El estudio ALADINO en el año 2019 indicó que las cifras de obesidad infantil se elevaban al 17,3% y que el 23,3% de los niños de entre 6 y 9 años presentaban sobrepeso. Esto afecta, por tanto, a más del 40% de los niños españoles.
A pesar de que la tendencia desde el 2011 es descendente, lo cierto es que los datos muestran que ya desde 2015 la caída en los porcentajes parece haberse estabilizado, lo que indica que existe una alta probabilidad de que se den la vuelta, volviendo a una situación de incremento en la incidencia de sobrepeso y obesidad infantil.
Se trata de un aumento de la adiposidad corporal del niño, diagnosticado en base a su peso, talla, IMC y comparando con las curvas de percentiles y Z-score proporcionadas por la OMS 2006-2007.
La importancia de la obesidad infantil radica en que tiene asociada una mayor probabilidad de obesidad (80%), cáncer y discapacidad y muerte prematura en la edad adulta.
Utilizando las tablas, podemos determinar si un niño se encuentra dentro de los valores adecuados a su sexo y edad.
Dentro de esto, se considera muy importante determinar el índice cintura/talla y el perímetro de cintura ya que se considera más peligrosa la obesidad central. Además, se acompaña de la realización de cuestionarios de calidad de alimentación, actividad física y calidad del sueño de los niños.
En casos más avanzados, el niño puede presentar alteraciones en:
Las causas son muy variadas:
Para prevenir la obesidad infantil debemos investigar las causas de la misma. Es necesario intervenir en todas aquellas que se detecten y que puedan estar causando la obesidad en el niño.
Esto le corresponde a la sociedad en su conjunto. Se puede participar en proyectos de educación nutricional, explicar en las escuelas qué es la nutrición y cómo se debe comer. En el caso de familias desestructuradas, ofrecer ayuda, becas de comida… hay muchas maneras de actuar a este nivel.
Son las otras dos patas de la salud y la buena composición corporal. Nos debemos asegurar de que los niños sean activos y duerman lo que necesitan. Esto incluye las épocas en las que se suele alterar el sueño como es el verano. Los niños necesitan dormir y no tiene sentido que estén por ahí a las tantas de la noche. Si se acuestan tarde se levantarán tarde y eso hará que sus horarios a lo largo del día estén alterados: comerán tarde o no desayunarán, sus biorritmos tendrán cambios que luego serán difíciles de revertir cuando tengan que incorporarse al colegio en septiembre.
El niño es el proyecto del adulto que será en el mañana. Como padres, somos responsables del bienestar del niño y de su salud, por lo que si tenemos un niño con obesidad/sobrepeso es importante resolverlo cuanto antes.
Si queremos que nuestros hijos sean adultos saludables y evitarles enfermedades serias cuando sean mayores, debemos asegurarnos de que en la infancia estén bien cuidados. Su alimentación, el sueño y el ejercicio son las tres patas en las que se basará la salud del adulto del futuro.
Por último, si queremos tener niños sanos, la casa es el primer lugar donde se tienen que poner en marcha los buenos hábitos y eso significa que todos debemos cuidar nuestra alimentación, hacer ejercicio y dormir las horas necesarias. Esto hará que al niño no le resulte tan difícil hacerlo también. Puedes hablar con un nutricionista si tienes alguna duda.
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