnos mejor.
Si sientes que necesitas parar, entender lo que te pasa y volver a ti, esta herramienta puede ser un primer paso muy valioso.
La publicación del presente artículo en el Sitio Web de Doctoralia se hace bajo autorización expresa por parte del autor. Todos los contenidos del sitio web se encuentran debidamente protegidos por la normativa de propiedad intelectual e industrial.
El Sitio Web de Doctoralia Internet S.L. no contiene consejos médicos. El contenido de esta página y de los textos, gráficos, imágenes y otro material han sido creados únicamente con propósitos informativos, y no para sustituir consejos, diagnósticos o tratamientos médicos. Ante cualquier duda con respecto a un problema médico consulta con un especialista.