El implante dental es un pequeño tornillo fabricado en un material biocompatible, normalmente titanio, el cual tiene la capacidad de osteointegrarse a nuestro hueso maxilar. Esto le permite funcionar como una raíz artificial donde posteriormente podemos fijar o atornillar una prótesis o corona, rehabilitando así función y estética.
Normalmente los implantes dentales tienen tres partes diferenciadas:
El implante dental propiamente dicho, el tornillo que colocamos a nivel de hueso, suele estar fabricado en dos tipos de materiales biocompatibles:
En cuanto a las piezas protésicas, los dientes que van a sustituir a los dientes perdidos, suelen estar fabricados en un conjunto de materiales. Los más usados son el metal combinado con la cerámica o la resina, el zirconio o incluso se pueden realizar en composite.
Antes de colocar un implante dental, necesitamos realizar un estudio diagnóstico previo. En esta fase recogemos una serie de información del paciente (historia médica, alergias, enfermedades, hábitos nocivos como el alcohol, tabaco, etc.), y tomamos unos registros de la boca del paciente (toma de moldes, radiografía panorámica, radiografía 3D).
Con todos estos datos podemos realizar un diagnóstico y un plan de tratamiento específico para cada paciente.
Una vez determinado que necesitamos realizar un tratamiento de implantes dentales, procedemos a realizar la cirugía.
La cirugía de implantes se podría dividir en tres partes diferenciadas:
Esta fase consiste en la preparación adecuada del material y del gabinete dental para la cirugía. Consiste en montar un campo lo más estéril posible para disminuir el riesgo de infección tras el tratamiento.
En esta fase procedemos a colocar el implante en el hueso maxilar del paciente. Una vez anestesiada la zona, realizamos una incisión en la encía que nos permite separarla y exponer así el hueso. Mediante el uso de unas pequeñas fresas, vamos a ir realizando una perforación en la zona que va a ir conformando el lecho de nuestro implante.
Ya preparado el lecho óseo procedemos a colocar el implante, roscándolo suavemente con la ayuda de un transportador específico. Posteriormente, suturamos la encía para favorecer la correcta cicatrización de la zona tratada.
En esta fase explicamos al paciente todos los cuidados y precauciones que ha de tener durante los próximos días. Esto incluye la medicación y las medidas de higiene que es necesario que realice para una correcta curación. También le explicamos los posibles síntomas que puede notar tras la cirugía de implantes y que son totalmente normales (inflamación de la zona, dolor leve, posible aparición de algún hematoma, etc).
Una vez colocado el implante, normalmente necesitamos un periodo de cicatrización de aproximadamente 8-12 semanas. En este periodo se produce la osteointegración de nuestro implante al hueso, quedando totalmente unido a él. Esto nos permite posteriormente conformar una corona o una prótesis que quede unida al implante, rehabilitando así la función y la estética del diente perdido.
Por lo tanto, el tratamiento con implantes dentales es una opción segura y fiable a la hora de reponer una o varias piezas dentales. Es importante que el tratamiento sea realizado por un odontólogo especialista en cirugía oral, periodoncia e implantología o un cirujano maxilofacial, que son los especialistas que han recibido la formación específica para realizar los tratamientos con implantes dentales. Para tener más información sobre la importancia de los implantes dentales puedes consultar nuestra guía.
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