La hipertensión arterial (HTA) se describe como el aumento de las cifras de la presión arterial. Esta patología se presenta como una de las primeras causas de muerte a nivel mundial y puede constituir, además, un factor de riesgo para desarrollar otras enfermedades cardiovasculares.
La incidencia de la HTA se relaciona con los siguientes factores de riesgo; la edad, el sobrepeso u obesidad, el consumo de alcohol, el tabaquismo, el sedentarismo, los factores ambientales, la dieta y la predisposición genética.
Tanto para la prevención como para el tratamiento de la HTA existen medidas farmacológicas y medidas no farmacológicas. En las medidas no farmacológicas como son el estilo de vida y la alimentación, podemos incidir de manera directa y son altamente modificables. Por lo tanto, la alimentación y un estilo de vida que optimice nuestra salud será el principal foco de prevención de la aparición de la hipertensión y están especialmente indicadas para los pacientes que ya padecen esta patología.
Hablamos de hipertensión arterial cuando existen valores de la presión arterial sistólica por encima de 140 mmHg y diastólica superiores a 90mmHg. La presión arterial óptima se define como aquella que se encuentra por debajo de 120mmHg de presión arterial sistólica y diastólica valores inferiores 80mmHg.
Practicar ejercicio físico de manera regular ha demostrado disminuir el riesgo de desarrollar enfermedad cardiovascular y la disminución de la tasa de mortalidad. Sus efectos beneficiosos se atribuyen a la disminución de la resistencia a la insulina, del porcentaje de grasa corporal y visceral, a la mejora del perfil lipídico (colesterol HDL y LDL), mejora de la hipertensión y disminución de la prevalencia del estado de inflamación crónica.
Las medidas dietéticas adecuadas y una alimentación equilibrada rica en frutas y verduras han demostrado un mejor control de la HTA en múltiples ensayos clínicos. El consumo adecuado de sodio, potasio y magnesio, vitamina D, ácidos grasos omega-3 y fibra, así como la disminución de la ingesta de productos ultraprocesados y alcohol inciden en la prevalencia de padecer hipertensión.
La hipertensión arterial no suele ocurrir de forma aislada, por lo que la mayoría de la población hipertensa presenta además, otros factores de riesgo cardiovasculares.
Muchos de esos factores de riesgo son altamente modificables, así las recomendaciones de mejora de los hábitos y del estilo de vida cobran vital importancia tanto para la prevención como para el control de la hipertensión arterial.
La implementación de hábitos saludables inciden de forma favorable en la población tanto para prevenir el riesgo de desarrollar hipertensión como para contribuir a su tratamiento. Así se pone de manifiesto la necesidad de atención a cada factor de riesgo modificable para reducir significativamente la prevalencia de esta enfermedad. Si quieres más información puedes consultar nuestra guía definitiva sobre la hipertensión.
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