La catarata es la opacificación de la lente natural (cristalino) que tenemos dentro del ojo, que junto a la córnea permite enfocar los rayos de luz en la retina. Existen múltiples causas que ocasionan la pérdida de transparencia de dicha lente: traumáticas, metabólicas, congénitas… pero la más frecuente es la senil.
La catarata senil es un proceso fisiológico de envejecimiento del cristalino por el cual éste se opacifica, endurece disminuyendo la cantidad de luz que entra dentro del globo ocular y al ser menos elástico pierde por lo tanto su capacidad de cambiar su forma y enfocar los objetos a distancias cercanas (acomodación).
El único tratamiento actualmente eficaz para las cataratas es la cirugía. Es el procedimiento quirúrgico más realizado en el mundo por lo que se posee una amplia experiencia, el índice de complicaciones es afortunadamente bajo aunque como toda intervención quirúrgica no está exenta de complicaciones.
En la mayoría de las ocasiones se realiza bajo anestesia local con gotas, frecuentemente bajo sedación. Previamente serán dilatadas las pupilas farmacológicamente para facilitar las maniobras quirúrgicas. En casos muy concretos dependiendo de la edad y características del paciente y/o de la catarata puede ser necesaria otro tipo de anestesia: local con inyección retrobulbar/subtenoniana o anestesia general.
No suele requerir por norma general estudio sistémico preoperatorio ni la retirada de fármacos antiagregantes ni anticoagulantes dado que las incisiones se realizan a través de la córnea o capa externa del ojo que no posee vasos sanguíneos. Posteriormente, la catarata es dividida dentro del ojo para poder ser aspirada por incisiones corneales milimétricas, y ser sustituida por una lente intraocular, lo que permite una recuperación precoz y una incidencia de complicaciones baja dado que la apertura del globo ocular es mínima.
El procedimiento quirúrgico suele ser ambulante, sin ingreso hospitalario. En la mayoría de los casos en los que la anestesia empleada ha sido con gotas (tópica) no es necesario ocluir el ojo, siendo recomendable un protector ocular para evitar que el propio paciente se toque el ojo inadvertidamente durante el postoperatorio inmediato. El tratamiento postoperatorio por lo general es con gotas, aunque ocasionalmente puede ser necesario la toma de alguna medicación por vía oral, y se deberá acudir a las revisiones oftalmológicas que tu médico oftalmólogo indique. Aunque en días ya se suelen alcanzar agudezas visuales aceptables, la estabilidad refractiva suele acontecer hacia la cuarta semana tras la cirugía.
En el caso en el que se indique intervenir ambos ojos, aunque puede realizarse la intervención de ambos ojos el mismo día, se suele recomendar esperar días o alguna semana entre uno y otro, con el fin de disminuir el riesgo de infección en ambos ojos y sobre todo para, conociendo el resultado refractivo (graduación de un ojo tras la cirugía) del primer ojo, optimizar la refracción postoperatoria en el segundo ojo. Dependiendo de las características del paciente o de la lente a implantar se decidirá el tiempo óptimo de intervalo entre la primera y segunda intervención quirúrgica.
No, las cataratas una vez extraídas no pueden volver a producirse. Lo que puede acontecer es que la cápsula posterior del cristalino que es una capa que se mantiene en condiciones normales tras la cirugía y donde habitualmente se apoya la lente intraocular pierda al cabo de los años la transparencia. Puede ser solucionado aplicando un tipo de láser (láser Yag) sobre la misma de forma indolora, ambulante y con una baja incidencia de complicaciones
El cristalino opacificado es sustituido por una lente intraocular artificial. Existen diferentes tipos de estas lentes: las que corrigen la visión sólo de lejos (monofocales), también el astigmatismo (tóricas), media distancia y diferentes rangos de visión próxima o de cerca (de foco extendido, Edof, multifocales…), debiéndose seleccionar cuidadosamente y personalizar la más óptima para cada paciente en función de su actividad diaria y características oculares o patología oftálmica concomitante. Para escoger la lente más adecuada para cada caso se deberá entablar un diálogo entre médico y paciente exponiendo los pros y contras de cada lente intraocular.
Las lentes de contacto deberán ser retiradas un tiempo antes del cálculo de la lente a implantar (biometría), dado que éstas pueden modificar la curvatura de la córnea y producir errores en dicho cálculo. El médico oftalmólogo te indicará cuándo, dependiendo del tipo de lente de contacto que utilices.
Por lo general el tratamiento habitual no suele ser preciso suspenderlo, pero el médico oftalmólogo debe conocer toda tu medicación porque ciertos fármacos hay que tenerlos en cuenta a la hora de planificar el procedimiento quirúrgico. (ej: ciertos antihipertensivos arteriales, medicación para la próstata…).
SÍ. No se debe olvidar que es una cirugía mayor aunque sea ambulatoria. El procedimiento quirúrgico no es largo habitualmente pero no está exento de complicaciones. El médico te explicará los riesgos y te proporcionará un consentimiento informado que deberás leer, preguntar todas las posibles dudas que tengas así como si existen en tu caso situaciones especiales y finalmente firmar. Afortunadamente la incidencia de complicaciones es baja pero no nula, dada la amplia experiencia que se tiene en dicha intervención, ya que es la cirugía más realizada en el mundo actualmente.
En resumen, la cirugía de la catarata es un procedimiento habitual y con amplia experiencia por lo que el índice de complicaciones es bajo pero desgraciadamente pueden acontecer. Dichas complicaciones deben de ser abordadas precozmente para obtener el mejor resultado funcional final, por lo que ante la menor duda deberás consultar a tu médico oftalmólogo.
El profesional sanitario te proporcionará tras un estudio oftalmológico completo, la información sobre qué tipo de lente intraocular a implantar así como las características personales que puedan modificar el procedimiento o aumentar el riesgo de complicaciones.
Sigue las recomendaciones del médico oftalmólogo y acude a la intervención sin miedo pero con respeto, dado que se trata de una cirugía mayor aunque no requiera habitualmente ingreso hospitalario.
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