Propósitos de año nuevo y la ansiedad que nos pueden generar

¿Sueles abandonar tus objetivos? ¡Propóntelo estratégicamente!

Cuando empieza un nuevo año muchos de nosotros lo imaginamos cómo un periodo de tiempo que se nos concede para vivir esas experiencias que nos ilusionan porque mediante ellas podríamos mejorar en diferentes aspectos de nuestra vida.

Quizás sea un buen momento para pensar en regenerar nuestra salud, adquirir algún conocimiento, mejorar nuestra forma física, adquirir rutinas de autocuidado, cultivar un nuevo hobby, aprender un nuevo idioma, etc. Hasta aquí creo que es una situación bastante conocida por todos. ¿Pero cuántos de nosotros realmente acabamos consiguiendo el objetivo que nos propusimos en los inicios del mes de enero?

Parece que tenemos claro lo que quisiéramos conseguir, aunque poco tiempo después empezamos a notar palos en las ruedas, dificultades tanto de organización cómo emotivas que nos llevan a abandonar lo que pretendíamos. Lo peor es que por el camino, mientras nos esforzábamos, probablemente habremos experimentado estrés y ansiedad, y al abandonar enfado con nosotros mismos o con nuestro entorno, sentimiento de incapacidad, frustración, tristeza, etc. Lo cual repercute en nuestro bienestar y autoestima.

Para evitar lo anteriormente mencionado te aconsejo, antes de pasar a la acción de forma intuitiva e ir ajustándote sobre la marcha, te pares un momento a plantearte tus objetivos y a definirlos en los siguientes términos “Smart”(acrónimo en lengua inglesa).

• Específicos (specific): definir bien lo que queremos conseguir alejándonos de términos demasiados genéricos. Por ejemplo, alejarnos de un “quisiera estar en forma” para plantearnos: “quiero ir al gimnasio 3 veces por semana”.
• Medibles (measurable): además de específico nuestro objetivo debe ser medible en cantidad ya que esto te permite saber si te estás acercando, alejando o ya lo estás consiguiendo. Ello también te permite saber si es realizable en la cantidad pensada o bien si debemos ajustar las pretensiones. Quizás por mi organización ir 3 veces por semana al gimnasio no será factible, aunque 2 sea posible.
• Alcanzable (achievable): objetivos drásticos e inalcanzables es la mejor forma de fracasar. Valora tus recursos, tus capacidades y el contexto. Siguiendo con el ejemplo anterior podemos valorar que 2 veces por semana puedo más fácilmente organizarme con mi pareja con la organización familiar que si debo hacerlo toda una semana.
• Relevante y/o realístico (realistic): algo que dependa de tí y no de otros. Que te motive y que te ilusione o enganche. Ningún cambio se consigue si no te trae dá un beneficio o mejora a tu vida.
• Temporal (time-bound): decidir el plazo de tiempo en el que quisieras ver conseguido tu objetivo y cómo desarrollarlo. Por ejemplo, teniendo en cuenta que no estoy acostumbrado/a la actividad física durante el primer mes iré los martes al gimnasio y el segundo acudiré también los jueves.

Espero que siguiendo estos pasos consigas lo que te propusiste. No obstante, los psicólogos detectamos que no siempre la definición de un objetivo garantiza su consecución.

Obstáculos que nos impiden lograr nuestros propósitos

A menudo nos encontramos con bloqueos de diversa naturaleza que impiden a las personas conseguir llegar a las metas que se fijan. Te los enumero a continuación:

• Bloqueos emocionales: la emoción dominante nos bloquea. La rabia, el dolor, el placer o el miedo obstaculizan el emprendimiento o mantenimiento de la acción.
• Bloqueos relacionales: la persona está inmersa en un sistema que obstaculiza la realización de lo propuesto.
• Bloqueos comunicativos: la comunicación interna o externa que utiliza la persona le impide activarse.
• Bloqueos organizativos: incapacidad de gestionar y organizar la vida y las acciones conectadas a conseguir el objetivo.

En estos casos una buena opción es la de consultar con un psicólogo que nos ayude a desbloquearnos, mediante la adquisición de estrategias que nos lleven a tener una diferente experiencia y con ello nuevos aprendizajes, con la finalidad de conseguir materializar lo esperado. Ganando así en satisfacción personal, bienestar y autoestima ya que cuando medimos nuestra capacidad de superar obstáculos y dificultades somos conscientes de nuestros recursos. Como bien dice el profesor Nardone, referente mundial de la Terapia Breve Estratégica “La autoestima se construye, no se hereda”.

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